La lucha de las y los enfermeros autoconvocados del Hospital Regional de Río Gallegos, desnudó el entramado de complicidad entre las conducciones gremiales, los medios de prensa oficialistas y el ajuste del gobierno provincial de Alicia Kirchner. Quienes estuvieron y siguen estando en la primera línea, denunciaron permanentemente la desinversión de la salud pública, la precarieadad laboral y los bajos salarios. Fueron meses de una lucha que puede anunciar próximos conflictos, porque aún no terminó.
Domingo 30 de mayo de 2021 00:01
El pasado 24 de mayo hubo un punto de inflexión con el desalojo y detención de tres trabajadores de la salud del Hospital Regional de Río Gallegos, junto a tres personas más que se encontraban en el acampe. Uno de los enfermeros detenidos Manuel Piris, estaba en huelga de hambre desde hacía tres semanas. Sus compañeras Karina Ramos y Sidalia Mansilla denunciaron que el trato que tuvieron por parte de los efectivos policiales durante su detención fue repudiable.
La orden de desalojo fue emitida por el juez federal Claudio Vázquez (muy allegado al kirchnerismo), bajo la excusa de violar la restricción del DNU. Rápidamente se montó un operativo que se cumplió a rajatabla. Un camión de Vialidad Provincial y algunos miembros de dicho sector se encargaron de levantar todas las pertenencias de los enfermeros y desmantelar el acampe que ya llevaba más de un mes frente a la Casa de Gobierno. Estuvieron más de tres horas detenidos en la Comisaría Primera. Una vez que fueron liberados, se les prohibió volver a acampar, pero la indignación no se hizo esperar y hubo un importante cacerolazo en respaldo a la lucha de enfermería. Alrededor de 400 personas se manifestaron frente a la Casa de Gobierno, repudiando el desalojo de las y los trabajadores de la salud pública. Fue un costo político para el gobierno de Alicia Kirchner, que aún tendremos que ver hasta que punto quedó afectado.
El acampe permaneció más de un mes frente a la Casa de Gobierno de Santa Cruz. Esperaban tener una reunión con Alicia Kirchner, pero nunca se dignó a recibirlos. Mientras permanecieron allí, se fueron sumando estudiantes con sus reclamos, mujeres desocupadas, vecinos de los barrios periféricos sin servicios básicos, jubilados en lucha y partidos de izquierda como el MST, PO, IS, el NMAS y el PTS.
Las conducciones de ATE, UPCN, ATSA y APROSA siempre desconocieron a las y los autoconvocados de enfermería, creando falsas acusaciones para desprestigiar la lucha que agrupaba a una gran parte del sector de enfermería. Pero nunca realizaron asambleas para consultar, ni tomar las denuncias de las persecuciones, precarización laboral, las horas adeudadas de las guardias trabajadas y el intento de modificar el convenio colectivo de trabajo. Según las y los trabajadores autoconvocados, en las paritarias hubo negociaciones inconsultas con los afiliados. ATE es el principal gremio que representa a enfermería, desconoce la lucha a nivel nacional, como ocurrió en Neuquén, llevando a un conflicto que rompió el miserable aumento que habían pactado con el gobierno provincial del Movimiento Popular Neuquino. Las enormes movilizaciones, los cortes de ruta en puntos estratégicos como Vaca Muerta y el apoyo de otros sectores de trabajadores ceramistas, docentes, municipales, estatales, estudiante y la comunidad lograron el triunfo de la lucha de las y los trabajadores de la salud neuquina.
Los medios de prensa oficialistas de Santa Cruz, como La Opinión Austral y Tiempo Sur, publicaron notas que intentaron justificar el desalojo, detención y persecución que sufren constantemente el referente autoconvocados Manuel Piris y sus compañeros y compañeras enfermeras. Las notas estaban cargadas de falsas acusaciones que nada tienen que envidiarle al “periodismo de guerra” que hizo Clarín, Infobae y La Nación contra el kirchnerismo. Fue una seguidilla de informes plagados de fake news, para restarles apoyo a las y los enfermeros del Hospital Regional de Río Gallegos, pero no tuvieron mucha llegada en la comunidad que acompaña el reclamo.
Por otro lado, el Ministro de Trabajo Teodoro Camino, tuvo que reunirse con las y los enfermeros autoconvocados a partir del miércoles 26 de mayo. Allí hubo desfilaron varios trabajadores que aportaron datos de los malos tratos laborales que padecen en sus sectores de trabajos por parte de sus jefes. El ministro se comprometió a resolver la problemática, pero se negó a firmar un acta acuerdo con los autoconvocados. Mientras tanto un enfermero fue suspendido, por negarse a trabajar 18 guardias, cuando están estipuladas no más de 15 guardias mensuales. Hay que mencionar a las enfermeras que están bajo la modalidad de contratos COVID o ministeriales (precarización laboral).
Actualmente las y los trabajadores autoconvocados decidieron no instalar un nuevo acampe, reorganizarse para seguir la lucha y levantar la huelga de hambre Manuel Piris, ya que hubo un pequeño avance de diálogo con el gobierno provincial. Pero lo cierto es que Alicia Kirchner busca descomprimir el conflicto, para que no siga creciendo el descontento que generó su indiferencia hacia quienes están en la primera línea. Queda por resolver si se levantará los sumarios a cuatro enfermeras que denunciaban malos tratos, la reinstalación de un enfermero de terapia intensiva y el pago de las guardias trabajadas.
El gobierno provincial de Alicia Kirchner, el Ministro de Salud Claudio García y las autoridades del Hospital Regional, siempre trataron de ocultar los reclamos que comenzaron casi desde el inicio de la pandemia. Además hay una desinversión en el área de la salud pública que lleva varias décadas. Eso fue notable con varios colapsos que sufrió el Hospital Regional, que básicamente no fue mucho peor gracias a la tenacidad que tuvieron las y los trabajadores de la salud pública. Lo que siempre faltó es una estrategia de prevención acorde a la emergencia que desató la pandemia y sólo se limitó a culpar a la comunidad por la enorme cantidad de contagios y fallecimientos que hubo hasta la actualidad.
A mediados de febrero se supo el caso de los vacunatorios vip, con las primeras denuncias iniciadas en Santa Cruz. Varios funcionarios del gobierno provincial e intendentes como el de Piedra Buena se habían vacunado, cuando aún no estaban vacunados los propios trabajadores de la salud. Alicia Kirchner ocultó todo el escándalo que surgió con un manto de impunidad. Pero a las y los enfermeros fueron perseguidos implacablemente.
La lucha de las y los enfermeros fue casi aislada, si no fuera por el apoyo de la comunidad, los partidos de izquierda, unos pocos gremios como la CTA Autónoma, ADOSAC y no mucho más. Pero ante la próxima etapa que viene, se deberá replantear una estrategia que pueda hacer frente a una lucha constante contra los ataques del gobierno provincial.
En primer lugar habría que buscar una unificación de todos los sectores que acompañaron a las y los enfermeros, buscando un apoyo activo. Quizás el mejor ejemplo sea la lucha que hubo en Neuquén.
Para impedir el desgaste, el blindaje mediático, las traiciones de los gremios y la indiferencia del gobierno provincial, es necesario no luchar aisladamente. Es salir a llamar a todos los sectores que pasaron por el acampe a discutir un plan de lucha de conjunto, llamando al resto de los gremios como Judiciales, SOEM, ADIUNPA, Viales, junto a centros de estudiantes, la Mesa de Mujeres Independientes, los organismos de derechos humanos y los partidos de izquierda. Algo similar a la gran lucha que hubo en el año 2007, que arrancó grandes conquistas para la docencia. Creando un espacio en el que cada sector que participe aporte su experiencia de lucha y de esa manera las y los enfermeros puedan obtener todos sus reclamos, como también el resto de los sectores que sufren la enorme crisis económica en la que estamos sumergidos y estos gobiernos provincial y nacional siguen favoreciendo a las grandes empresas multinacionales mineras y petroleras, con ínfimas regalías.