La derecha sigue a la ofensiva por el caso Pérez de los Cobos. Sánchez responde presentando a Marlaska como el adalid de la lucha contra el Estado profundo. La misma trama que se usó para el proceso contra los CDR del 23S o la acusación de sedición del PSOE en el juicio del procés.
Jueves 4 de junio de 2020
La sesión de control al gobierno estuvo marcada, una semana más, por las preguntas al ministro del Interior. Grande Marlaska recibió al mismo tiempo las exigencias de dimisión o destitución de parte de las tres derechas -PP, Vox y Cs- y el apoyo total del presidente del Gobierno, alejando por el momento el riesgo de caída.
La filtración del documento en el que la directora de la Guardia Civil proponía el cese del Coronel Pérez de los Cobos por negarse a facilitar información sobre actuaciones judiciales del cuerpo, desmintió las primeras versiones sobre su destitución.
La derecha ha puesto el grito en el cielo ante lo que califican como “injerencia inaceptable” y una violación de la “separación de poderes”. Viniendo de quienes desde Interior montaron la llamada “policía patriótica” y que hicieron famosa la cita de “la Fiscalía te lo afina”, no deja de ser un exabrupto demagógico más de los que nos tiene acostumbrados la oposición de derecha.
El gobierno del PSOE y Unidas Podemos ha respondido negando la mayor y pasando a la ofensiva. En primer lugar se mantienen en que en ningún caso se pidió a de los Cobos el informe de la Guardia Civil, repleto de falsedades y tergiversaciones, con el que se pretende sentar en el banquillo a altos cargos del PSOE y a Fernando Simón por las manifestaciones del 8M. En segundo lugar Sánchez anunció que la labor encomendada al ministro es terminar definitivamente con las “cloacas de Interior”, como si este entramado le fuera ajeno a él y su partido.
Marlaska se justificó en el Congreso alegando que la información que se le requirió a Pérez de los Cobos no fue el informe en sí, sino explicaciones sobre la filtración del mismo a la prensa. El ministro se mostró muy preocupado ante este posible delito de “revelación de secretos”.
No se le vio para nada preocupado cuando su Guardia Civil patriótica montó una operación en base a informes tan dudosos como los del 8M -que serían desmentidos en su mayor parte en las semanas posteriores- y éstos fueron filtrados oportunamente a la prensa para su difusión. Fue el 23 de septiembre de 2019. A días de la salida de la sentencia del procés, en Catalunya se vivió la enésima operación concertada entre el ministerio del Interior, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, el poder judicial y los grandes medios de comunicación. El encarcelamiento de 9 miembros de los CDR y la acusación de terrorismo en base a informes “a la carta” de la Fiscalía, fue una de las últimas contribuciones de las “cloacas de Interior”.
Tampoco el PSOE y el primer gobierno Sánchez le hizo ascos a los informes de la Guardia Civil -que tenían al mismo Pérez de los Cobos por detrás como jefe de la operación contra el 1 de octubre- para sustentar la petición de 12 años de cárcel a los líderes independentistas por el delito de sedición. La entonces ministra de Justicia y hoy Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, compañera de comidas con Villarejo, dió entonces plena veracidad a aquellos documentos y operaciones.
De la misma manera que los lamentos garantistas de la derecha no son creíbles, tampoco la cruzada regeneradora de la Guardia Civil y la Policía Nacional anunciada por Sánchez y encomendada a Marlaska. El actual ministro del Interior no solo ha convivido estos dos años en el cargo con las llamadas “cloacas”, sino que las ha utilizado sin ningún problema para la persecución de sus adversarios, en este caso los independentistas catalanes.
Tanto el PP como el PSOE son los artífices de las estructuras del “Estado profundo” que operan desde el inicio del Régimen del 78 y fueron la continuidad reciclada de las de la dictadura. La hemeroteca está repleta de montajes policiales y judiciales, terrorismo de Estado como los GAL y otros hechos de similar naturaleza con el sello de uno u otro partido.
Solo cuando estas “cloacas” han incluido entre sus adversarios al nuevo gobierno “progresista”, éste se ha empezado a preocupar. Seguramente Marlaska intentará controlarlas o poner límites a sus actuaciones autónomas.
No les será una tarea fácil. De hecho hoy mismo se filtraban nuevos informes de la Guardia Civil para lograr sentar en el banquillo a parte del gobierno, alegando como pruebas acusatorias el audio off the récord de la ministra de Igualdad Irene Montero sobre la baja de participación en las manifestaciones del 8M a causa del temor al covid19 o las sospechas de que Fernando Simón puede estar ocultando información.
El gobierno prevé además que esta pelea acabe judicializada y con una parte significativa del Poder Judicial significativamente inclinado en favor de sus contrincantes.
Aún si el gobierno de PSOE y UP consiguieran ponerle freno a esta ofensiva en contra suyo, no sería el fin de la “policía patriótica”, sino más bien, como ha hecho el PSOE históricamente la creación de la suya propia, o al menos una menos hostil y más leal a quien ocupa ahora la Moncloa.