Tras el llamado de la Coparmex para aumentar el salario mínimo y las discusiones entre las distintas cámaras patronales, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) ha salido a decir que en estos días podría decirse cuánto se le aumentará al salario mínimo, Carstens pide prudencia en el aumento.
Lunes 30 de octubre de 2017
La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) presentó la semana pasada una propuesta a la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) para que el salario mínimo aumente 19%, lo que dejaría el actual salario mínimo de 80.04 pesos en 95.24 pesos al día.
Según la Coparmex, con este aumento los mexicanos podrían alcanzar la línea de bienestar establecida por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, es decir alcanzaría para librar los gastos de comida, transportación y vivienda de una persona.
El presidente de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera (Canirac), Alejandro de la Peña, comentó que estaba a favor del aumento salarial, pero no con la “imposición” de un aumento salarial a 95 pesos como plantea la Coparmex ya que, según el empresario, nadie gana el salario mínimo, lo que se traduciría en “ningún beneficio para los trabajadores y una afectación a los empresarios”.
El pleito no se reduce a la esfera de las cámaras patronales y Gustavo de Hoyos Walther, en voz de la Coparmex, evidencia a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, al Banco de México y al propio gobierno.
Para Gustavo de Hoyos las presiones de la SHCP y las posturas irreductibles del Banco de México, son factores para evitar el alza del salario, pese a eso planteó que confía en que la Conasami “cumpla su mandato”. El empresario no se detuvo ahí y criticó la campaña del gobierno de Enrique Peña Nieto, comentando que el reto en México no es lograr un millón 200 mil puestos de trabajo cada año, sino que sean empleos de calidad. Sin embargo, la Coparmex propone un miserable aumento salarial de 15 pesos, lo que deja ver que la crítica no viene de una preocupación al bienestar de los trabajadores sino que podrían ser expresión de tensiones rumbo a la contienda electoral del 2018.
Juan Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) salió a poner los paños fríos a la discusión comentando en primer lugar que existe ya un consenso generalizado por parte de los empresarios para buscar avanzar e incluso “superar” la línea de bienestar en materia de salario mínimo.
Castañón afirmó que la clave es saber si hay condiciones para “alcanzar la línea de bienestar en un solo tramo o si se alcanza paulatinamente”, para ello, la Conasami ha determinado que el gobierno federal proporcione estudios desde el Banco de México y la SHCP para evaluar de cuanto tiene que ser el aumento salarial.
El último se los actores para el aumento salarial, la charra Confederación de Trabajadores de México (CTM), se pronunció recientemente y dejo ver que "pugna" por aun aumento salarial de diez pesos para los trabajadores.
La “prudencia” de Carstens frente a un salario de miseria
El salario mínimo en México representa solo el 7% del salario mínimo estadounidense y es uno de los salarios mínimos más bajos a nivel mundial. Este ha sido el caballito de batalla del gobierno de Peña Nieto para atraer inversión de empresas extranjeras y garantizar la continuidad del proyecto neoliberal a partir del TLCAN, ofreciendo como válvula de escape al descontento social la promesa de empleos con la llegada de más trasnacionales al país.
En medio de la renegociación del TLCAN, el salario mínimo ha sido un tema sensible para el gobierno mexicano, los cuestionamientos a los bajos salarios han salido tanto de dirigentes sindicales canadienses (haciendo alusión a la necesidad de que se suban los salarios de los trabajadores), como de empresarios y políticos que ha señalado lo “injusto” que es que México tenga bajos salario, ya que es una gran ventaja para atraer inversión extranjera.
Sin embargo, la Conasami ha salido a decir que si habrá aumento salarial pero que el monto será determinado en los próximos días.
Frente a esto el día de hoy, Agustín Carstens, gobernador del Banco de México hizo declaraciones en conferencia de prensa comentando que: “lo que recomendamos es prudencia, hay que respaldar cualquier aumento que se quiera a través de mayor productividad”.
En conclusión, los patrones quieren aparecer "preocupados" por nuestros salarios, parece que para ellos la brecha entre ser pobre y alcanzar a cubrir los gastos elementales son solo 15 pesos.
Frente a esto, Carstens ya nos ha dicho que no podemos ser soñadores y que nuestro salario en primer lugar no va percibir un brutal aumento y que todo aumento salarial tiene que venir acompañado de mayor productividad, es decir: tenemos que ser prudentes con lo que pedimos y saber que a mayor salario, mayor explotación, tenemos que pensar en el bolsillo de nuestros patrones.
La realidad es que lejos de las cámaras patronales, las instituciones que le cuidan el bolsillo a nuestro patrón, igual que los sindicatos charros, los trabajadores podemos imponer otro tipo de aumento salarial.
Podemos pelear un aumento salarial de emergencia de acuerdo con el costo de la canasta familiar y que se ajuste a la inflación. Esto sólo puede ser arrancado con masivas movilizaciones donde los sindicatos que se reclaman opositores levanten esta consigna, arrastrando así a miles de trabajadores de distintos sectores para exigir un aumento que parta de la realidad de millones de trabajadores que apenas llegan a fin de mes.