Alrededor de 600 artesanas y artesanos (entre ellas la madre de Luciano Arruga) no pueden trabajar en la calle Defensa. Denuncian connivencia entre el Estado y anticuarios de la zona.
Domingo 3 de febrero de 2019 16:15
Este domingo por la tarde la Policía de la Ciudad de Buenos Aires junto a personal de Espacio Público volvieron a impedir que cientos de artesanas y artesanos, que hace años trabajan los fines de semana en la calle Defensa del barrio porteño de San Telmo, puedan trabajar en sus puestos.
En las últimas semanas el conflicto entre los feriantes de San Telmo y la gestión de Horacio Rodríguez Larreta no paró de escalar. Para perseguir y reprimir a cientos de artesanas y artesanos, el jefe de Gobierno cuenta con el apoyo de los empresarios de la zona, los “anticuarios” que reniegan de la existencia de la venta callejera, que no es ni más ni menos que una de las distinciones de los fines de semana de ese mítico barrios porteño.
La disputa es por la ocupación de las cuadras de la calle Defensa que van desde la numeración 700 al 1000. Los propietarios de negocios de antigüedades pretenden que los y la feriantes se vayan.
Después de tres domingos consecutivos sin poder trabajar, este domingo las y los feriantes decidieron volver a la calle Defensa a intentar instalar sus puestos. Pero finalmente la Policía de la Ciudad llevó adelante la orden de Horacio Rodríguez Larreta cortó la calle para impedir el tránsito de feriantes y turistas y lanzó gas pimienta a quienes reclamaban por el uso legítimo del espacio público.
Las y los mismos feriantes denuncian que del acuerdo para impedir su trabajo participa también la conducción de la cooperativa El Adoquín, lo que habría ocasionado incluso el rechazo de muchos miembros de la misma organización porque tal “pacto” implica dejar afuera a quienes no integran la cooperativa y son tan feriantes como quienes integran la cooperativa.
Verónica, artesana de la calle Defensa desde hace años, dijo a La Izquierda Diario que están “en una etapa muy crítica. Hace tiempo venimos llevando adelante un conflicto por la ocupación del espacio público, donde nos organizamos e hicimos varias propuestas al Gobierno de la Ciudad sobre cómo ordenar ese espacio de una forma inclusiva y democrática. Este es un momento de tensión, ordenaron el desalojo de cuatro cuadras de la calle Defensa, lo que representa a más de 600 trabajadores y trabajadoras, la mayoría manualistas, artesanas y artesanos”.
Desde hace alrededor de un mes, junto a la persecución del Estado los feriantes denuncian que están jugando en él un rol importante en el conflicto los anticuarios de San Telmo. “Entre ellos hicieron un pacto a puertas cerradas, del que participó la conducción de la cooperativa El Adoquín y del que nosotros no decidimos participar porque eso implicaba dejar mucha gente sin la posibilidad de trabajar”, dijo Verónica.
“Somos productoras y productores y necesitamos nuestro espacio para comerciar. El Gobierno viene con la orden de desalojo y represión al tiempo que difunde la invitación turística para que la gente venga a pasear por el paseo artesanal de San Telmo”, denunció.
Mónica Alegre, madre de Luciano Arruga y parte del colectivo de feriantes (confecciona animales en tejido), también habló con este diario. “Soy una de las afectadas por el pacto que hicieron entre el Gobierno y El Adoquín. Estamos acá, luchando con mis compañeros por mi trabajo. No somos delincuentes, somos trabajadores dignos que hacemos lo nuestro con mucho amor y orgullo para poder ganarnos la plata dignamente”, afirmó Alegre.
Informe y videos Alexis Cabañas