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Red Internacional
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UNIDAD DE LAS LUCHAS. ¡Rosa se queda! La solidaridad del 8M detiene un desahucio en Zaragoza

Este martes una concentración convocada por la PAH y el 8M ha reunido a 200 personas que han detenido el desahucio promovido por Kutxabank contra Rosa Arauz, vecina de Zaragoza. La movilización social y la unidad de las luchas ha sido clave.

Jaime Castán @JaimeCastanCRT

Miércoles 27 de marzo de 2019

Foto: ID

El caso de Rosa Arauz, vecina del barrio de San José de Zaragoza, es uno de los miles que llevan sucediendo en el Estado español desde la crisis capitalista iniciada en 2008. La especulación urbanística y financiera, con la connivencia absoluta del Estado y el sistema judicial, se han llevado por delante el derecho de cientos de miles de personas a algo tan básico como la vivienda. Rosa ha tratado durante ocho años de dar una solución a una hipoteca inflada en los tiempos previos a la crisis con Kutxabank que, en una dinámica de endeudamiento impuesta por el banco, le resulta inabarcable. Su demanda es la dación en pago, algo legítimo que el banco se niega a conceder.

El desahucio debía ejecutarse este martes, 26 de marzo, sin embargo, la intervención de la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca) ha conseguido impedir la ejecución del mismo. Para que Rosa pueda continuar en su piso y ganar tiempo para seguir negociando con la entidad bancaria, ha sido fundamental el apoyo del movimiento feminista del 8M zaragozano. Tras una jornada de huelga histórica el pasado 8 de marzo, el movimiento feminista se ha solidarizado con la situación de Rosa, llamando a hacer frente al desahucio, lo que ha convocado a dos centenares de personas que han impedido el desalojo.

Frente a la impotencia de los “Ayuntamientos del cambio”, la alternativa pasa por la movilización social y la unidad de las luchas

La paralización del desahucio ha puesto de manifiesto la importancia de la movilización social, pero a su vez, la unidad de las luchas. Tras la crisis económica los desahucios se han sucedido por cientos de miles en todas las regiones del Estado. También en aquellas ciudades donde gobiernas los ayuntamientos que se reivindican “del cambio”, como el caso de Zaragoza, gobernado en los últimos años por Zaragoza en Común (ZeC).

La “ilusión de lo social” del 15M, donde se dio la falsa esperanza de que con la simple movilización en las calles se podía transformar la sociedad, dio paso a la “ilusión de lo político” con el surgimiento de Podemos y los “Ayuntamientos del cambio”. Así se instaló la idea pasa a ser que alcanzando por la vía electoral el Gobierno en las instituciones de la democracia capitalista era posible lograr algún tipo de transformación sustantiva de la realidad. Desde entonces hasta hoy, se ha podido constatar que esta alternativa política no era tal, y “el cambio”, lejos de suponer una ruptura, se ha traducido en una gestión “progre” de las miserias generadas por la crisis capitalista. La persistencia del drama social de los desahucios es una prueba mas de ello.

Supeditar toda la estrategia política a la aritmética electoral y a acuerdos con el PSOE ha sido un absoluto fracaso, más aún cuando el PSOE ha sido y es el partido clave del Régimen del 78 que, junto con el PP, ha aplicado la política de dar prioridad al pago de la deuda, de los recortes y ha fomentado el desahucio de cientos de miles de familias que, como Rosa, tienen que cargar con la especulación y los abusos de bancos y grandes empresas. Con la excusa de depender de los apoyos del PSOE o de tener que acatar la “legalidad” (la misma legalidad que desahucia familias o encarcela a presos políticos catalanes y hace juicios políticos que son una auténtica farsa), se ha justificado y se justifica una estrategia política que tiene muy poco recorrido.

Frente al fracaso del neorreformismo en mejorar la vida de la gente ni tan siquiera en aspectos elementales como el derecho a la vivienda, la PAH y el 8M dan un ejemplo de combatividad, cuya potencialidad puede multiplicarse si se siguen tejiendo redes de solidaridad entre las distintas luchas.

Hay que “expropiar a los expropiadores”

Para terminar con la lacra de los desahucios, cuya cara más trágica son los suicidios por razones económicas, es necesario levantar un movimiento combativo con un programa anticapitalista, feminista y revolucionario apoyado en la unidad entre la clase obrera, el movimiento de mujeres y la juventud.

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Si la política neorreformista lo único que ha logrado es ceder el espacio político a una extrema derecha exaltada, la alternativa es una extrema izquierda “sin complejos” que luche por que la crisis la paguen los capitalistas y se pueda, realmente, defender derechos tan básicos como la vivienda.

Los capitalistas están dispuestos a realizar sus ganancias sobre un bien de extremísima necesidad como es la vivienda aún a costa de las vidas de decenas de miles de personas. La paralización inmediata de todos los desahucios, la expropiación sin pago de todos los edificios vacíos en manos de la banca y grandes especuladores y el establecimiento de un parque público de viviendas en alquiler social establecido en base a un porcentaje reducido de la renta familiar es la única alternativa realista e inmediata al drama de la gente sin casas y las casas sin gente.
Hay que luchar por “expropiar a los expropiadores”, desarrollando la movilización social, la autoorganización y la independencia política de los partidos de la burguesía que son cómplices de la banca y los especuladores.