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Red Internacional
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Tribuna Abierta. Río Cuarto en primera persona: palabras de un trabajador precarizado en cuarentena

Quienes estamos precarizados debemos entender que tenemos que organizarnos entre nosotros, y desde ahí poder mostrar un ejemplo al resto de las y los trabajadores, para aliarnos también con ellas y ellos. En este sentido, mi idea es un pequeño aporte, colaborar para que los laburantes puedan tener condiciones mínimas de seguridad e higiene, poniendo a disposición mi maquinaria para la confección de ambos y barbijos.

Martes 21 de abril de 2020 14:47

Mi nombre es Leonel, tengo 30 años y laburo desde los 15. Pasé por todo tipo de trabajos, en negro y en blanco, rebuscando para ganar un mango. Cansado de enriquecer a los patrones, de tener que rendirles al 100% y solo recibir malos tratos, a fines del 2019 decidí empezar a trabajar independientemente en el rubro de la tapicería. Tenía la posibilidad que otros no tienen porque el oficio viene heredado y aprendido a través de mi familia, soy cuarta generación que viene trabajando en esto.

Como se me hacía imposible poder alquilar un local, decidí hablar con mi abuela y activar el taller de mi abuelo, fallecido hace ya nueve años, para que me brinde ese espacio para trabajar. Como todo, al principio cuesta el doble. Y hoy con la situación de la cuarentena total, me encuentro frenado laboralmente hace más de 36 días, lo que significa que, si no trabajo, no tengo ingresos.

Hoy alquilo en un barrio periférico de la ciudad, muy lejos del taller. Me resulta imposible ir a buscar algunas máquinas y elementos para trabajar en mi casa, porque como estoy en negro, tampoco pude conseguir el permiso para circular y cruzar los puentes.

En el barrio donde vivo, la gente no se hace tanto problemas por el Covid, sino por todas las otras necesidades, como los servicios básicos o el desmalezado, habiendo más probabilidades de contagio por dengue que por Covid.

No se cómo voy a pagar el alquiler, pero el mayor problema hoy en día es la comida y los recursos que se van acabando, sin tener la posibilidad de volver a reponer por no tener dinero. Así como yo, hay miles de personas en esta situación o peor aún. Familias enteras que no saben qué van a comer, debatiéndose entre sí desayunar y merendar, o sí almorzar o cenar. Hasta me atrevo a decir, que hay gente que ni eso puede decidir. Y si no alcanza para comer, menos para obtener las medidas de higiene requeridas para combatir esta pandemia, ya sea la compra de un barbijo, guantes, alcohol en gel, lavandina y otros insumos necesarios.

Con un bono que se hace desear y esperar, y el ANSES poniendo mil trabas para que las personas desistan, más difícil se nos hace a quienes no tenemos Wi-Fi ni plata para ponerle datos al celular, siendo que para obtener el IFE es necesario ingresar a internet para realizar el trámite.

A su vez, hay controles policiales a la salida de los barrios, lo que nos limita la circulación ya sea para conseguir un alimento más barato o buscar comida que algún amigo o amiga nos brinde. Y cuando salís te sentís como un fugitivo, corriendo el riesgo que te quiten tu movilidad por no poder pagar el seguro, y con suerte, que te quede algo de nafta para hacer esos viajes de emergencia. Peor la gente que ni si quiera tiene movilidad.

Sobre las medidas del gobierno pienso que no hay un plan concreto para enfrentar el Covid-19, más que una cuarentena total. Porque esto que es una pandemia sanitaria, se convierte en una situación económica y social que nos deja a más de uno en la lona. Y las medidas que toma el gobierno es para algunos, los demás tenemos que resignarnos a ser ese "10 % más de pobres", que a Alberto no le preocupa si se dan como consecuencia de la crisis sanitaria.

Están funcionando actividades que no son de primera necesidad. Mostrando que los empresarios intentan seguir aumentando sus ganancias. Y el tema no es con los laburantes, sino con estas patronales que exponen a los y las trabajadoras al riesgo de contagiarse mientras algunos no podemos salir a laburar. Los beneficios terminan siendo para un sector, los empresarios, y amplias franjas de los trabajadores nos dejan a la deriva con medidas mínimas que no alcanzan.
Viendo que el gobierno no puede bancar si quiera a los laburantes de la salud, a los que les faltan insumos, menos puede al resto de los laburantes de otros rubros, ni hablar de quienes están en negro. Yo aguanté lo más que pude con algunas reservas que tenía. La municipalidad entregó un bono por única vez de mil pesos, que lo solicité. Mil pesos la verdad que una miseria, con eso pude tirar, pero menos de una semana.

Y fue fundamental sobre todo la ayuda de la familia y amigos. Por eso creo que la iniciativa de producir barbijos es también una manera de ayudarnos mutuamente entre los laburantes. A quienes mantienen en pie esto y tienen que salir a laburar todos los días, sin las medidas de higienes y seguridad mínimas. Porque los gobiernos no se hacen cargo, te tiran un bono de mil pesos por única vez, y arréglate. O el IFE, que también es por única vez, en una cuarentena que no se sabe hasta cuánto va durar. Y que con eso tenés que pagar alquiler, servicios y comida, ni hablar de una familia.

En este sentido, mi idea es un pequeño aporte que sería colaborar para que los laburantes puedan tener condiciones mínimas de seguridad e higiene, poniendo a disposición mi maquinaria para la confección de ambos y barbijos.

Por eso creo que la salida está en nuestras propias manos. Lo ideal sería que los trabajadores informales o quienes quieran colaborar, nos podamos organizar para poder enfrentar esta pandemia. Que quienes estamos precarizados entendamos que tenemos que organizarnos entre nosotros, y desde ahí poder mostrar un ejemplo al resto de las y los trabajadores, para aliarnos también con ellas y ellos.

Pero además de estas medidas, sería importante discutir entre todos los precarizados cómo hacemos para que esta crisis no la paguemos nosotros, los laburantes.