Luego de afirmaciones de Claudia Sheinbaum de que México está listo para ser gobernado por una mujer, el expresidente Vicente Fox propuso a las impresentables Margarita Zavala y Lilly Téllez como posibles contendientes.
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Viernes 5 de noviembre de 2021
El pasado 7 de septiembre, en el marco del foro "Economía y negocios 2021: El nuevo escenario económico", la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, afirmó que México está preparado para ser gobernado por una mujer.
En respuesta a sus dichos es que el panista Jorge Triana tuiteó: “Dice Claudia Sheinbaum que ya es momento de que México sea gobernado por una mujer, y estoy totalmente de acuerdo con ella”, seguido de imágenes de la exprimera dama y la senadora otrora miembro del Morena.
El expresidente Vicente Fox terció: “Bravo, mujeres. Vamos por todo. Va por México. Sí por México”, en clara referencia a la conversación que ha sido tema en redes sociales y círculos políticos.
Pero lo que desnuda esto en realidad es, por un lado, la competencia en las filas del Morena rumbo a las presidenciales, ya que anteriormente el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, había externado sus intenciones de competir en los comicios federales, aunque Sheinbaum ya se perfilaba desde antes como la posible abanderada de la formación guinda; falta ver cómo se resuelve, ya que el Morena ha estado reproduciendo varias de las taras que aquejaban a su padre, el PRD, pues hemos visto en repetidas ocasiones la formación de "tribus" caudillistas, como sucedió en el "partido del sol azteca" y la conformación de los infames "chuchos" que llevaron al desbarranque de la derechización al que fue por años el bombero del régimen.
Por otro lado, la discusión pone de relieve la falta de referentes internos de la derecha, puesto que con las acusaciones de AMLO y su subsecuente huida al extranjero, Ricardo Anaya parece poco probable que pueda volver a intentar postularse como el personaje que unifique a la oposición neoliberal contra AMLO. Pero las alternativas sugeridas son igual de enclenques: Lilly Téllez, con su rancio conservadurismo y anticomunismo recalcitrante que la lleva al borde de la locura, ya que sobran tweets suyos donde sostiene que lucha contra la "dictadura comunista" de López Obrador o que "una mujer que aborta es una criminal"; junto a ella, Margarita Zavala, ligada a su esposo, el expresidente Felipe Calderón, quien inició la espiral de violencia que ha aquejado al país por más de una década de lucha "contra el narco" y que lleva varios centenares de miles de muertos.
Resulta por demás indignante que, ya con varios años de movilizaciones de mujeres exigiendo un alto a la violencia feminicida, y a pocas semanas del 25 de noviembre, día internacional contra la violencia de género, los partidos del régimen quieran aparecer como preocupados por las miles de mujeres trabajadoras, indígenas, migrantes y jóvenes que movemos este país. Como si las políticas de Téllez y Zavala no fueran directos ataques contra los derechos de la mitad de la población, aunado a querer restringirlos a unas pocas por medio de privatizaciones y criminalizaciones. Por su parte, Sheinbaum aparenta ser el contrapeso que tendrá el Morena contra la derecha, como si ella no hubiera mandado a cientos de granaderos a gasear las múltiples marchas feministas que se han suscitado en la capital del país.
Por todo lo anterior, resulta indispensable que las mujeres nos organicemos por fuera de estos partidos que no tienen nada para ofrecernos que no sean garrotes o la cárcel. Ellas defienden los intereses de sus semejantes: las mujeres que se benefician del trabajo de miles de personas, hombres y mujeres, que dejamos el cuerpo en los lugares de trabajo, así como en el caso de las mujeres, con el agregado de que muchas veces ellas nos contratan para limpiar sus casas y departamentos.
Las Lilly Téllez y Margaritas Zavala no pueden representar a las mujeres migrantes que enfrentan el hostigamiento de la Guardia Nacional, a las trabajadoras que laboran en turnos de más de 10 horas para sostener a sus familias, a las mujeres indígenas que no pueden acceder a un trabajo porque se les exige que no hablen en sus lenguas originarias. Urge levantar una alternativa verdaderamente de izquierda, que defienda un programa en beneficio de la mayoría de las mujeres, por lo que te invitamos a formar parte de la agrupación de mujeres y diversidad sexual Pan y Rosas para forjarla.