La semana pasada Gendarmería Nacional intentó amedrentar a estudiantes terciarios que realizaban una clase pública por la aparición de Santiago Maldonado. La verdadera historia de la fuerza verde oliva en nuestra provincia.
Martes 12 de septiembre de 2017 11:40
La semana pasada Gendarmería Nacional intentó amedrentar a estudiantes terciarios que realizaban una clase pública por la aparición de Santiago Maldonado. En esta nota, la historia de la fuerza verde oliva en nuestra provincia.
Desde la vuelta a la democracia la Gendarmería Nacional paso a ser una de las fuerzas represivas más "mimadas" por los todos los Gobiernos constitucionales, ante el desprestigio histórico del Ejército Argentino y el de las policías locales. Una fuerza que más allá de las formalidades, fue creada para el control interno y la intervención en los conflictos sociales.
En la Provincia de Santa Fe la presencia de gendarmería fue en aumento durante los últimos años. Ante la crisis abierta por los escándalos de narcotráfico que involucraban hasta al propio Jefe de la Policía Provincial Hugo Tognoli en 2013, se anunciaba a fin de ese año con bombos y platillos los primeros acuerdos con el Ejecutivo nacional para el desembarco de los verde oliva bajo la excusa de la "lucha" contra el narcotráfico, que golpeaba duramente al Gobierno socialista. Un show mediático con impacto internacional, con medios estadounidenses que entrevistaban a Berni y periodistas rosarinos analizando la situación de la provincia colocando a Gendarmeria como la fuerza "salvadora".
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Un año antes esta fuerza sufriría su primer revés: la denuncia realizada por parte de los trabajadores de Kraft Terrabusi y la Diputada Myriam Bregman del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos junto a otros organismos de Derechos Humanos ante el espionaje ilegal bajo la base de datos "Proyecto X" por parte de esa misma fuerza, llevaría al año siguiente a la renuncia de la por entonces Ministra de Seguridad Nilda Garré. En Rosario se replicaría la misma denuncia por parte de Octavio Crivaro, candidato a Diputado por el Frente de Izquierda y el Ce.Pro.DH tras acceder a los archivos que revelaban que la red de espionaje ilegal contra las organizaciones obreras, populares y de DDHH también actuaba en la región infiltrándose en reuniones de distintos gremios como AMSAFE y de organismos de DDHH como la Asamblea Permanente Por los Derechos Humanos (APDH).
Militarización de los barrios rosarinos: una cárcel a cielo abierto
Bajo el comando ya del ex cara pintada Sergio Berni puesto al frente de esta fuerza por Cristina Fernández de Kirchner, la Gendarmería desembarcaría en abril de 2014 en un megaoperativo digno de una película de acción. Esa tarde del 9 de abril se escucharon las hélices de los helicópteros que trasladaban hasta al propio Berni a la Ciudad junto a los 1.500 gendarmes y 500 prefectos que ocuparon todo el territorio para "terminar" con los búnkers en una ciudad marcada por los altos índices de homicidios .
La postal sería una Rosario sitiada y los barrios populares comenzarían a transformarse en una especie de favelas brasileras. La tan mentada "lucha contra el narcotráfico" al poco tiempo mostraría su verdadera cara y comenzarían a llegar las denuncias de los abusos recibidos por parte de Gendarmería a la juventud. Los uniformados con sus botas e itakas pararían cada colectivo que pise la Zona Sur de Rosario solicitando documentos a los pasajeros, comenzarían las detenciones arbitrarias, violentos cacheos en las calles llegando incluso a desnudar a sus víctimas, golpes y un sin fin de denuncias. Una verdadera cacería sobre todo de jóvenes menores de 30 años, que sufrirían cotidianamente este hostigamiento. Ante ésta situación desde diversas organizaciones como APDH y el Ce.Pro.DH se comenzó a organizar un registro de denuncias de abuso por parte de las fuerzas federales que serían tomadas en distintos puntos de forma anónima para preservar a las víctimas, con el fin de poner un coto haciendo responsables a los Gobiernos de su accionar. Más de 328 denuncias fueron registradas ese año sólo en Rosario.
Quedaba en evidencia la maniobra del kirchnerismo y el socialismo: de un lado intentar de calmar las aguas por la crisis provincial abierta ante la deslegitimación de la policía local en todas sus variantes completamente salpicada de casos de corrupción y narcotráfico. Del otro mostrar la presencia del Gobierno Nacional en la “abandonada” Santa Fe, en una búsqueda de control de territorio en la tercera provincia más importante del país. Más allá de la pantomima, los bunkers siguieron funcionando y se mantuvo el promedio de un homicidio por día quedando en claro que el trasfondo era más control social y la criminalización de los sectores populares y la juventud.
Los Gobiernos cambian, la represión queda
Cambios en las alturas y llegaría un nuevo pacto, esta vez entre el Partido Socialista y Cambiemos. Durante el 2016 luego de varios tironeos y pases de factura por parte de ambos lados se anunciaría un nuevo desembarco de gendarmería. Una nueva maniobra ante la deslegitimación en ascenso de las fuerzas provinciales que escalaban en el ranking del gatillo fácil y comenzaban a ser duramente cuestionadas tras casos de enorme resonancia como los de Franco Casco, Jonathan Herrera y Pichón Escobar entre tantos otros. Se sumaba a éste panorama las movilizaciones que cuestionaban a las fuerzas y al Gobierno Provincial en pedido de mayor "seguridad".
Las tropas llegarían esta vez bajo el mando del Comandante Brilloni, quien había sido el Director de Inteligencia en el Proyecto X. Ya Carlos Marx decía que la historia se repite primero como tragedia y luego como farsa: en este caso la frase aplica. El resultado no fue distinto, y nuevamente se registrarían las mismas denuncias de abuso en una Provincia dónde comenzaba a crecer la desocupación ¿Casualidad?
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Esta misma fuerza que se dedicó a reprimir la protesta social desde su creación hace poco más de un mes bajo la orden directa de Pablo Nocetti – el segundo de la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich - desapareció a Santiago Maldonado en medio de una brutal represión al pueblo Mapuche. Ante esto,miles de personas salimos a las calles a exigir su aparición con vida y repudiar las maniobras por parte del macrismo para dar impunidad.
Pero la situación se sigue agravando. El discurso gubernamental y de los grandes medios afines que encubren lo sucedido dan un mensaje de tranquilidad avalando su poder de fuego. Y así es como los uniformados leen que “vale todo”. En este marco, la semana pasada estudiantes y docentes del Instituto terciario Olga Cosettini fueron hostigados por un grupo de gendarmes que se hicieron presentes en una clase pública impulsada por la Juventus del PTS por la aparición con vida de Maldonado. Se trata de una política consciente que vienen utilizando para amedrentar a todo el que hable de Maldonado, con denuncias en todo el país en medio de la enorme disputa contra los que intentan encubrir su desaparición forzada.
Las distintas fuerzas son utilizadas como piezas de ajedrez de acuerdo a la coyuntura para ejercer el control de los de abajo. Por eso jamás callamos ante ningún Gobierno. La avanzada represiva intenta aleccionar ante los tiempos que se auguran: la única salida que puede ponerle un verdadero freno es la de redoblar la apuesta, ampliar la organización apostando al paro y la movilización. Este 18 de septiembre tenemos una primer gran tarea: a once años de la desaparición de Jorge Julio López, otro de nuestros desaparecidos en esta democracia para ricos, tenemos que volver a ser miles en las calles. Por Julio, por Santiago y por todos los pibes que cayeron bajo el fuego de las distintas fuerzas estatales.