Reproducimos el testimonio de una joven trabajadora, cuya profesión es Química Bacterióloga Parasitóloga. Ella nos comenta los riesgos a los que son sometidos a diario las y los trabajadores de su sector, así como la precarización laboral.
Miércoles 31 de agosto de 2016
Las nuevas generaciones de profesionistas estamos sufriendo las consecuencias del paquete de reformas que se está implementando en el país.
Soy Químico Bacteriólogo Parasitólogo (QBP) y trabajo en un hospital de tercer nivel que atiende a pacientes con cáncer, pero no fui contratada por dicha institución.
Resulta que en el 2012 el servicio de farmacia fue cedido a una empresa privada; posteriormente en el 2015 inició el proyecto para que el sector privado entrara también a la central de mezclas del hospital. Comenzaron con tres trabajadores y al ver que funcionaba lanzaron una licitación para ver quién ganaba la entrada a la central de mezclas y ganó la empresa que ya controlaba la farmacia.
Es complicado entender cómo fue que ganó la licitación una empresa que no se dedica a producir medicamentos y, por lo tanto, no tiene personal capacitado para trabajar en el hospital. Sin embargo, la ganó.
Fue entonces cuando dicha empresa comenzó a actuar como outsourcing ya que los principales filtros para la contratación los pone el personal del hospital, así como las funciones a desarrollar, horarios, días de vacaciones y permisos. A diferencia de la farmacia, dentro de la central de mezclas aún hay mucho personal del hospital, lo cual marca una gran diferencia entre los derechos de los trabajadores contratados por el sector privado y los del hospital -peor aún si son sindicalizados.
Por ejemplo, si perteneces a la empresa privada sólo cuentas con un día de descanso que puede ser entre semana; los permisos son limitados y debes pedirlo 15 días antes de que comience el mes en donde está el día solicitado y si es otorgado deberás cumplir una doble jornada de trabajo cuando el personal del hospital lo requiera. No hay días festivos, al contrario, esos días es probable que se trabaje doble jornada para cubrir a los compañeros sindicalizados. La notificación del cambio de turno se hace sólo unos días antes de que ocurra y no hay opción de rechazarlo. No se tiene servicio de comedor. Sólo te dan una semana de vacaciones por año y es un problema solicitarlas porque el personal es insuficiente y es más sencillo explotar a un trabajador del sector privado que a los trabajadores del hospital, ya que no cuentan con un sindicato que defienda sus derechos.
Los trabajadores que están por contrato “temporal” en el hospital viven una situación similar a los del sector privado en lo que se refiere a las suplencias. Pueden pasar 19 horas trabajando, con 8 horas posteriores libres en las cuales tienen que comer y transportarse para después regresar a trabajar.
En general todos, sin importar el origen de la contratación, además de las situaciones antes mencionadas, trabajamos en condiciones de inseguridad, ya que los medicamentos que preparamos en su mayoría son citotóxicos y no contamos con el equipo de protección personal adecuado. La empresa privada proporcionó mascarillas a sus trabajadores pero no son óptimas para trabajar con medicamentos oncológicos, además de que los filtros deben cambiarse cada 5 días, y ellos sólo nos proporcionan un par, así que es como si no tuviéramos nada.
Por otra parte, el traje de protección se cambia cada semana cuando debería cambiarse diario, las campanas de seguridad biológica donde se hacen las mezclas nunca filtran al 100%, no tienen mantenimiento preventivo y una vez que se descomponen puede pasar más de un mes sin que se repare y se siguen usando lo cual aumenta el nivel de la exposición de los trabajadores a estos fármacos.
A pesar de ser un hospital de tercer nivel, no se cuenta con ningún procedimiento normalizado de operación, por ende, no hay un protocolo de seguridad y nadie sabe qué se debe de hacer cuando ocurre un accidente y tampoco se cuenta con ningún kit de seguridad para usar en caso de contacto directo o derrame de productos citotóxicos.
Todas estas condiciones aumentan exponencialmente el riesgo de tener complicaciones de salud en un futuro, ya que a pesar de ser fármacos que “ayudan” a combatir el cáncer la alta exposición también es cancerígena, y hay casos documentados de trabajadores de la salud que desarrollaron diferentes tipos de cáncer teniendo como único factor de riesgo la preparación de fármacos citotóxicos.