Allanaron un taller textil clandestino, donde trabajaban personas en condiciones esclavas, entre ellas también niños y mujeres embarazadas.
Jueves 1ro de octubre de 2015
En la zona sur de la ciudad, ayer allanaron un taller textil que funcionaba clandestinamente, sometiendo a personas de nacionalidad boliviana, a que trabajaran en condiciones de esclavitud. El taller confeccionaba prendas para grandes marcas, entre ellas la reconocida marca de jeans Laundry. Al parecer la ciudad de Macri no es la única que permite emplear a niños y adultos en condiciones inhumanas, el socialismo de Fein también miró para otro lado.
Un matrimonio estaba a cargo del taller, el cual pagaba a sus "empleados" trece pesos por prenda pero les descontaban diez por usar las máquinas de coser y por el alquiler, es decir que sólo cobraban tres pesos, mientras que el taller facturaba más de 200 mil pesos mensuales. Dormían hacinados en una pequeña habitación, que se encontraba en el mismo lugar donde confeccionaban la ropa. No tenían luz, no tenían acceso a la calle y sus salidas eran restringidas. Con jornadas laborales interminables.
"La pareja detenida vivía en la planta superior de la vivienda, en buenas condiciones, pero la forma en la que trabajaban y vivían los integrantes de la familia explotada son propias de la Edad Media, con explotación laboral, trata de personas y condiciones infrahumanas, y ahora se investiga si también existían trabajo infantil y reducción a la servidumbre", informó uno de los encargados del allanamiento a medios locales. En el lugar, allanado por la justicia federal tras una investigación realizada durante más de un año, secuestraron más de 30 máquinas de coser, tres armas de fuego, teléfonos celulares, y documentos de identidad.
En la ciudad donde el narcotráfico ya no es noticia, donde ya van 144 homicidios en el transcurso del 2015, donde las topadoras municipales desalojan carreros y acampes en los barrios periféricos de Rosario, ahora también se hace pública la existencia de talleres clandestinos con personas esclavizadas. Todo el contexto parece muy PRO. Desde la justicia federal, ante el hecho, se encargaron de recordar en medios de comunicación locales que existe un teléfono "para denunciar casos de trata", sin embargo los vecinos de barrio Tablada, donde se encontraba el taller, expresaron que la policía está al tanto de todos estos lugares, ya que cuando han hecho denuncias, es la misma policía quien va al sitio y cobra coimas para permitir que sigan funcionando.
Ezequiel Conte, referente de la Unión de Trabajadores Costureros, expresó: "En todas las denuncias de vecinos y Defensoría del Pueblo, no hay uno que no diga que todos los días pasaba un móvil policial por el taller". También agregó que los talleres clandestinos se han transformado en una gran caja negra distribuida entre la fuerza de seguridad, la política y la justicia, contando que el modus operandi es siempre el mismo: "Van a buscar a las personas a Bolivia y les prometen sueldos en dólares, con casa y comida. Al llegar al país, les sacan los documentos y no les pagan nada”.
En el allanamiento detuvieron a los encargados del taller, pero a los dueños de las marcas que confeccionaban prendas allí, ni siquiera cosquillas les hizo el operativo. Tanto Laundry como Tannery en sus sitios web reivindican garantizar calidad en sus productos, ya que cuentan con más de 50 años en el rubro y cuentan con plantas propias de producción. ¿El taller de barrio Tablada será parte de sus plantas propias? La respuesta que le dieron los encargados de una de las marcas a un diario de la ciudad fue negar cualquier tipo de vinculación con el taller textil y que se enteraron a través de la prensa.
La firma propietaria de la marca Tannery es Industria Argentina de la Indumentaria, una sociedad anónima nacida en 1958 como Emilio Etchevarne SA que no está en el Repsal (Registro Público de Empleadores con Sanciones Laborales), en cuya base de datos figuran las empresas donde fueron detectadas irregularidades.
En junio de este año, en el diario La Capital salió una nota titulada: "Crece la industria textil formal en Rosario con el combate a los talleres clandestinos", donde el gobierno municipal con su vocera, Eleonora Scagliotti, secretaria de Producción y Desarrollo Local, explicaba que "se trata de un rubro que cobra cada vez más relevancia. Esto es importante al analizar las características de este terreno, en función de la cantidad de establecimientos productivos que nuclea”. Se olvidaban de contabilizar como parte "del crecimiento de la industria textil", a los talleres con esclavos. El gobierno socialista de la ciudad y la provincia tienen responsabilidad también sobre estas grandes empresas que se manejan con la misma impunidad que caracteriza a la justicia santafecina, policía y narcotráfico. Una cadena de podredumbre al que todos los días se les suma un nuevo eslabón.
Jazmín Levi
Periodista. Miembro del CeProDH