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Debate. Salario básico universal: una prestación para no salir de la pobreza ni del ajuste

El ataque antipopular de CFK hizo que dirigentes de movimientos sociales oficialistas respondieran poniendo al proyecto de Salario Básico Universal como un escudo y como una invitación a mantener la unidad dentro del Gobierno. ¿De qué se trata?

Miércoles 22 de junio de 2022 15:37

Mientras continúan las repercusiones y respuestas a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, por tirarse contra la "tercerización de los planes sociales"; La Cámpora, con Andrés Larroque viene de cerrar filas con los movimientos sociales oficialistas para impulsar, junto a Patria Grande y la UTEP, el proyecto de ley de Salario Básico Universal en la provincia de Buenos Aires.

Lo habían presentado en la cámara baja del Congreso los diputados Itaí Hagman, Natalia Zaracho, Federico Fagioli y Leonardo Grosso, en el mes de mayo. Ahora, Larroque lo presentó en la Cámara de Diputados bonaerense, junto a Juan Grabois, uno de los principales voceros de la iniciativa, que también impulsa Emilio Pérsico, funcionario en Desarrollo y líder del Movimiento Evita.

"Si Evita los viera...", fue la chicana que deslizó CFK, en su discurso durante el plenario de la CTA, junto a Hugo Yasky. Allí no hizo una sola mención a la situación actual de los trabajadores, si no que se dedicó a apelar por un control monopólico de los planes sociales por parte del Estado.

El ataque antipopular de CFK hizo que algunos dirigentes de movimientos sociales oficialistas de la UTEP y sus diputados, respondieran poniendo al proyecto de Salario Básico Universal como un escudo y como una invitación a mantener la unidad dentro del Gobierno.

Por su parte, el jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde planteó que "los programas sociales deben tener una contraprestación controlada por el Estado y el primer mostrador del Estado son los municipios" -reafirmando que la propuesta es darle mayor poder de control territorial a los barones del conurbano. Y agregó: "esa es la esencia del planteo de Cristina. Llegó la hora de debatir el salario universal como herramienta para combatir la desigualdad estructural".

¿De qué se trata el Salario Básico Universal?

Es un proyecto para crear una nueva prestación a través del Anses, tomando de referencia el monto de la Canasta Alimentaria para una persona adulta, unos $14.400 al mes de mayo. Estar por debajo de este ingreso es indigencia. Este monto es más bajo que el se cobra hoy en los "planes sociales", que es la mitad de un salario mínimo vital y móvil, $22.770 al mes de junio.

El 100% del monto del Salario Básico Universal lo cobrarían trabajadores desocupados, de la economía informal, trabajadoras de casas particulares y trabajadores rurales. El 50%, unos $7.200 (al mes de mayo), lo cobrarían monotributistas “A” y trabajadores en relación de dependencia que no ganen más que un salario mínimo.

Los parámetros de ingresos que hay que tener para poder solicitar el beneficio, hacen que el cobro del SBU alcance para apenas elevarse sobre la línea de indigencia y, en menos casos, alcanzar o apenas superar la línea de pobreza.

Por otro lado, según explicó Hagman, la prestación podría alcanzar a 9 millones de personas; aunque son 17 millones las personas pobres en la Argentina.

El monto del SBU se evidencia mucho más escaso si tomamos la canasta calculada por la Junta Interna de ATE Indec, que incluye el costo de alquilar, valuada en $162.000 al mes de mayo, para un hogar con dos adultos y dos niños. Un ingreso así, de base, es el que necesitan las familias trabajadoras del país.

La concordancia entre el kirchnerismo agrupado en La Cámpora y los dirigentes de los movimientos sociales oficialistas, quizás se pueda encontrar en otro aspecto del proyecto que mantiene a raya los ingresos de los potenciales beneficiarios. Itaí Hagman explicó que el Salario Básico Universal permitiría "centralizar y ordenar una enorme cantidad de políticas sociales”.

Es que el SBU es incompatible con muchas de las prestaciones que existen hoy: el Seguro de Desempleo, el Potenciar Trabajo, la beca Progresar y hasta la Tarjeta Alimentar. Si se cobra el SBU, no se puede cobrar ninguno de estos.

Este aspecto de "centralización" del proyecto, podría encajar con la voz de mando que lanzó Cristina Kirchner, hacia un monopolio estatal de las prestaciones. En su discurso parece apuntar, por un lado, a disciplinar a los movimientos sociales oficialistas, amenazándo con quitarles recursos. Y, por otro lado, busca socavar la independencia del Estado que mantienen los movimientos de trabajadores desocupados y precarios de izquierda que integran la Unidad Piquetera y otras organizaciones y quienes son los protagonistas de la lucha contra el ajuste en las calles.

Pero el proyecto de Salario Básico Universal, que ahora también impulsa La Cámpora, a su vez fue ideado para lograr el visto bueno del oficialismo al mando de este "Estado estúpido" -como calificó CFK sin romper con el gobierno que integra en el Frente de Todos.

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La "economía" de recursos hace que el proyecto de Salario Básico Universal, tal cual se presentó, sea más que insuficiente para dar respuestas a las necesidades diarias de millones de familias trabajadoras y pobres del país. Parece haber sido ideado para que encaje dentro del plan económico de ajuste fiscal al servicio del FMI, que lleva adelante el Gobierno con Alberto Fernández y el ministro Guzmán a la cabeza.

El proyecto de ley define que el Salario Básico Universal se financiaría a través del Tesoroso Nacional, pero no dice cómo. No hay mención alguna a impuestos a las grandes fortunas o sobre las ganancias de bancos, grandes empresas o exportadoras. Así propuesto, queda dentro de la administración de la austeridad.

Aún más, Itaí Hagman tuiteó de manera informal que "estimamos que se necesita aproximadamente un 0,9% del PBI para poder llevar adelante el Salario Básico Universal. Se puede hacer, por ejemplo, reduciendo los subsidios energéticos a quienes no lo necesitan y direccionando ese ahorro para quienes sí”. La propuesta es garronear algo dentro de la segmentación que impuso el ministro Guzmán para los servicios públicos, acorde al ajuste estipulado en el acuerdo con el FMI.

Esto no parece extraño si además recordamos que varios de los diputados que apoyan este proyecto, aportaron el día en que se aprobó el acuerdo con el Fondo en el Congreso. Entre ellos, Itaí Hagman dio quórum y luego se abstuvo, en lugar de votar en contra. Y Leonardo Grosso, que responde al espacio de Emilio Pérsico, directamente votó a favor.

Trabajo con derechos para todas y todos

El discurso de Cristina Kirchener, además de una jugada interna dentro de la coalición de Gobierno, viene a buscar una alternativa de "orden", frente a la desbordante presencia de miles de trabajadores desocupados e informales, organizados en la Unidad Piquetera y otras organizaciones, que vienen copando las calles del país.

Lejos de pedir que la burocracia del Estado controle cómo se administran las prestaciones, están denunciando que el Estado ajustó a la mitad la asistencia alimentaria a los comedores populares, donde trabajan las mujeres; y donde asisten también trabajadores ocupados, por la pobreza de sus salarios.

Exigen que se aumente el monto de las prestaciones, porque con medio salario mínimo no se pueve vivir y que se abran los programas, porque cada vez más gente los necesita. Además, piden derechos laborales básicos, como un aguinaldo para el Potenciar Trabajo. Reclaman trabajo genuino y denuncian el ajuste del FMI.

Por abajo también y de manera independiente del Estado, el PTS en el Frente de Izquierda Unidad, acompaña la organización democrática de Asambleas Permanentes donde se organizan familias que pelean por vivienda y trabajo genuino, en los barrios más pobres. El primer ejemplo surgió en la recuperación de tierras de Guernica (luchando contra la represión de Axel Kicillof y las maniobras de Andrés Larroque) y se extendió en varias otras luchas en Buenos Aires y el resto del país.

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En estas asambleas con gran presencia de mujeres, trabajadores y jovenes desocupados e informales definen cómo pelear y cómo administrar solidariamente sus conquistas. Pero además, encontraron un camino de unidad con trabajadores ocupados, docentes y jovenes estudiantes: que es la fuerza social que se necesita para lograr trabajo con derechos para todos, vivienda, educación y salud.

Junto al Movimiento de Agrupaciones Clasistas, cientos de desocupados y precarios, plantean unir fuerzas para pelear porque se baje la jornada laboral a 6 horas, 5 días a la semana, sin rebaja salarial y con un mínimo igual a la Canasta básica familiar. Para que quienes trabajan 8, 12 ó 14 horas, no dejen la vida en el laburo y que se repartan las horas de trabajo con quienes no tienen empleo.

Además de pelear por salarios y prestaciones indexadas a la inflación, teniendo como norte que llegar a cubrir la canasta de consumos mínimos para un hogar de dos adultos y dos menores, valuada por la Junta Interna de ATE-Indec en $162.000 al mes de mayo.

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Contra todo intento de división, es necesario unir a los trabajadores deoscupados y ocupados. Coordinando solidariamente con las peleas que están los trabajadores del Neumático en provincia de Buenos Aires, exigiendo el pago al 200% de las horas trabajadas los fines de semana. O la de los trabajadores de Arcor-Bagley en Córdoba, que pelean contra el intento de la patronal de imponer 12 horas de trabajo sábado y domingo.