La serie de Netflix que en seis capítulos recorre la historia del rock oriundo de Latinoamérica.
Gustavo Grazioli @Discolo1714
Miércoles 23 de diciembre de 2020 19:04
“Rebelde me llama la gente/ rebelde es mi corazón/ soy libre y quieren hacerme/ esclavo de una tradición”
Los Beatniks (Argentina)
“Ta-ta ta-ta, ya-ya-ya-ya/ Echemos abajo la estación del tren/ Echemos abajo la estación del tren/ Echemos abajo la estación del tren/ Echemos abajo la estación del tren/ Demoler, demoler, demoler, demoler/ Echemos abajo la estación del tren/ Demoler, demoler la estación del tren/ Demoler, demoler la estación del tren/ Ta-ta ta-ta, ya-ya-ya-ya”
Los Saicos (Perú)
El punto de partida de Rompan Todo, documental de Netflix que se embarca en el titánico trabajo de contar la historia del rock en América Latina, surge a partir de la versión de “La Bamba” que popularizó Ritchie Valens con tan solo 17 años. El músico de raíces mexicanas, nacido en Los Ángeles, fue uno de los pioneros en tocar rock and roll en español. Otro antecedente importante que aparece en esta miniserie de seis capítulos, es el grupo Los Teen Tops y su adaptación al español de canciones de Little Richard y Elvis Presley, entre otras. Sus covers fueron la punta de lanza para que muchos oyentes pudieran empezar a escuchar rock. “Yo no sabía que existía el rock en inglés y entonces empecé a escuchar los covers que había aquí en México. Teen Tops, Los Locos del ritmo”, dice Armando Suárez (bajista de Chac Mool) en el primer episodio.
Este documental que dirige Picky Talarico y que lo tiene a Gustavo Santaolalla en calidad de productor ejecutivo y a la vez como parte de los artistas que participan como entrevistados, a pesar de las muchas críticas que ha recibido tiene varios aciertos. Es verdad que faltan bandas (muchas) y que falta un repaso histórico por el resto de los países de la región que quedaron afuera (Por ejemplo: Brasil, Bolivia, Paraguay, Venezuela), pero la mayor parte del contenido que traen estas más de seis horas de material de archivo y casi cien entrevistados, alumbra zonas poco repasadas desde el punto de vista comercial y eso es algo que no se puede soslayar. La vinculación con hechos políticos, económicos y sociales (procesos dictatoriales y represivos, Guerra de Malvinas, el narcotráfico en Colombia o el festival Avándaro, “el Woodstock mexicano”) que significaron cambios importantes para el rock, funcionan como piezas claves para entender dos componentes esenciales por los que luchó esta música: libertad y actitud.
La línea narrativa no se tienta con lo enciclopédico y se deja llevar por el relato coral de los entrevistados. De Maná a Mon Laferte, pasando por Julieta Venegas, Fabiana Cantilo, Fito Páez, Charly García, Litto Nebbia, Andrés Calamaro, Aterciopelados, Juanes (y su pasado metalero con Ekhymosis), Alex Lora (El Tri), Mavi Diaz, Celeste Carballo, Rubén Albarrán (Café Tacvba), Molotov, Álvaro Henríquez (Los Tres), Hugo Fattoruso (y su beatlemanía rioplatense con Los Shakers), Billy Bond - a quien, por supuesto, se le debe el nombre del documental - y el aporte de David Byrne, entre otros. “Hicimos 96 entrevistas en nueve países. Y para este documental, a diferencia de otros, decidimos que el ángulo eran los protagonistas, porque queríamos que se contara en primera persona”, le dijo Talarico a La Tercera de Chile.
El paquete de testimonios arma una línea cronológica que repasa la historia del rock latinoamericano desde finales de los años ’50 hasta estos tiempos de “hibernación” – como se refiere Santaolalla a este periodo actual del rock – en el que han tomado vuelo el trap y el reggaetón. Pero el productor musical – “el rey Midas”, como le llaman – de discos como Corazones de Los Prisioneros (banda chilena que le pone música a la protesta de los jóvenes frente a las políticas represivas del dictador Augusto Pinochet), ¿Dónde jugaran las niñas? de Molotov, Re de Café Tacvba y Libertinaje, disco bisagra en la carrera de Bersuit Vergarabat, no pierde las expectativas y vaticina que “el futuro del rock reside en las mujeres y en el tercer mundo”.
Rompan todo es ambicioso, sí, y responde a los riesgos de una producción como la que puede asumir Netflix. Se sabe que contentar a todos es imposible. Por eso, a pesar del pase de factura por ausencia de bandas, falta de relevamiento de movimientos fundamentales como el hardcore, el punk y el ska - que terminaron de radicalizar aún más esa búsqueda de libertad - este documental ensaya una mirada sobre el medio siglo de historia que se desprendió de esta “forma de comunicación”, como define Alex Lora al rock, y vuelve sobre los pasos de un espíritu de rebelión, totalmente negado a convertirse en un simple hecho de entretenimiento, corta tickets.
Frente a todos los diagnósticos, y las tantas veces que lo quisieron velar, como cantó Neil Young: Rock and roll can never die.