Con la devastación del manglar Tajamar en Cancún, surge la pregunta de cuáles son los intereses que realmente protege la SEMARNAT, dependencia de gobierno, supuestamente “encargada de la protección de ecosistemas y recursos naturales”.
Jueves 28 de enero de 2016
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) es la dependencia de gobierno, que describe su propósito como el de “fomentar la protección, restauración y conservación de los ecosistemas y recursos naturales, y bienes y servicios ambientales, con el fin de propiciar su aprovechamiento y desarrollo sustentable". No obstante, la SEMARNAT ha otorgado permisos que lejos de proteger al medio ambiente y recursos naturales han promovido los intereses de grandes empresarios, la reciente devastación del manglar Tajamar en Cancún es una muestra de ello.
A su vez, según su función oficial, la SEMARNAT es la encargada de “evaluar y dictaminar las manifestaciones de impacto ambiental de proyectos de desarrollo que le presenten los sectores público, social y privado; resolver sobre los estudios de riesgo ambiental, así como sobre los programas para la prevención de accidentes con incidencia ecológica”. Esto lo lleva a cabo a través de la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (DGIRA). Sin embargo, fue la DGIRA con Ricardo Juárez como titular (quien durante su puesto llegó a conceder al menos 70 permisos irregulares), la que en 2005 otorgó la autorización en materia de impacto ambiental para el Proyecto Malecón Cancún Tajamar al Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR).
El 20 de enero la SEMARNAT emitió un comunicado sobre lo acontecido en Cancún, donde afirma que “no se registró durante la ejecución evidencia o existencia de ejemplares de fauna silvestre”, lo cual se contrapone con las imágenes que han estado circulando y muestran cadáveres de animales a partir de la devastación del manglar. Asimismo, indicó que “las autorizaciones federales se otorgaron en su momento después de que los desarrolladores cumplieron con los requisitos establecidos en leyes ambientales.” La SEMARNAT justifica la destrucción del manglar argumentando que se cumplía con los requisitos legales.
Cabe señalar que era del conocimiento de la SEMARNAT que la remoción de 49.10 hectáreas contemplaba vegetación hidrófila (manglar, sabana y graminoides), selva baja caducifolia y secundaria. Es decir, la dependencia que debía proteger esa área, autorizó la destrucción para beneficiar intereses ligados con empresarios y figuras de la política mexicana.
El descontento de la población no se ha hecho esperar a través de protestas en Cancún y recientemente en la Ciudad de México, donde activistas se manifestaron afuera de las oficinas de la SEMARNAT.
Otros casos donde la SEMARNAT beneficia a empresarios
El caso del manglar Tajamar no es el único en el que la SEMARNAT beneficia a los grandes empresarios. En el año 2014 la empresa minera Grupo México fue la responsable de derrame de sulfato de cobre que contaminó los ríos Bacanuchi y Sonora. La respuesta de la SEMARNAT ante este hecho se limitó a una multa que no repara los daños ambientales ni a la población.
Un año antes, en el 2013, la SEMARNAT aprobó la manifestación de impacto ambiental para los trabajos de exploración de la empresa minera Frisco, propiedad del capitalista Carlos Slim, en el cerro Espejeras en Tetela de Ocampo, Puebla, y cuyo fin último era la extracción de oro a cielo abierto, una práctica agresiva con el medio ambiente y la población.
En México, los intereses de los grandes empresarios están insertos en diversos ámbitos, parece ser que cuando su obstáculo es el medio ambiente, la SEMARNAT es la dependencia que les otorga permisos o ignora el daño ambiental que provoquen. Dado que la SEMARNAT es una dependencia de gobierno, ésta protege, al igual que el Estado mexicano, los mismos intereses empresariales.
Los proyectos turísticos que necesitan devastar los ecosistemas a su paso como el Proyecto Malecón Cancún Tajamar, mineras que contaminan el agua -como en el caso de Grupo México - o aquellas que buscan participar en la minería a cielo abierto con grandes consecuencias medioambientales y para la población -como en el caso de la minera Frisco de Carlos Slim- cuentan con el respaldo del Estado a través de la SEMARNAT.
La lista de los casos de complicidad de la SEMARNAT con los grandes capitalistas a costa del daño ambiental es larga. Por mencionar un par más que evidencian esto, está el caso sobre la defensa que ha venido haciendo la institución para permitir la entrada de las transnacionales biotecnológicas donde en la demanda colectiva interpuesta por Colectivas AC la SEMARNAT ocultó información negando la presencia de semillas contaminadas.
Por otra parte está la complicidad de la misma institución que con su silencio ha avalado parte de uno de los pactos con el imperialismo estadounidense que traerá más agudizaciones de la crisis ecológica: el Acuerdo Transpacífico.
Estos hechos muestran que no podemos esperar una defensa de nuestro medio ambiente por parte de las instituciones gubernamentales que legislan y actúan para los empresarios que cada día agudizan nuestras condiciones de vida. Por ello se hace necesario organizarnos de manera independiente para defender nuestras demandas como lo es frenar la devastación ambiental.