Este miércoles cerca de las 10 horas, Raúl Hasbún llegó a declarar a la Fiscalía Metropolitana Centro Norte, luego de que fuera citado en calidad de imputado por encubrir casos de abuso sexual.
Jueves 18 de octubre de 2018
Cientos son los casos de abuso sexual por parte de sacerdotes y obispos que han salido a las luz pública en el último tiempo y que hoy azotan a la Iglesia Católica. Dentro de los casos está el de Jorge Laplagne, sacerdote acusado de abuso en 2010, caso en que Hasbún asumió el rol de “promotor de justicia” y quedó encargado de abrir y cerrar el proceso.
Hasbún, sacerdote abiertamente pinochetista y defensor del golpe de Estado de 1973 que además estuvo involucrado en atentados a trabajadores junto con las fuerzas armadas y miembros de Patria y Libertad, asumió el rol de “promotor” luego de que en 2010 el denunciante acudiera a la cancillería del Arzobispado y Oscar Muñoz Toledo (en ese entonces vicecanciller y actualmente formalizado por abuso sexual y violación a menores) le indicara que el proceso estaría a cargo del “padre” Hasbún.
En la investigación, el sacerdote pinochetista tomó la declaración del denunciante haciéndole firmar un documento diciendo que renunciaba a cualquier presentación del caso ante tribunales, investigación que finalmente se cerró el año 2015 por una posible “mitomanía” del denunciante. Sin embargo, la denuncia se reabrió este año luego de que la Fundación para la Confianza presentara una querella en la que se menciona a Hasbún como principal encubridor de Laplagne.
En su paseo a fiscalía, Hasbún, fiel a su cómplice silencio, evadió a la prensa y el dar declaraciones, solo limitándose a mencionar que se encontraba “feliz con el gol del Nico Castillo” en un intento de bajarle el perfil a la situación y burlarse de la instancia, para después de más de dos horas retirarse por otro acceso sin prensa.
Para el denunciante de Laplagne, Hasbún cumplió un rol “siniestro para encubrir los abusos que habían ocurrido”, el cual ni siquiera fue capaz de tomar el testimonio del sacerdote acusado de abuso y que al tomarle su declaración en 2010 le realizó preguntas insólitas y escabrosas como “si buscaba compensación económica y si sentí placer cuando (Jorge Laplagne) me metió el dedo en el ano”.
El abogado del denunciante, señaló que "Expectativas no hay muchas, porque sabemos como es la persona, el señor Hasbún es una persona arrogante, prepotente, sin ninguna conciencia crítica (...) ni en la época de Pinochet las tuvo y tampoco respecto a su intervención como investigador en estos casos", agregando que “no tenemos muchas expectativas que él vaya a cooperar aportando algún antecedente real".
Que el sacerdote pinochetista se vea involucrado en esta situación no es ninguna novedad, históricamente la “santa institución” ha actuado como cómplice y encubridora de los sacerdotes acusados de abuso, manteniendo todo bajo la alfombra y cubriéndose las espaldas entre ellos mismos.
Sin embargo, ahora es cuando a raíz de este torbellino que envuelve a la Iglesia Católica y que sus fieles cada vez descienden más, es que se deben cuestionar sus privilegios y profundos lazos con el Estado, exigiendo la real y efectiva separación de la Iglesia y el Estado para que no puedan entrometerse más con su contradictoria moral conservadora en la educación y formación de miles de estudiantes, así como en los principales debates de la sociedad decidiendo por el destino de millones.