A 67 años de su nacimiento, recordamos al novelista y poeta chileno, que llamo a volarle la tapa de los sesos a la “cultura oficial” en los años setenta y que fue parte de esa grandiosa juventud que peleo por la revolución.
Martes 28 de abril de 2020 22:13
Nacido en Santiago de Chile, el 28 de abril de 1953, en el seno de una familia de
trabajadores. León Bolaño, su padre, era camionero y boxeador, y su madre,
María Victoria Ávalos Flores, era profesora de matemáticas. Vivían en Viña del
Mar, provincia de Valparaíso, en el oeste de Chile. En 1968 emigran, por causas
laborales, a la ciudad de México DF.
El 2 de Octubre de ese año ocurre “La masacre de Tlatelolco”, que impacta profundamente a Roberto Bolaño. Años más tarde escribe Amuleto (1999), una novela que hace referencia a estos hechos.
También es el año donde el Mayo Francés abre un auge revolucionario en el
mundo, y que se cierra de forma trágica y sangrienta en 1976 con las diferentes
dictaduras en Latinoamérica. Las ideas de la revolución flotan en campo virgen
para una generación de jóvenes obrer@s y estudiantes que lo cuestionaban todo.
Roberto Bolaño se reivindica parte de ella. Más adelante veremos por que.
Lectura y acción
A los dieciséis años abandona los estudios secundarios para dedicar todo su
tiempo a leer y escribir. “Dije que era escritor y que iba a hacer una vida de
escritor y que el plan de estudio me lo ponía yo mismo. No solo una serie de libros
y bibliotecas sino también un modo de vida” (1).
Todo su arsenal teórico lo encuentra a través de la investigación, de forma
autodidacta, como un verdadero detective salvaje. “Si por autodidacto entendemos
a alguien que nunca ha pasado por la facultad de filosofía y letras, en cierta
manera sí. Pero yo creo que la formación de todo escritor hay una universidad
desconocida que guía sus pasos, la cual, evidentemente, no tiene sede fija, es una
universidad móvil, pero común para todos”.(2)
Lleva una vida de poeta, llena de aventuras, pero por sobre todo lee, lee y sueña.
“Leí muchísima poesía y siempre he admirado las vidas de los poetas. Esas vidas
tan desmesuradas, tan arriesgadas y apresuradas.” (3) Sigue con entusiasmo el
proceso revolucionario que se abre en la región. Esta al tanto de lo que ocurre en
Chile, donde no solo gobierna Salvador Allende, sino que los trabajadores ante el
lock out empresarial, más conocido como el “paro de los patrones” en octubre de
1972, lanzan la puesta en marcha de los famosos Cordones Industriales Chilenos.
No solo hacen funcionar las fabricas bajo gestión obrera, sino que también
distribuyen lo producido en los barrios. La derecha amenaza con un golpe militar.
Si “Hay momentos para recitar poesía”, también “hay momentos para boxear”(4).
En 1973, cinco años después de haber emigrado, vuelve a Chile recorriendo
Latinoamerica. Quiere ser parte de la resistencia a la derecha. Es tarde. El golpe
militar se consuma. Roberto Bolaño es detenido y logra escapar de las fauces del
pinochetismo porque uno de los policías que lo encarceló había sido su
compañero en la escuela. No le queda otra que emprender la vuelta a México. En
el Camino conoce a los militantes del Frente Farabundo Martí y al poeta y militante
revolucionario Roque Dalton en El Salvador. En “Carnet de baile”, publicado en el
libro de cuentos “Putas asesinas” (2001), Bolaño narra en un fragmento parte de
este episodio. Lo hace también en “Los detectives”, de su libro de cuentos
“Llamadas telefónicas”(2003). En México funda junto a Bruno Montané, Mario
Santiago y otros poetas de la ciudad, el movimiento literario llamado Movimiento
Infrarrealista. No solo ponen en duda la cultura oficial, sino que llaman a volarle la
tapa de los sesos. Son marginales y están orgullosos de serlo. “Su valor principal
era estar fuera de todo marco social. Se reunían en la Casa del Lago (Ciudad de
México, DF), en los cafés del centro de la ciudad y en el café La Habana, desde
allí recorrían las librerías de la ciudad y las galerías de arte del DF”.(5) En 1977,
dejó México y partió a Europa donde se gano la vida trabajando en múltiples
oficios. La etapa que arranca ya establecido en España en 1978, será de mucho
esfuerzo y dificultades económicas, pero también el tiempo en que se afianzara
como escritor.
Una carta de amor a su generación
Es conocido, incluso confesado por Bolaño, que el escritor argentino Jorge Luis
Borges, era una referencia para él, sin desconocer la influencia del poeta chileno
Nicanor Parra en su juventud. Borges se reivindica parte de “un linaje doble”, que
por un lado tiene a sus “antepasados familiares, “los mayores”, los fundadores, los
guerreros, el linaje de sangre” que viene de su madre, y que por el otro esta el de
su padre que para él representa “la investigación de los antepasados literarios, los
precursores, los modelos, el reconocimiento de los nombres que organizan el
linaje literario (…) marcas visibles de una interpretación ideológica que el mismo
Borges se da para definir a la vez su lugar en la sociedad y su relación con la literatura”.(6) Bolaño también se considera parte de un linaje, pero contrapuesto al
de Borges. Para él, el linaje de sangre era el de los vencidos, el de toda esa
generación olvidada de latin@s que todo lo entregaron y no pidieron nada a
cambio, su propia generación que en un momento peleo por la revolución. Eso
quedo expresado en el discurso que dio en Caracas, Venezuela, en 1999 al recibir
el Premio Rómulo Gallegos, por su gran novela “Los detectives salvajes”. Con
cierta carga de nostalgia, y porque no de escepticismo, haciendo referencia a la
figura de Cervantes, que en su clásica novela el Quijote, “discute sobre los méritos
de la milicia y de la poesía”, Roberto Bolaño dice a modo de homenaje, “en gran
medida todo lo que he escrito es una carta de amor o de despedida a mi propia
generación, los que nacimos en la década del cincuenta y los que escogimos en
un momento dado el ejercicio de la milicia, en este caso sería más correcto decir
la militancia, y entregamos lo poco que teníamos, lo mucho que teníamos, que era
nuestra juventud, a una causa que creímos la más generosa de las causas del
mundo y que en cierta forma lo era”. En ella hace una critica a las direcciones
políticas stalinistas, así como también a poetas como Pablo Neruda que era
miembro del PC chileno, y entre líneas deja escapar sus simpatías con el
trotskismo, en su juventud. “Luchamos a brazo partido, pero tuvimos jefes
corruptos, líderes cobardes, un aparato de propaganda que era peor que una
leprosería, luchamos por partidos que de haber vencido nos habrían enviado de
inmediato a un campo de trabajos forzados, luchamos y pusimos toda nuestra
generosidad en un ideal que hacía más de cincuenta años que estaba muerto, y
algunos lo sabíamos, y cómo no lo íbamos a saber si habíamos leído a Trotski o
éramos trotskistas, pero igual lo hicimos, porque fuimos estúpidos y generosos,
como son los jóvenes, que todo lo entregan y no piden nada a cambio, y ahora de
esos jóvenes ya no queda nada, los que no murieron en Bolivia murieron en
Argentina o en Perú, y los que sobrevivieron se fueron a morir a Chile o a México,
y a los que no mataron allí los mataron después en Nicaragua, en Colombia, en El
Salvador. Toda Latinoamérica está sembrada con los huesos de estos jóvenes
olvidados”, marca indeleble que lo acompañara hasta los últimos días de su vida.
En su gran novela “Los detectives salvajes”, Bolaño, no solo rinde homenaje al
movimiento que creo, y que se llamo los infrarrealistas, un grupo de poetas
salvajes, que desbarataba conciertos de poesía y tuvo por principal enemigo al
poeta mexicano Octavio Paz, por considerarlo parte de la cultura oficial, y que en
la novela llevan por nombre real visceralistas, sino que también es un canto a toda
esa generación, que el evoca con melancólica nostalgia y que nos invita a amar.
“El nombre del grupo de alguna manera es una broma y de alguna manera es algo
completamente en serio. Creo que hace muchos años hubo un grupo vanguardista
mexicano llamado los real visceralistas, pero no sé si fueron escritores o pintores o
periodistas o revolucionarios (…) los actuales real visceralistas caminaban hacia
atrás. ¿Cómo hacia atrás?, pregunté.
—De espaldas, mirando un punto pero alejándonos de él, en línea recta hacia lo
desconocido.” (7)
Notas
(1) 15 años sin Roberto Bolaño Cap. 1. Youtube.
(2) Berger, Beatriz. “Del juego al humor negro”, El Mercurio, 28 de febrero de 1998.
(3) La belleza de pensar. “Entrevista a Roberto Bolaño”.
(4) Roberto Bolaño. “Los detectives salvajes”.
(5) German B. Cerdá. “El legado de Roberto Bolaño”.
(6) Ricardo Piglia. “Ideología y ficción en Borges”.
(7) Ídem 4.