×
×
Red Internacional
lid bot

Estados Unidos. Rusiagate: Trump busca mostrar tranquilidad en medio de la tormenta

Tras contratar al abogado que representó a Bill Clinton en el caso de Monica Lewinsky, Trump se prepara para un interrogatorio con el fiscal especial que investiga el rusiagate.

Viernes 4 de mayo de 2018 13:25

Trump dijo este viernes que le "encantaría" hablar con el fiscal especial que investiga el llamado "rusiagate", que incluye las relaciones entre la campaña del actual presidente con Rusia antes de las elecciones de 2016.

El anuncio llegó pocos días después de que Trump se mostrara abiertamente molesto por la filtración a la prensa de una serie de preguntas que el fiscal especial que investiga la trama rusa, Robert Mueller, tenía preparadas para el mandatario.

Te puede interesar: Trump enojado por la publicación de las preguntas que le hará el fiscal especial

Tras conocerse estas preguntas el abogado de la Casa Blanca que interviene en el rusiagate anunció su renuncia al cargo y en su lugar Trump designó a Emmet Flood, el veterano abogado de Washington que representó a Bill Clinton en su impeachment en el caso de abuso contra la becaria Monica Lewinsky. Esta designación mostró no solo un giro en la defensa de Trump, sino que este se prepara para un alto nivel de litigiosidad ante la investigación de Mueller.

El giro en su defensa empezó este mismo viernes con el intento del magnate neoyorquino de mostrar tranquilidad en medio de una serie de problemas internos relacionados con su persona que se le vienen acumulando. Entre ellos el que más apremia es el del rusiagate que se viene estrechando en torno suyo.

En ese marco se deben leer las declaraciones de este viernes sobre una posible charla con el fiscal Mueller: "Me encantaría hablar. Nadie quiere hablar más que yo. Me encantaría hablar porque no hemos hecho nada mal", dijo Trump instantes antes de partir rumbo a Dallas (Texas), donde tiene previsto participar en la convención anual de la Asociación Nacional del Rifle (NRA).

Sin embargo, Trump criticó que los integrantes del grupo de investigadores responsables de indagar sobre la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016 y su posible coordinación con su equipo de campaña para favorecerle, son "todos demócratas".

"Bob Mueller trabajó para Obama durante ocho años", apuntó el mandatario a pesar de que el fiscal está registrado en las filas del Partido Republicano.

El Affaire Daniels

En la misma sintonía Trump admitió el jueves que fue él quien financió el pago de 130.000 dólares que su abogado personal, Michael Cohen, entregó a la actriz porno Stormy Daniels, aunque defendió que es legal porque "no tuvo nada que ver con su campaña". El dato no es menor ya que el entorno de Mueller había dejado trascender que la relación entre Trump y Daniels podría haber sido utilizada por Rusia como extorsión hacia el actual presidente.

Trump reconoció en Twitter que reembolsó a Cohen el dinero que este entregó a Daniels, cuyo nombre real es Stephanie Clifford, en octubre de 2016, en la recta final para las elecciones y cuando la imagen del millonario estaba muy dañada por sus comentarios misóginos y acusaciones de acoso.

Este pago abrió una causa colateral ya que el hecho de que el pago se produjera justo antes de las elecciones ha provocado una gran controversia, puesto que grupos como Common Cause afirman que ese dinero buscaba mejorar la imagen de Trump como candidato y, por tanto, es una donación de campaña no declarada, lo que viola las leyes de financiación electoral.

Por otra parte la repentina "sinceridad" de Trump también le puede traer problemas ya que contradice declaraciones anteriores, en las que negó cualquier conocimiento del asunto.

Por ejemplo, en abril, a bordo del avión presidencial Air Force One, Trump aseguró que no sabía de dónde Cohen había sacado los 130.000 dólares para pagar a Daniels.

Ahora, Trump reconoció que hizo pagos mensuales a su abogado para devolverle los 130.000 dólares que él había adelantado para sellar un acuerdo de confidencialidad con la actriz porno y evitar que hablara de las relaciones que supuestamente mantuvo en 2006 con el magnate.

El mandatario aseguró que el acuerdo de confidencialidad se produjo para frenar "las acusaciones falsas y extorsionadoras" de la actriz, que ha interpuesto una demanda para anular ese pacto que considera invalido porque solo fue firmado por Cohen y no lleva la rúbrica de Trump.

Trump insistió en que el acuerdo con Daniels era "privado" y que "el dinero de la campaña o de las contribuciones de campaña, no jugaron ningún tipo de papel en esta transacción".

Las explicaciones del presidente llegaron después de que su nuevo abogado y antiguo alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, hiciera el miércoles por la noche unas polémicas declaraciones en la cadena Fox, en horario de máxima audiencia, y que contradicen la versión que la Casa Blanca había mantenido sobre el asunto.

Inesperadamente, Giuliani reconoció que Trump reembolsó a Cohen los 130.000 dólares que recibió Daniels, aunque aseguró que el presidente no conocía los detalles del pacto de confidencialidad.

En última instancia, la responsabilidad de decidir si el pago a Daniels fue una contribución ilegal a la campaña de Trump recae en la Comisión Federal Electoral (FEC), que ha perdido cierto poder en los últimos años y se limita a multar a quienes violan las leyes de financiación electoral.

No obstante, si Trump se viera obligado a testificar sobre su historial sexual bajo juramento, deberá tener en mente el precedente de Bill Clinton (1993-2001), quien fue sometido a un juicio político por haber mentido bajo juramento sobre sus relaciones con la becaria Monica Lewinsky. De allí que la designación del exabogado de Clinton, Emmet Flood, puede tener que ver con buscar la mejor forma de lidiar con los múltiples problemas que se acumulan.

A pesar del anuncio de resultados económicos y de desempleo que le son favorables, y de la hiperactividad en política exterior que funciona en base a un mix pragmático de guerrerismo, diplomacia y guerra comercial, Trump no puede frenar la sumatoria de problemas domésticos que lo aquejan.

Trump, y los republicanos, enfrentan además un año electoral donde está en juego la mayoría que tienen de la cámara baja. Algunas elecciones adelantadas ya mostraron indicios de que los republicanos no tienen triunfos asegurados ni siquiera allí donde Trump arrasó en las presidenciales de 2016. Las múltiples fisuras que existen dentro del partido se pueden profundizar de complicarse la situación judicial del presidente, opacando aún más el panorama de los republicanos ante las elecciones de medio término.