Le costó mucho al Ciclón derrotar al humilde Auckland City de Nueva Zelanda: en los 90 minutos terminó 1 a 1 (gol del Pitu Barrientos; Berlanga empató para los neocelandeses) pero Mauro Matos convirtió el gol que le da el pasaje a la final. El sábado enfrentará al poderoso Real Madrid.
Jueves 18 de diciembre de 2014 01:00
Foto: Télam
El objetivo de San Lorenzo está cumplido: se ganó su lugar en la final del Mundial de Clubes. Allí lo espera el Real Madrid de Cristiano Ronaldo. Los hinchas del Ciclón respiran aliviados, ya tienen programa para el sábado. Sufrieron demasiado en este ecnuentro ante el muy modesto Aucklandd City, pero ahora borrón y cuenta nueva, habrá que mejorar la imagen frente al club "merengue".
Es que en los papeles, el Auckland City de Nueva Zelanda era un rival muy accesible. Se trata de un club con escasos 10 años de historia en el cual la mayoría de los jugadores trabaja de otra cosa, además de integrar el primer equipo: hay hasta un repartidor, un trabajador de la construcción y un estudiante, por mencionar algunas ocupaciones. Una situación muy similar a la de un club de la C o la B Metropolitana. Pero San Lorenzo tomó demasiados recaudos (una formación con 5 en el mediocampo) y dejó que su rival tomara confianza,
El Auckland jugaba con menos presión que Saan Lorenzo y se fue notando con el transcurso del primer tiempo: sus jugadores se fueron soltando, el argentino Emiliano Tade se agrandaba y el Ciclón no podía imponerse.
Pero antes de que expirara el primer tiempo llegó el gol del "Pitu" Barrientos: salieron jugando de abajo con prolijidad, Buffarini la abrió para Mas y este envió un centro que paró Barrientos y acomodó un fuerte remate que pudo abrir el marcador.
En el segundo tiempo, Auckland se animó de jugar de igual a igual. Así, Tade metió un pase en profundidad que dejó solo a DeVnies ante Torrico, al arquero tapó, pero el rebote le quedó a Berlanga, que con poco ángulo, dió un "pase a la red" para el gol del empate.
Y hasta tuvo sus oportunidades para ganarlo el club de Oceanía, como un mano a mano ante Torrico que Tade no logró definir.
Tuvieron que ir al alargue y San Lorenzo se dio cuenta de que la historia le imponía llegar a esa final. Por eso, Bauza hizo ingresar al Pipi Romagnoli, que le cambió la cara al azulgrana. De un centro de Romagnoli llegó el gol del triunfo: Matos la bajó de cabeza en el área, el Pitu Barrientos se la devolvió de primera y Mauro remató al arco. Se ponía 2 a 1 para el Ciclón.
El Auckland hizo pasar otro susto con un pelotazo en el palo cuando se terminaba el partido. Pero ya era un hecho: San Lorenzo se ganó, con muchísima dificultad, su lugar en la final. Los jugadores azulgranas saben que si pretenden llevar la copa a Boedo tienen mucho que mejorar.
