En una asamblea de casi 5000 trabajadores, los afiliados al Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Santa Cruz decidieron separarse de la Federación Nacional dirigida por el diputado massista Alberto Roberti.

Lucho Aguilar @Lucho_Aguilar2
Martes 16 de septiembre de 2014
Este viernes 12 de septiembre, en el estadio municipal de Caleta Olivia, una multitudinaria asamblea de petroleros votó por unanimidad desafiliar su sindicato de la Federación Nacional. La otra moción votada a mano alzada fue el quite de los aportes económicos a la entidad nacional, que ascienden al 2% del salario.
Las semanas previas a la asamblea estuvieron “calientes”: hubo acusaciones de quema vehículos y agresiones desde ambos sectores.
Los trabajadores petroleros arribaron desde Pico Truncado, Las Heras, Río Gallegos y Sarmiento. Semejante convocatoria hay que entenderla, por un lado, por el fuerte descuento que sufre cada trabajador petrolero por parte de la Federación, que se queda con casi 1000 pesos todos los meses, brindando una pésima atención médica. Pero además, la Federación acumula un fuerte desprestigio entre los trabajadores de la región, ya que en el tiempo que intervino el sindicato se produjeron más de 700 despidos y varias irregularidades.
La asamblea fue encabezada por el secretario general del gremio provincial, Claudio Vidal. “Le decimos a la Federación Argentina de Petróleo, Gas Privado y Combustible que se terminó su tiempo en Santa Cruz, no nos van a poder robar más”, dijo Vidal en su discurso, único que se escuchó desde el palco.
Las críticas apuntaban directamente al dirigente Alberto Roberti, diputado nacional por el Frente Renovador de Sergio Massa, y acaudalado “dirigente petrolero”. Roberti ha sido noticia en las últimas semanas, y no justamente por lo que ha conseguido para los trabajadores de su gremio. Primero, por las críticas que recibió de trabajadores despedidos de Shell Dock Sud, que denuncian la complicidad de titular de la Federación con la multinacional que los echó por encabezar una lista opositora. Luego, por haber organizado una reunión de cúpulas gremiales para debatir “la altísima infiltración de la política de izquierda en los lugares de trabajo”. Parece que en Santa Cruz no se lo bancaron más y, aunque no se lo conoce en los lugares de trabajo, le sugirieron que no se acerque a la provincia.
El dirigente massista asegura que apelará legalmente la medida votada en Santa Cruz. Se calcula que los fondos que se disputan el Sindicato y la Federación llegan, entre obra social y aportes, a casi 10 millones de pesos por mes. Esto, a pesar de que sólo un tercio de las más de 300 empresas petroleras - entre extractivas y subsidiarias - que operan en la provincia de Santa Cruz cumplen con los pagos. Muchas de las “subsidiarias” están encuadradas en UOCRA, con obreros que reciben mucho menos salario y trabajan en peores condiciones.
La expectativa despertada por la desafiliación y una nueva cobertura no parece significar un cheque en blanco para la actual conducción del sindicato santacruceño, elegida hace pocos meses. ¿Qué sucederá si los millonarios fondos no son utilizados en forma trasparente, y a favor de la salud de los petroleros y sus familias? Las reiteradas rebeliones de los obreros que sacan el oro negro de las tierras patagónicas parecen dar un indicio.
Además, la noticia vuelve a poner sobre el tapete un debate: ¿son necesarios descuentos tan altos del salario del trabajador petrolero para los fondos sindicales? ¿Cómo tiene que ser un manejo democrático de esos fondos?
La asamblea del viernes es sentida como un paso adelante por miles de petroleros. Quedan pendientes el impuesto a las ganancias, las condiciones de seguridad, la tercerización de muchas actividades, entre otros puntos.