La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) pone fecha límite, primero de mayo del 2023, para la renovación de Contratos Colectivos de Trabajo (CCT) entre sindicatos y patronal.
Viernes 1ro de julio de 2022
Con el fin de garantizar el cumplimiento del Tratado comercial entre México-Estados Unidos-Canadá, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), en voz del Director General del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral Alfredo Dominguez Marrufo anunció que las prórrogas para la legitimación de contratos quedan suprimidas, teniendo como última fecha, primero de mayo del 2023, para que los sindicatos ajusten sus respectivos Contratos Colectivos de Trabajo con los patrones, tal como lo establece el T-MEC.
Este ultimátum anunciado en el Foro Laboral Index (actividad realizada por empresarios de la industria maquiladora, manufacturera y de exportación), se da a cuatro años de haberse implementado el T-MEC, donde el principal beneficiario es Estados Unidos, el cual presiona constantemente para que México se regularice en materia laboral como lo fija el Tratado Comercial.
La demora en la regularización de Contratos Colectivos de Trabajo, que ya lleva más de cuatro años, puede obedecer a tres hipótesis. La primera, que los empresarios no estén interesados en permitir que hacia el interior de sus empresas los trabajadores participen de un proceso sindical en la renovación de sus contratos colectivos, lo cual abriría cierto campo para que los trabajadores cuestionen su situación laboral.
La segunda, es que los sindicatos burocráticos (charros) no quieran abrir un proceso de renovación de contratos, ya que esto podría abrir que los mismo trabajadores o corrientes sindicales busquen disputar las dirigencias de los mismos.
La tercera hipótesis, sería una mezcla de ambas, que tanto la patronal y los sindicatos busquen por distintas vías contener a la clase trabajadora y evitar cualquier atisbo de organización independiente; sea por la implementación de renovar contratos al mismo tiempo que se crean nuevos sindicatos más integrados a la patronal con el fin de “lavarse la cara”, pero preservando en esencia sus estructuras. O bien, que ambos busquen extender todas las vías legales para que los contratos preserven las condiciones de pauperización y subordinación de los trabajadores.
Una STPS al servicio de los patrones
El mismo director general anunció que en lo que van de estos cuatro años, 4 794 contratos entre sindicatos y patronales han sido legitimados, esto es equivalente a un millón y medio de trabajadores. Pero no es suficiente. Añade que la Secretaría de Trabajo no pretende hacer “ninguna intromisión o injerencia” en la vida interna de las empresas, sino que buscan dar las facilidades para que los patrones y los trabajadores puedan hacer efectiva la legitimación de dichos contratos.
Pese a que la 4T anuncia, cada vez que puede, que no le da la espalda a los trabajadores y que su secretaría está al servicio de los mismo, la realidad contrasta con su discurso. La atención a la juventud de entre 18 y 29 años que no trabaja y que no estudia solo alcanza a un 10% de la población de 3.4 millones en lo que va de la actual administración.
Este gobierno que hizo campaña electoral contra el outsourcing, lo cual le atrajo un gran caudal de votos en la juventud, en los hechos tuvo que aceptar las presiones de la patronal y disfrazar la inestabilidad laboral de cientos de miles de jóvenes bajo el eufemístico rubro jurídico-laboral de “servicios especializados”.
La misma representante del STPS, Luis María Alcalde Luján, quien anunció como un gran logro este “avance”, indica que tras 3 meses de trabajo bajo el régimen de “servicios especializados”, los empresarios en acto de responsabilidad solidaria “deberán de contratar de hacer parte de la nómina” a estos trabajadores. Pero en los hechos, los empresarios bien pueden —y lo hacen— despiden a sus trabajadores, o prolongan sus contratos sin dar claridad a los trabajadores de sí se integran formalmente a la plantilla laboral.
La STPS, así como las Secretaría de Economía y de Energía, muestran en los hechos el carácter subordinado a la economía norteamericana, ponen en evidencia que sus intentos de traducir la “cuarta transformación” en materia laboral, energética o económica son muy limitados, quedándose en el terreno de las buenas intenciones y defraudando las expectativas de los trabajadores y la juventud que vio en AMLO y morena la posibilidad de una mejor situación de vida.