×
×
Red Internacional
lid bot

SALUD OPINIÓN. Salud, entre las huelgas del sector privado y la pasividad de los públicos

Ya van 44 días de huelga efectiva del Sindicato de la Isapre Nueva Masvida y 9 días del S. de Profesionales Interempresas de la Clínica Dávila. Mientras en el sector público, la eterna crisis, la deuda hospitalaria y los recortes parecen no remecer a las adormecidas dirigencias sindicales.

Sábado 21 de julio de 2018

El sistema de salud en Chile no está exento, ni de su crisis pública permanente -representada en el colapso de urgencias, falta de horas en consultorios, más de 1 millón de personas en lista de espera, muertes de niños de escasos recursos, etc.- ni de los embates del empresariado de la salud en el sector privado.

No va más de un año desde la crisis económica de la ex Isapre Masvida que dejó a centenares de funcionarios de la salud sin trabajo y que tuvo que ser intervenida por la Superintendencia de Salud que propició su venta al grupo Nexus. Hoy, es este grupo quien ha conocido la enorme resistencia de sus funcionarios en la reciclada Isapre Nueva Masvida.

Esto puesto que hoy se cumplen 44 días de huelga efectiva, iniciada la negociación colectiva entre el Sindicato de la isapre y el grupo Nexus. Negociación que no ha llegado a buen puerto puesto que los empresarios no están dispuestos a ceder a la petición del aumento salarial ni a la recuperación de los beneficios perdidos con la anterior gerencia.

Según Álvaro Michea, presidente del sindicato: "tenemos toda la fuerza para seguir; de 198 que empezamos, estamos en 170 aproximadamente todavía, es un número bastante grande, seguimos con la convicción de que estamos luchando por lo que es justo y merecemos como trabajadores que no solamente es un tema económico, es el reconocimiento de todo el trabajo que hemos realizado este año".

Ayer, luego una marcha por el centro de Concepción, se precisó que no hay ningún acuerdo con la otra parte ya que según reveló el dirigente no se pagará los días de huelga ni el bono fin de conflicto, además de perder los días administrativos. Junto con esto, no se respetará el acuerdo de no descontar los vales de colación de los días de vacaciones, ni regirá el beneficio de medio día de cumpleaños libre, la bonificación de invierno y además se aplicará una reducción de aguinaldos.

Situación similar vive el Sindicato de Profesionales Interempresas de la Clínica Dávila ¡más de 700 profesionales han paralizado sus actividades por no llegar acuerdo con la clínica durante la negociación colectiva! Y hoy cumplen su décimo día de paro, otorgando, eso sí, servicios mínimos con un 18% de la dotación cumpliendo servicios, según dicta la reforma laboral.

¿Y en el sector público?: inmovilidad y mutismo

Por otra parte, el terreno público de la salud que en estos días resiste el invierno con una crisis de años de desarrollo y que a medias se sostiene con la fuerza de sus funcionarios. Sin embargo, esta crisis de años representada en largas esperas, falta de funcionarios, millones en lista de espera, niños muertos por falta de recursos, etc. no es que se haya superado en lo más mínimo, pero los organizadores de la resistencia, los dirigentes, se duermen en los laureles de las salas ministeriales desde que inició el gobierno.

Basta con recalcar que a la fecha la deuda de hospitales públicos llegó a $321 mil millones ¡63 mil millones más que el 2017!

El gobierno lo ve con buenos ojos porque se mantiene el promedio y apunta a la gestión de los recursos como el problema central. Y para sumarle a este chiste su salida es más licitación de servicios e insumos y regularizar a las sociedades médicas. Nada nuevo ofrece al respecto.

Al tiempo que esta deuda es ganancia, por compra de servicios, en el sector privado; implica repercusiones en las condiciones en que funcionarios desempeñan sus labores ante una avalancha de pacientes que demandan atención. Cuestión precaria que al final genera problemas frecuentes de salud mental y física.

Sin embargo, los dirigentes de federaciones y confederaciones que conocen estas realidades y necesidades y que saben que este gobierno está ajustando 1.500 millones al año en el sector público, nada hacen por salir del sueño cómodo en que se encuentran. Se mantienen mudos, mientras trabajadores y usuarios resisten un sistema en desgracia permanente, mientras los empresarios lucran de estas condiciones.

Desde la Coordinadora de Bases de la Salud Pública se hace necesaria la batalla contra esas lógicas sindicales, cómodas en sus sillones burocráticos, mostrando un método democrático de base y combativo que defienda las banderas de un Sistema Único y Público de Salud, gestionado por sus propios funcionarios y que le arrebate el negocio a Isapres y Clínicas para devolverle la dignidad a trabajadores y usuarios en tanto la salud es un derecho y no una mercancía.