La decisión de Pablo Iglesias de presentarse a las elecciones de la Comunidad de Madrid ha generado una restructuración del gabinete ministerial. Iglesias propuso que su vicepresidencia segunda sea ocupada por Yolanda Diaz, pero Sánchez es el que decide, y su propuesta es otra: que ese puesto lo ocupe Nadia Calviño.
Jaime Castán @JaimeCastanCRT
Martes 16 de marzo de 2021
Pablo Iglesias anunció su renuncia a los cargos ministeriales en el Gobierno, para presentarse como candidato por Podemos a la Comunidad de Madrid. Al mismo tiempo anunció una propuesta de reestructuración del gabinete, pasando a ocupar Ione Belarra su cartera de Asuntos Sociales y Yolanda Díaz su vicepresidencia segunda.
En el acuerdo de la coalición de gobierno se contemplaban cambios ministeriales durante la legislatura y Sánchez ha anunciado que la salida de Iglesias no incumple los acuerdos y puede estar contemplada. Sin embargo, Sánchez ha criticado que Iglesias ya diera por sentados los cambios, anunciándolos públicamente, cuando la prerrogativa es suya.
De hecho, Sánchez ya le ha planteado a Iglesias que, si Yolanda Díaz pasa a la vicepresidencia, manteniendo a su vez el ministerio de Trabajo, tendrá que hacerlo en la tercera vicepresidencia y no en la segunda que ocupaba Iglesias y que ahora pasaría a ocupar Calviño. Sánchez quiere que Calviño, la actual vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, siga siendo la figura destacada del área económica del Ejecutivo. Si Diaz asume la presidencia segunda y mantiene Trabajo, superaría en importancia a Calviño en el organigrama ministerial.
Así es que la restructuración del Gobierno sigue pendiente a la espera de la respuesta de Iglesias a la propuesta de Sánchez, en lo que es una negociación por los pesos y contrapesos de un Ejecutivo donde el PSOE no quiere ceder ni un ápice de terreno a Unidas Podemos. Aunque desde el Gobierno, la portavoz María Jesús Montero ya ha anunciado que "los cambios que se produzcan en el Gobierno no harán que variemos el rumbo del Ejecutivo y que consiste básicamente en no dejar a nadie atrás y en aprobar medidas ambiciosas".
Es decir, que la salida de Iglesias no va a alterar sustancialmente la estabilidad del Gobierno ni la política que más allá de la retórica “progresista”, viene siendo la de inyectar miles de millones de fondos públicos a las grandes empresas y el IBEX35, mientras la clase trabajadora y otros muchos sectores populares han visto empeorar drásticamente su situación económica y vital.
Ahora bien, este escenario muestra claramente el desgaste político de un Unidas Podemos tan pegado al PSOE que está cosechando cada vez peores resultados elección tras elección y donde, el giro de Iglesias es una primera respuesta a la desesperada.