Los materiales de construcción del nuevo Hospital de Antofagasta no serían resistente al fuego. Lo hechos fueron comprobados en terreno y se delimitó un plazo de 30 días para dar solución a la problemática.
Domingo 22 de julio de 2018
A menos de un año de la puesta en marcha del nuevo hospital Regional de Antofagasta, éste ya generado polémicas debido a desperfectos, como la denuncia de la insuficiencia de camas en el servicio de ginecología y obstetricia, la falla electrónica que dejó sin sistema (y sin poder recibir pacientes) al recinto, y los dos episodios de fugas de gases provenientes de las calderas.
La empresa concesionaria Sacyr, que ha sido fuertemente cuestionada por la gestión de sus recintos no se ha pronunciado al respecto, pero con su amplio prontuario no queda duda que sus intereses distan de garantizar el bienestar de los pacientes.
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Nuevamente dicho hospital se encuentra en tela de juicio, ya que ahora se sumo la Diputada Marcela Hernando (PRSD) quien denuncia que el material de tabiquería utilizado en su construcción no sería resistente al fuego, como señala la normativa. Dicha denuncia fue presentada a la contraloría y verificada en terreno: “de la validación practicada en terreno, se verificó la existencia de planchas de tipo estándar o con resistencia a la humedad en lugares donde debía utilizarse material con resistencia al fuego, según la normativa que regula la materia, lo que denota la falta de control sobre la ejecución de las faenas”.
Tras lo ocurrido, Contraloría declaró que el Director General de Obras Públicas deberá hacerse cargo de tomar las medidas pertinentes para regularizar y acreditar la situación, en un plazo de 30 días. Además, se abrirá un proceso sumario hacia los inspectores fiscales de la obra.
Las concesiones hospitalarias (que debemos agradecer al gobierno de Ricardo Lagos, conglomerado de la misma diputada Hernando) sólo significan una fuga de recursos del Estado a empresas privadas, y no garantizan salud de calidad para todos, sino todo lo contrario, perpetúan el negocio de la salud, donde sólo queda en números rojos el acceso a la salud pública del sector más pobre y precario de la región.