En una clasificación ajustada, Braian Toledo superó su mejor marca del año y se coló en la definición de la competencia.
Jueves 18 de agosto de 2016 13:30
El atletismo argentino vuelve a tener presencia en dos finales de los Juegos Olímpicos, algo que no sucedía desde Helsinki 1952. El miércoles por la noche en el Estadio Olímpico, Braian Toledo logró una distancia de 81,96 metros y está entre los mejores doce atletas de la prueba de de jabalina. Al igual que Germán Chiaraviglio, que participó de la final de salto con garrocha el lunes pasado, Toledo dirá por primera vez presente en una definición olímpica. El próximo sábado, desde las 20.55, el oriundo de Marcos Paz vivirá un momento único.
Fueron unas preliminares con mucho nerviosismo. Si bien la marca que consiguió en su segundo intento lo ubicó en la quinta posición del Grupo A; Toledo debió esperar más de una hora para saber su posición definitiva en la tabla general. Delante de él sólo quedaron los lanzadores que lograron la marca clasificatoria, fijada en 83 metros: el alemán Julian Weber (84.46), el checo Jakub Vadlejch (83.27), el ucraniano Dmytro Kosynskyy (83.23), y Thomas Rholer (83.01), otro alemán. Todos ellos se metieron directo en la definición, pero para el argentino nada estaba resuelto aún.
Las malas noticias llegaron rápidamente, con los primeros lanzamientos del Grupo B. Cada competidor que registraba marcas más allá de los 83 metros, dejaba más abajo a Toledo. Ya superado por el triniteño Keshorn Walcott (88.68), el alemán Johaness Vetter (85.96), el japonés Ryhoei Arai (84.16), y el keniata Julius Yego (83.55); el argentino se mantenía entre los mejores doce. Pero el anteúltimo lanzamiento de la noche, en manos del checo Petr Frydrych (83.60), lo dejó al borde de la eliminación.
Desde el control antidoping, Braian Toledo, con su mejor registro de la temporada y habiendo entregado todo en cada lanzamiento, seguía los resultados por Internet y lamentaba la fortuna de sus rivales. El intento final del ghanés John Ampomah se quedó corto. Al fin, el desahogo. Toledo, que pasó sus últimos meses entrenando y compitiendo en Finlandia, obtuvo la fuerza necesaria en su brazo derecho para estar entre los mejores del mundo. El próximo sábado, en el Estadio Olímpico, el joven dueño del récord nacional de la disciplina tendrá la chance de seguir agrandando sus marcas, y porque no, de ganar un diploma olímpico y soñar un podio.