Ryanair ha sancionado con un “último aviso” a una azafata que sufrió un accidente de tráfico en la autovía camino al trabajo, en Santiago de Compostela. La sanción llegaría días después de que fuera elegida como delegada sindical. Otra muestra de las prácticas abusivas y antiderechos que caracterizan a la aerolínea.
Jueves 3 de agosto de 2023
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El accidente ocurrió el pasado martes 13 de junio cuando Laura, azafata de Ryanair, se dirigía de vuelta a su puesto de trabajo tras haberse dejado la comida en casa. Según relata, lo primero que hizo fue llamar al 112 y posteriormente avisar a sus compañeros por un grupo de Whatsapp para que avisaran a su supervisor. Su puesto fue sustituido sin apenas retraso y no hubo mayor problema ese día.
Después del accidente, la trabajadora cuenta que habló con su jefe “con normalidad” esa semana. Una actitud que cambió unos días después, dice. El viernes de esa semana fue elegida representante sindical, por el sindicato USO. “Y al día siguiente, sábado, me dicen que tengo una reunión para discutir por qué había faltado el día 13”, destaca la afectada. Posteriormente, recibiría el “último aviso” por parte de la empresa por no haber seguido el procedimiento de ausencias de la compañía. Este tipo de avisos suelen venir después de varias sanciones anteriores, que en este caso, Laura no tenía.
Ryanair recrimina a la empleada que fuera a recoger la comida de manera unilateral ya que debido al accidente el viaje “fue mucho más de 5 minutos”, así como que no avisara a Control sobre su ausencia como establece el protocolo. Además, la empresa utilizó una frase de los mensajes que Laura mandó a sus compañeros en su chat de Whatsapp para imponerle la sanción. Algo que es, entre otras cosas, ilegal. Laura advierte de que no ha dado ninguna autorización para acceder a un mensaje privado con sus compañeros y explica que estaba “muy nerviosa” tras el accidente.
Ryanair ha recibido numerosas condenas y sanciones laborales de la Inspección de trabajo, dentro de las que se encuentran una por intentar impedir unas elecciones sindicales, a parte de varias cartas de amenaza que mandan a lxs trabajadorxs cuando piden bajas médicas, según alegan los sindicatos del sector, lo que hace que muchxs vayan a trabajar enfermxs por miedo a que les abran un proceso disciplinario.
El año pasado, varias sucursales de la aerolínea en distintas ciudades del Estado protagonizaron potentes jornadas de huelga en reclamo por este tipo de comportamiento de represión sindical, así como para exigir derechos laborales mínimos no reconocidos, entre ellos vacaciones pagadas y el salario mínimo. A estas huelgas se unieron miles de trabajadores más del sector low cost para protestar por las precarias condiciones de trabajo y los bajos salarios.
Todo esto se sumó a una oleada de huelgas el verano pasado en el sector del transporte a nivel internacional, como las que se vivieron en Lufthansa, Air France, British Airways y la propia Easyjet que opera en el Estado español. Un ejemplo de lucha que debe perseverar y que muestra que es la clase trabajadora la que tiene la fuerza de moverlo todo y, por tanto, también de pararlo.