Pompeya en su aniversario. Historias dignas de recordar, ideas dignas de llevar adelante: "nuestras vidas valen más que sus ganancias"
Sábado 20 de mayo de 2017 18:01
Así es como el famoso tanguero Homero manzi, describe en su prestigiosa pieza "Sur" a la Nueva Pompeya, viejo regazo de las primeras generaciones obreras de la ciudad de Buenos Aires, dormitorio ayer y también hoy de los que construyen y hacen girar el mundo.
Muchas veces la historia de los barrios están contenidas en algún homenaje artístico, ya sea en nombres de clubes, donde son destacados los personajes que trascendieron de alguna u otra manera lo cotidiano y aportaron su grano de arena a la fisonomía y "personalidad" del mismo. En este caso la mística arrabalera que tienen las calles de Pompeya con sus pesados grises, los hermosos parques y su puente al mejor estilo neocolonial que nos mantiene a una distancia prudente del alguna vez limpio río (que fueron la musa inspiradora de poetas y cantores), los dejaremos de lado para ver la otra cara del barrio que hoy celebramos.
Precisamente porque sería injusto para la historia del barrio, es decir, para la historia de quienes lo construyeron, señalar solamente eso.
La historia, los hitos de los trabajadores
Los trabajdores de ayer también opinaban que "nuestras vidas valen más que sus ganancias", una idea que encabeza la campaña del PTS en el Frente de Izquierda, con Myriam Bregman como pre-candidata a diputada nacional por la Ciudad y Patricio del Corro como pre-candidato a legislador porteño.
Es en esta sintonía que cabe recordar en este 121° aniversario , que pone en nuestras pupila la figura del barrio, los hitos de quienes lo levantaron: "La semana trágica", donde el 7 de febrero de 1919 (Cruce de Pepirí y Amancio Alcorta) los obreros pompeyenses de los talleres metalúrgicos de Vasena comenzaron una dura lucha que generaría una represión sanguinaria por parte del gobierno radical de Hipólito Yrigoyen, exigiendo mejores condiciones de trabajo y las nueve horas de jornada.
Una zona con actividad productiva desde sus primero pobladores (mediados de siglo XVII en adelante), vio a principios del siglo XIX ya una clase obrera anclada, mataderos y frigoríficos, metalúrgicas, ferrocarril y una población laboriosa nativa y en su mayoría de inmigración europea como producto de la primera guerra mundial, quienes estaban ligados en menor o mayor medida a organizaciones sindicales anarquistas o socialistas. Los metalúrgicos en este caso fueron la vanguardia de una pelea por mejoras salariales y la reducción de la jornada laboral.
La Sociedad de Resistencia Metalúrgicos Unidos (SRMU), referenciada en el anarquismo, desde 1918 venía protagonizando la organización de diversas huelgas en el sector, y como parte de ese plan más general, en febrero de 1919, inició la huelga en los talleres de Vasena. El SRMU fue astuto y desarrolló el conflicto ganando el apoyo de los vecinos y trabajadores del barrio que veían esta pelea como propia. Lo mismo sucedió con los trabajadores marítimos y portuarios que, en solidaridad, se negaron a transportar cualquier cosa que ayude a fortalecer la embestida que el empresario Vasena, junto al gobierno como gendarme, se proponía para quebrar a los que luchaban.
Así fue que contrataron rompehuelgas, se constituyeron grupos para-policiales para sembrar el terror como la "Liga Patriótica", jóvenes de la élite más acomodada de barrio norte y recoleta con sed de sangre obrera y nada más ni nada menos que los primeros "pogroms", o grupos antisemitas que cometieron diversos atentados contra sectores de la clase obrera judía en barrios como Almagro y Villa Crespo. Una represión salvaje.
Fue este salvajismo estatal y para estatal, el que planteó la necesidad de la autodefensa obrera, lo que llevó, incluso, al asalto de armerías para detener a los rompe huelgas. Las primeras represiones desencadenaron una ola de indignación en innumerables barrios y establecimientos, con el consecuente apoyo y movilización.
"Nuestras vidas valen más que sus ganancias" en Pompeya, ayer y hoy
¿Pero es un simple relato histórico? En parte sí y en parte no. El propósito de reflejar estos hechos es para mostrar que en las entrañas del barrio existe una clase trabajadora que ayer y hoy se organiza, porque opina que sus vidas valen más que las ganancias de las patronales.
Hoy en día el PTS en el Frente de Izquierda es una fuerza que está en los barrios, con sólidos agrupamientos como el de la fábrica Coca-Cola y comisiones internas en la textil Elemento. Que tras duras peleas impulsadas por el obrero textil y ex-candidato a diputado por la ciudad, Eduardo Toro, se consiguieron importantes mejoras, la reducción de las semana laboral a cinco días, sacando el sábado y manteniendo el sueldo. Además de ganar la representación sindical de los trabajadores y una plena democracia sindical al interior de la fábrica.
Un próximo local para las mujeres, los trabajadores, y la juventud.
Desde el PTS, como parte de la campaña, tenemos una serie de propuestas concretas que hacen a: "reducción de la jornada laboral, 6hs, 5 días; reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, y el sueldo mínimo el equivalente a la canasta familiar.
Próximamente podrá verse en el barrio la apertura de un nuevo local del PTS, que será un lugar de referencia y uso de la juventud del barrio y los colegios, de los vecinos y los trabajadores tanto para discutir su problemáticas como para sumar a miles a esta importante campaña.