Hace 2 años Rolando Rolando Astarita publicó una reflexión crítica sobre la Teoría de Revolución Permanente (TRP) que tomamos acá. Astarita es relativamente conocido en la intelectualidad chilena, y dentro de sectores activistas lo usan de vez en vez para debatir contra el trotskismo. En su artículo “La Teoria de la Revolucion Permanente de Trotsky” Astarita desarrolla audaces afirmaciones y revive viejos debates sobre la permanente. En un esfuerzo por buscar develar la utilidad y actualidad de la TRP, tomamos el artículo de Astarita críticamente.
Astarita tiene larga data debatiendo contra el Trotskismo, destaca su crítica al Programa de Transiciòn para cuyo abordaje crìtico recomendamos los trabajos de Maiello ( https://www.laizquierdadiario.com/Sobre-el-Programa-de-Transicion-y-el-olvido-de-la-estrategia ) No obstante aqui nos referiremos exclusivamente a su ultimo debate con la Teoria de la Revolución Permanente (TRP) publicado en Sin Permiso.Info ( https://www.sinpermiso.info/textos/la-teoria-de-la-revolucion-permanente-de-trotsky ) Astarita comienza su debate saludando la TRP como sano esfuerzo por desarrollar una teoría de la revolución no subordinada a las burguesías progresistas, a diferencia de el estalinismo o la socialdemocracia, doctrinas etapistas y de la colaboración de clases. Pero rápidamente nos entrega la clave de su discusión, considerando el error central de la TRP en la de idea de que “ (...) la revolución democrática (autodeterminación nacional, eliminación de relaciones precapitalistas, libertades democráticas) sólo puede triunfar por medio de la dictadura del proletariado” ( Astarita ) Partamos primero, por algo secundario, pero importante. Astarita toma la TRP como una ocurrencia exclusiva de Trotsky, situando su génesis en el debate con el bolchevismo y el menchevismo. Lo cierto es que la permanente aparece por primera vez en los escritos de Marx previos al 48, y alcanza una forma (fórmula inicial) con ejes estratégicos y puntos programáticos en 1850 en la famosa Circular del Comité Central a la liga de los Comunistas, el advenimiento del imperialismo la replantea posteriormente. Le recomendamos a Astarita la lectura de la obra de Daniel F. Gaido y Richard B. Day (Witnesses) quienes han compilado decenas de cartas y artículos sobre la permanente entre los marxistas clásicos Alemanes antes de la primera formulación de Trotsky: Kautsky, Rosa y Parvus, o el hecho de que haya sido Riazanov (y no Trotsky) èl que introdujo en sus ejes centrales la permanente para Rusia antes de 1905 en sus comentarios al Programa de Iskra y las Tareas de los Socialdemocratas, obliga a colectivizar mas la autoría de la TRP. De mínima la permanente fue un debate del marxismo internacional, desde sus inicios, de maxima, constituye la forma más elevada de la teoría de la revolución.
Sobre las revoluciones por arriba y la audacia de Astarita: Disociación del programa y la estrategia.
El debate comienza con la categorización de las posiciones del marxismo ruso a inicios del 1900. Bolcheviques, Mencheviques y Trotsky. Todos coincidían con el carácter democratico burgués de las tareas de la revolución. Los Mencheviques deducian de esto la alianza del proletariado con la burguesía liberal, y el rol director de la misma, concluyendo en una república burguesa clásica, y relegando la revolución socialista a un futuro indeterminado. Por el contrario, Lenin y los Bolcheviques veían el carácter reaccionario de la burguesía Rusa, y hacían incapiè en la alianza con el campesinado (problema agrario) proponiendo, en palabras de Astarita “un programa jacobino radical” con un Gobierno de alianza proletaria-campesina (la dictadura democrática de obreros y campesinos) Y por último, Trotsky, quien coincidía con los bolcheviques en el antagonismo de la burguesía a la revolución y la alianza revolucionaria con el campesinado, pero criticaba la fórmula de Lenin por no ver en el campesinado un sujeto con política independiente, descartando la fórmula de dictadura-democrática, por la de la dictadura del proletariado, transmutando la revolución democrática en socialista, y definiendo así la hegemonía de la alianza revolucionaria y el carácter de clase del Estado revolucionario. Huelga decir que el propio Astarita reconoce que era Trotsky quien tenía razón en la dinámica que seguiría la revolución en Rusia, y que fue esto lo que se confirmó en octubre de 1917. Hasta aquí, todo bien con Astarita.
Pero rápidamente introduce una diferencia entre Lenin y Trotsky; una diferencia que nunca los movió a enfrentarse, una diferencia que resolvió la historia misma de la Revolución Rusa, pero que al parecer sería -según Astarita- una diferencia fundamental entre ambos: ¿Cual es la diferencia? Lenin consideraba como teóricamente posible una revolución por arriba en Rusia, a diferencia de Trotsky que la descartaba de plano y consideraba la dictadura del proletariado la única vía capaz de resolver los problemas democratico-estructurales. Entonces Astarita hace desfilar citas de Lenin, una tras otra, donde el líder bolchevique veía como posible e incluso irrefrenable, el camino de la autocracia a una monarquía constitucional, o formas variables que integraran instituciones burguesas, citas donde Lenin ponía mucha atención a figuras como Stolpin y su constitucionalismo. Si Astarita hubiera leído el compilado que le recomendamos al principio de este artículo sobre la TRP de Daniel F. Gaido y Richard B. Day (Witnesses to Permanent Revolution) hubiera encontrado más y mejores citas, del propio Riazanov en debate con Lenin sobre la potencialidad de los Zemstovs (impulsado en Rusia como gobiernos regionales y forma orgánica de avance de la autocracia a formas proto-democráticas). Y es que efectivamente Lenin consideraba como posibilidad otras vías de resolución a los problemas democráticos, pero esto nunca lo llevó a igualar una Monarquía Constitucional con la Dictadura Democrática, basado en la formalidad de que ambos resuelven problemas democráticos. Una era la estrategia reaccionaria de los Kadetes de resolución del problema democrático (a discutir el estructural) la otra la estrategia bolchevique de resolución de problemas democráticos, que es la de la revolución de las masas. Maiello critica la visiòn normativista de Astarita en su debate por el Programa de Transiciòn de la siguiente forma: “Tampoco sirve un programa dedicado meramente a “instruir” a la vanguardia en los objetivos de la revolución si este no está orientado al mismo tiempo a interpelar de algún modo al movimiento de masas, es decir a quienes deberían protagonizar la revolución y animar sus propios organismos de autoorganización.” (Maiello) Esto es importante porque en el caso del debate contra la TRP Astarita está tan preocupado por demostrar teóricamente que la vía de resolución de las demandas democráticas en Rusia podía ser por arriba, que devalúa el rol de la estrategia en la consecución del programa democrático. Volviendo al programa formal y metafísico.
Pero Astarita es deliberadamente ambiguo cuando habla de revoluciones desde arriba. En el caso de Lenin es verdad que este consideró en algunos momentos esta posibilidad, desde la emergencia de un movimiento liberal burgués que hiciera presión, hasta variantes internas de transformación tipo Stolpin, pero incluso esas “revoluciones por arriba” distaban mucho de, por ejemplo, la versión narodniki de la revolución por arriba (el método terrorista) o incluso variantes que el propio Engels consideró factibles para Rusia, como una revolución de palacio. Todas estas variantes son revoluciones basadas en la sustitución de las clases subalternas como sujeto, de la ausencia de su acción estratégica, y esto es justo lo que devalúa Astarita.
En un primer momento, hablando de Rusia, Astarita contrapone a Lenin y Trotsky, reconociendo que fue Trotsky quien tenía la razón para Rusia, confirmándose por ende la TRP; pero en un segundo momento, Astarita generaliza esta contraposición, fuera de Rusia y la extiende a los últimos 100 años concluyendo que, a nivel internacional, habría tenido razón Lenin por sobre Trotsky, respecto de cómo se habían conquistado las demandas democráticas o las democracias mismas: “En muchos casos el avance fue “desde arriba”, por vías bonapartistas o combinaciones de métodos bonapartistas y presión –luchas de masas, movimientos revolucionarios de todo tipo- desde abajo. Con el trasfondo de la expansión de las relaciones de producción capitalista. Esto es, más cerca de lo que preveía Lenin bajo la Rusia zarista que lo que pronosticó la TRP de Trotsky.” (Astarita) Astarita es audaz, transforma una posibilidad teórica en Lenin, en su predicción, y de allí la estira al plano internacional para contraponerla a la TRP, es en toda regla, una pirueta intelectual ambiciosa.
Lo que sorprende es que si Astarita realmente cree su propia hipótesis no traiga a colación a Gramsci y las revoluciones pasivas, o no haga comparaciones históricas obvias, por ejemplo si quería ilustrar de qué forma una tarea democrática que, a decir del propio Marx, debía cumplir el proletariado revolucionario (la unificaciòn Alemana) termina siendo realizada desde arriba, hubiera citado al Ministro Bismarck y la Corona de los Hohenzollern. Pero si lo hiciera, si analizara los casos concretos en cuestión y debatiera en serio con estos procesos, vería que no es irrelevante la estrategia que conquista el programa, o dicho de otra forma, no da igual si la revolución es por arriba o por abajo, aunque la resultante “formal” sea una conquista democrática. En el plan de Marx, el proletariado revolucionario uniria la fragmentada Alemania en su camino por el poder, en la realidad fue Bismarck quien coronò la unificación de Alemania, ni más ni menos que con la masacre de la Comuna de París, se puede decir entonces -con la lógica de Astarita- que se demostró que la unidad de Alemania se podía conquistar por arriba, y que Lenin tenía razón contra Marx (en estos debates audaces que arma Astarita), pero de mínima deberíamos reconocer que en un caso la conquista democrática es un trampolín a la revolución proletaria (la revolución de Marx) en el otro un fusilamiento a la misma (la revolución de Bismarck). Pero Astarita no quiere debatir nada de esto, solo quiere ejemplos abstraídos de su estrategia, para mostrar conquistas democráticas puras y decir “se realizaron sin la necesidad de una dictadura proletaria”.
No se puede debatir sobre las revoluciones por arriba en los siglos XIX -XX sin tomar las discusiones de Gramsci sobre las revoluciones pasiva ( https://www.laizquierdadiario.com/Gramsci-Revolucion-Pasiva-reformismo-y-sociedades-altamente-inorganicas ) No vamos a desarrollar acá esa discusión en profundidad pero basta con decir que para Gramsci las revoluciones pasivas (revoluciones-restauraciones) jugaron un rol relativamente progresivo hasta finales del sigo XIX, ya que combinaban la consecución de tareas progresivas con métodos conservadores o reaccionarios, no obstante iniciada la época imperialista, las revoluciones pasivas habrían perdido su carácter progresivo, anclandose en su aspecto de restauraciòn. Dal Maso lo describe así: “Habiéndose terminado la lucha de la burguesía contra la vieja sociedad, la revolución pasiva se caracteriza por garantizar la duración o sobrevivencia de un régimen social que se vuelve históricamente conservador. Y en este contexto, el carácter dual de “revolución desde arriba” que tenían las revoluciones pasivas en el siglo XIX, tiende a liquidarse en función del aspecto más puramente “restaurador”.” ( https://www.laizquierdadiario.com/Revolucion-pasiva-revolucion-permanente-y-hegemonia ) Para profundizar en la relación entre las revoluciones por arriba y la TRP, es de extrema utilidad revisar las discusiones de Rosso y Dal Maso sobre la revolución pasiva como moderador clausewitziano entre la permanente y la contra-revolución, diferenciándolas incluso en su estructura de hegemonía, siendo la permanente la revolución con hegemonía obrera, y las pasivas con hegemonía burguesa o reaccionaria.. Visto así, se complejiza el desarrollo de dinámicas permanentistas, en la medida en que la clase obrera no conquiste hegemonías, en nuestros días, por ejemplo, la crisis de subjetividad y el retroceso del horizonte socialista en la conciencia de las masas, tras décadas de restauración burguesa, imponen desafíos de distinto tipo a la permanente.
Estancamiento de las fuerzas productivas e imposibilidad de conseguir reformas democráticas
El segundo eje de discusión de Astarita con la TRP no es tan audaz ni “original” como el primero, y constituye más bien un viejo refrito de los debates en el trotskismo, a saber: el estancamiento de las fuerzas productivas y un eventual escenario catastrofista. Procede entonces a seleccionar las citas más altisonantes del Programa de Transiciòn (escrito tras la crisis de los 30 y ad portas de la segunda guerra mundial) para acusar a la TRP de catastrofista y miope frente a la posibilidad de que la burguesía diera salida a las demandas democráticas. Astarita se lanza contra la TRP a través de las citas en el Programa de Transición: “En él se afirma que “el capitalismo en descomposición” ya no puede otorgar reformas sociales sistemáticas ni elevar el nivel de vida de las masas (...) En las colonias y semicolonias solo los soviets pueden llevar a su consumación la revolución democrática y abrir la era de la revolución socialista” ( https://www.sinpermiso.info/textos/la-teoria-de-la-revolucion-permanente-de-trotsky ) Pero Astarita debate en el limite de la honestidad intelectual, restriega las citas de Trotsky que auguran el escenario de crisis que se abría ante la humanidad, la Guerra reaccionaria más destructiva de todos los tiempos, y después le cobra a la TRP el margen que ganó la burguesía tras librada la Guerra y el vigoroso desarrollo de la economía, sin siquiera mencionar el boom económico de posguerra (!), que dio la base para muchas de las concesiones que entregó el capitalismo a las masas, y que el propio Astarita esgrime. O confirma lo equivocado de la TRP en el hecho de que las semicolonias o países dependientes que libraron luchas antiimperialistas post segunda guerra mundial, no devinieran en dictaduras proletarias, sin siquiera mencionar la existencia de la burocracia estalinista o sindicales, como bloqueo de las dinámicas permanentista en la luchas democráticas y antiimperialistas.
Esto es importante, el imperialismo necesitó desatar fuerzas destructivas sin precedentes para poder salir de la crisis en la que estaba. El boom económico de posguerra y la refedefiniciòn de la hegemonía imperialista, abriéndose a la etapa de la guerra fría, son factores que Astarita no introduce en su análisis de la TRP. Al revés, en su pelea contra el supuesto catastrofismo de la TRP, Astarita nos pinta un capitalismo que se abrió camino a la democracia casi orgánicamente: “Sin embargo, desde 1918 al presente hubo reformas y mejoras en los marcos del modo de producción capitalista. El nivel de vida – la canasta salarial- de las masas trabajadoras mejoró a nivel global. La clase obrera asalariada aumentó en términos absolutos y relativos (...).La esperanza de vida y los índices de escolaridad mejoraron. Los derechos de los asalariados (...) avanzaron. Por otra parte, no hay forma de demostrar que, por ejemplo, las estructuras semifeudales en España, Italia o Portugal siguen en pie como hace 100 años” A nadie, menos a Trotsky, se le ocurriría que las estructuras semifeudales siguen en pie como lo hacían hace 100 años atrás, la propia categoría de desarrollo desigual y combinado (fundamento de la TRP) muestra la forma dialéctica y no mecanica-lineal en que Trotsky entendía el desarrollo capitalista; volviendo a Astarita, el capitalismo habria avanzado en: “ (...) a) el voto femenino; b) el derecho al aborto; c) el derecho al divorcio; d) los derechos y libertades de los homosexuales y otras minorías sexuales; e) los derechos de la población negra en EEUU o en Sudáfrica. Con el agregado de que los regímenes democrático burgueses tendieron a expandirse. Puede afirmarse, y con razón, que en su mayoría se trata de democracias restringidas, represivas, con rasgos bonapartistas. Pero no son regímenes fascistas, o dictaduras militares.” (Astarita) Después de leer la descripción de los últimos 100 años de Astarita, uno se pregunta si es necesaria la revolución en sí misma, si al parecer, con limites y restricciones, el capitalismo avanza hacia formas superiores de democracia.
En los últimos 100 años el fascismo intentò conquistar el mundo y encabezò un genocido bestial (aparte de los genocidios historicos del imperialismo en Africa) la segunda guerra mundial terminò con bombas atómicas “del mundo libre” sobre japón, y con Europa central en ruinas, todo el nuevo desarrollo capitalista (la base de posteriores concesiones) el boom de posguerra, se levantò sobre esta masacre y las fuerzas destructivas del capital. Pero Astarita no ve ni la Guerra Mundial, ni el boom económico posterior, sino una progresiòn metafísica de conquistas democráticas sobre un vacío histórico, o, peor, un crecimiento lineal de las fuerzas productivas. Mira a su alrededor y al no ver las dictaduras fascistas, ni dictaduras del proletariado, y si avances democráticos en el marco de “democracias restringidas o bonapartistas”, concluye entonces que la TRP ha fracasado de conjunto en su cometido. Hemos avanzado en derechos y regímenes democráticos y las fuerzas productivas no se han estancado. Aparte de obviar, por ejemplo, que en el caso de América Latina, esas democracias restringidas emergieron tras dictaduras fascistas o bonapartistas sangrientas y contra luchas revolucionarias de las masas que, de nuevo, amenazaban con desarrollarse permanentistamente, o sea en sentido del poder proletario, como en nuestro país en los 70. O el caso cubano, donde incluso mediaciones pequeñoburguesas radicalizadas, con estrategias alternativas, se elevan al poder encumbrados por la dinámica permanentista viéndose obligados de pasar del programa democratico al socialista, transformándose en el primer Estado Obrero deformado de América Latina. Pero Astarita tiene una metafísica que explica, con la ventaja que otorga la perspectiva, el desarrollo capitalista de forma más simple, es lineal y en positivo.
Esta metafísica del desarrollo Capitalista hacia la democracia que presenta Astarira no solo es falsa si se presenta así, por fuera del peligro real que implicò para el imperialismo mundial que las luchas se desarrollaran en sentido permanentista, de allí a la emergencia de bloqueos a esa dinámica, la burocracia estalinista y el reformismo socialdemocrta fueron justamente eso durante el siglo XX. Y ciertamente también es falsa la visión de la TRP como una ofensiva permanente, desarmada teóricamente ante estabilizaciones del capitalismo, que es lo que postula Astarita, detengámonos aquí.
Sobre la ofensiva permanente
La fórmula generalizada de Trotsky de la TRP (1928) descansa sobre la extensión y globalidad del capitalismo en su fase imperialista, o sea, de la interdependencia estructural entre naciones para el proceso productivo bajo la égida del capital financiero, esto atrofia las burguesías locales en los países atrasados, subordina a las castas feudales o sus herederas, a los intereses imperialistas. De allí el rol director (hegemonía) que puede jugar el proletariado en las luchas de emancipación democrática, clave en la dinámica permanentista. Pero el desarrollo de la economía mundial, o sea de esta red productiva que expande el imperialismo, debe medirse en su relación de interdependencia con las relaciones interestatales y la lucha de clases, es lo que Trotsky denomina Equilibrio Capitalista ( https://www.laizquierdadiario.com/Trotsky-y-una-guia-para-analizar-la-situacion-mundial#nh2-8 ) En palabras de Trotsky: “El equilibrio capitalista es un fenómeno complicado; el régimen capitalista construye ese equilibrio, lo rompe, lo reconstruye y lo rompe otra vez, ensanchando, de paso, los límites de su dominio. En el esfera económica, estas constantes rupturas y restauraciones del equilibrio toman la forma de crisis y booms.(...) El capitalismo posee entonces un equilibrio dinámico, el cual está siempre en proceso de ruptura o restauración. Al mismo tiempo, semejante equilibrio posee gran fuerza de resistencia; la prueba mejor que tenemos de ella es que aún existe el mundo capitalista “ ( Los primeros 5 años de la Internacional Comunista, Buenos Aires, Ediciones CEIP-León Trotsky, 2016, p. 203.)
Durante el tercer Congreso de la Internacional Lenin y Trotsky defendieron juntos está posición frente a las posturas ultraizquierdistas que veían a la burguesía internacional al borde de su caída, planteando que el Capitalismo y la burguesía internacional habían ganado una tregua. Trotsky mismo argumenta sobre las consecuencias del boom económico tras finalizar la primera Guerra Mundial, y cómo los gobiernos europeos inflaron sus economías, hicieron salvatajes y incentivaron la reconstrucción, estabilizaban al capitalismo central durante un tiempo importante. Astarita ni siquiera entra en esta discusión, prefiere presentarnos la TRP como una ofensiva permanente, discutiendo contra Moreno (con lo cual acordamos en gran parte) metido a la discusión por la ventana, para darle más consistencia a su discusión contra el catastrofismo en la TRP. Pero es mala la jugada de Astarita, ya que Moreno es a la TRP lo que Bernstein es al Marxismo.
Pero no solo a nivel del Capitalismo mundial, Trotsky pensaba la política con esta lógica también, lejos de una ofensiva permanente, Trotsky se opuso a la línea ultra izquierdista (del estalinismo) del tercer periodo, que abriò de par en par las puertas al fascimo en Alemania bloqueando la unidad obrera; tampoco se sumò al coro de Guerra Revolucionaria liderado por Bujarin durante las negociaciones en Brest, pero Astarita lo considera un catastrofista en ofensiva permanente, por las citas tomadas del Programa de Transición, escrito ad portas de la peor guerra Mundial de la historia y con la crisis de los 30 de fondo.
La TRP incorpora esta visión del equilibrio Capitalista, se expresa en el propio programa de transición, que plantea combinaciones de consignas, mínimas, democráticas y transitorias, ni que decir el Programa de acción para Francia en 1934, donde el problema democrático hace eje con propuestas como la Asamblea Única. Dal Maso hace una reflexión interesante sobre lo que él denomina la TRP ampliada ( https://www.laizquierdadiario.com/Revolucion-permanente-forma-actual-formas-elementales-y-formulacion-ampliada ) problematizando los limites surgidos a las dinámicas permanentistas (desvíos, burocracias, revoluciones pasivas) durante el siglo XX, y como Trotsky fue complejizando su formulación de la permanente. Es obvio que la TRP no es un esquema mecánico que solo se comprueba o refuta con la resolución de los problemas democráticos a través de la dictadura del proletariado, en especial porque es la propia TRP la que pone como su objetivo el comunismo mundial, a través de la revolución internacional en permanencia, donde la dictadura del proletariado es solo un paso táctico (a nivel nacional) de la estrategia del comunismo mundial.
En definitiva
Astarita empecinado por mostrar el error de Trotsky, confirma avances democráticos en los últimos 100 años, sin la necesidad la dictadura del proletariado, en su empresa termina pintándonos un cuadro del desarrollo capitalista progresivo, con democracias restringidas y luchas desviadas, pero con la progresiva conquista de derechos democráticos de todo tipo. Una visión totalmente idealizada del desarrollo capitalista, dejando por fuera los factores que explican justamente porque las dinámicas permanentistas fueron bloqueadas, no habla de la burocracia estalinista ni de los Boom económicos de posguerra. Es un pensador formal, que buscan la consecución del programa pero es incapaz de ver la dinámicas tras él, y menos aún la estrategia que esconden lo programas (y viceversa) por eso le es tan fácil ponerle el chek de triunfo democrático, tanto a una dictadura proletaria que resuelve el problema agrario estructural, como el de una Monarquía Constitucional que garantiza derechos formales pero no toca lo democrático-estructural, todo esto da igual para Astarita.
Como dijimos resulta impactante ver su relato de los últimos 100 años, donde nos presenta un desarrollo lineal y progresivo, pero más impactante es que no incorpora nada de lo ocurrido los últimos 20 años. Que nos permitirá rediscutir los límites y alcances de la TRP, teniendo en cuenta que el imperialismo ha incrementado sus rasgos (crisis, guerras y revolución) La crisis financiera del 2008, la crisis de la hegemonía Yankee, parecen no tener importancia para Astarita, en esta progresión lineal hacia conquistas democráticas Astarita no ve la Guerra de Ucrania, el genocidio silencioso en el Congo o la locura genocida desencadenada por Israel contra Palestina; tampoco ve los dos ciclos de revueltas internacionales recientes (2011 y 2019), todas desviadas y contenidas, mantenidas por ende en dinámicas pre-permanistista ( sin ligar los objetivos democráticos inmediatos con el poder obrero), o los fenómenos de ultraderecha que han emergido en la ultima década, tipo Trump, Bukele, Bolsonaro o Milei, que son una mala señal para el desarrollo democratico lineal que nos presenta Astarita. Al contrario, el nuevo escenario impone un desafío a la TRP, el desafío de romper el momento pre-permanetista en que están atrapadas las movilizaciones y revueltas actuales, el desafío de redefinir las formas de la hegemonía obrera, porque lo que Astarita olvida, es que si hay revoluciones por arriba es debido a que las revoluciones por abajo son aún una posibilidad, y claro que lo son. Christopher Clark, Autor de Revolutionary Springs, un estudio por memorizado de las revoluciones del 48, plantea la situación actual muy parecida a la de aquellos días, definiéndola como en estado de “policirisis” y plantea que “(...) estamos lejos de una solución no revolucionaria a nuestros problemas" (https://www.elespanol.com/historia/20240607/christopher-clark-lejos-solucion-no-revolucionaria-problemas/860914216_0.html ) Clark se refiere al momento en que Europa venia saliendo de la restauración neo-absolutista impuesta el 1815, nosotros venimos saliendo de la restauración burguesa, y no hay razón para que quitemos la permanente de nuestro arsenal teórico, en especial si se acercan momentos convulsivos.
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