El jueves por la tarde, efectivos policiales intentaron desalojar –escopetas en mano- a un grupo de jóvenes que rapeaba en la Plaza San Martín. Uno de los policías amenazó con un arma a un niño de 12 años.
Sábado 4 de marzo de 2017
“Estábamos rapeando, en un momento se acerca un policía y muestra un arma a uno de los chicos, que además tiene doce años, me metí diciéndole que cómo iba a hacer eso, le dije que estaba loco. A los dos minutos cayeron seis patrulleros. Y enseguida vino un policía de civil y me agarró del brazo, me quería llevar en cana. Se metió un montón de gente y empezaron a aplaudir. Ahí se fueron”, contó uno de los jóvenes que participaba del encuentro de freestyle, donde improvisaban letras y rapeaban en la Plaza San Martín de la Provincia de Buenos Aires.
En el mismo lugar, a metros de donde estaban los chicos rapeando -y momentos antes de lo sucedido- estuvieron reunidos en asamblea docentes del distrito, debatiendo sobre el conflicto paritario que tienen con el gobierno. Una plaza es un espacio público para el esparcimiento que cualquiera tiene derecho a utilizar. Sin embargo, la policía del partido de San Martín, comandada por el intendente Gabriel Katopodis, se otorga el derecho de decidir –pistola en mano- quién puede y quién no utilizar la plaza. Un modus operandi propio de un país en dictadura.
Cabe señalar que, según datos de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), desde la vuelta de la democracia en 1983 hasta la actualidad se registran 4.300 casos de gatillo fácil, siendo el 45 % en la Provincia de Buenos Aires. Una víctima cada 28 horas; jóvenes pobres en su mayoría. Mientras, desde el gobierno enrejan plazas y financian las armas policiales con las que apuntan a los jóvenes que utilizan los espacios públicos. Organizarse para tomar las calles es la única forma de parar este atropello.