Como ya ocurrió en otras provincias, Cambiemos hace un mala elección. Aunque el peronismo con sus dos listas sumadas logra más votos que Bonfatti, no está garantizado que los mantenga en la general. Un régimen sumamente proscriptivo y antidemocrático configuró una elección entre grandes sojeros para las generales.
Lunes 29 de abril de 2019 00:19
Con el 97,32 % de las mesas escrutadas, el candidato más votado en las PASO de Santa Fe es Antonio Bonfatti, del Frente Progresista Cívico y Social, espacio que hoy gobierna la provincia. El ex mandatario obtiene un 31,15 % de los votos.
En segundo lugar, se ubica el candidato peronista Omar Perotti, que dentro de la interna de ese espacio supera a María Eugenia Bielsa. El actual senador nacional, referente de las patronales del campo, obtiene un 28,21 % contra el 14,48 % de la ex vicegobernadora.
Sin embargo, esa suma podría no trasladarse de manera directa a las generales. Un sector de quienes apoyaron este domingo a Bielsa podría no votar por Perotti. Este último contó con el apoyo de Cristina Kirchner en las PASO de este domingo. Esto muestra la situación del peronismo, la dificultad de unir espacios y, al mismo tiempo, deja abierto el escenario provincial hacia las elecciones generales.
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El dato sobresaliente de la elección es el derrumbe de Cambiemos. El espacio del oficialismo nacional había peleado la gobernación en 2015 y se había impuesto claramente en las legislativas de 2017. Sin embargo, se ubica en el 19,68 % de los votos. El resultado vuelve a mostrar el fuerte cuestionamiento que existe a las políticas de ajuste impulsadas desde el gobierno nacional.
Esta derrota se suma a las ya obtenidas en Neuquén, Río Negro, San Juan y Entre Ríos. Hay que señalar que José Corral -candidato de Cambiemos- contó con el apoyo explícito de Mauricio Macri y Elisa Carrió, quienes visitaron la provincia en la última semana.
Medido en términos nacionales, los resultados que se conocen hasta el momento implican un nuevo golpe para Cambiemos, al tiempo que no resuelven la interna del peronismo. Por su parte, el Frente Progresista, aunque logra imponerse en las PASO, no tiene aún un espacio nacional, dado que su apuesta por la figura de Roberto Lavagna no termina de consolidarse.
En la ciudad de Rosario, la más importante de la provincia, el escrutinio provisorio se hizo con una fuerte lentitud que fue criticada desde la oposición. De hecho, a la medianoche aun no se había contabilizado ni el 20 % de las mesas.
Desde distintos sectores se denunció que esa demora estuvo atada a la interna del Frente Progresista que gobierna la ciudad desde hace tres décadas. Allí la fórmula encabezada por Pablo Javkin superó a la candidata del sector oficialista, Verónica Irizar. Roberto Sukerman, del PJ, fue el candidato más votado.
La centroizquierda que no presentó candidato a gobernador y se negó a apoyar al FIT, puso su principal objetivo en la intendencia de Rosario. Juan Monteverde, uno de sus referentes, se ubica lejos de disputar la intendencia de la ciudad, lo cual anunciaron como el desafío de su campaña.
En la elección también se pone de manifiesto el carácter proscriptivo del sistema electoral provincial. Un sistema que, impuesto por el oficialismo del PS, obliga a obtener un 1,5 % del total del padrón electoral para poder competir en las elecciones generales. A nivel nacional se exige el 1,5 % de los votos válidos, es decir un porcentaje menor.
Este esquema limita la participación de las fuerzas que no cuentan con apoyo de los empresarios. Al piso proscriptivo se suman la ausencia de espacios gratuitos en radio o televisión para la difusión de sus ideas. Eso implica garantizar que gobiernen siempre los mismos espacios políticos.
Al momento que escribimos estás líneas el Frente de Izquierda hace una buena elección en Rosario, la ciudad de mayor población y concentración económica, y donde el FIT tiene mayor presencia militante. Además, espera los resultados del resto de la provincia. La fuerza que llevó como candidato a gobernador a Octavio Crivaro desplegó una enorme campaña militante a lo largo de toda la provincia, abriendo nuevos locales, conquistando una creciente simpatía de sectores de trabajadores, mujeres y jóvenes. En ese marco, cuestionó abiertamente los mecanismos electorales proscriptivos que limitan a las fuerzas no apoyadas por empresarios.
Durante la campaña el FIT impulsó una denuncia al ataque contra el pueblo trabajador que está en curso y que se profundizará bajo el próximo gobierno, ya que todos los sectores políticos patronales aceptan la tutela del FMI.
Con esa campaña llegó a amplios sectores de trabajadores, mujeres y jóvenes. Junto con la organización de nuevas fuerzas y conocimiento de sus figuras, esta campaña activa es parte de la preparación militante para enfrentar lo que se viene.