Un estudio palinológico detalla que el cuerpo del joven desaparecido en 2017 tras una represión de Gendarmería no pudo estar más de treinta días en las aguas de ese cauce patagónico. Pero Santiago estuvo 78 días desaparecido. Golpe al relato armado por el macrismo y sostenido durante siete años por el juez Lleral, recientemente apartado del caso.
Daniel Satur @saturnetroc
Viernes 11 de octubre 02:43
Como ya informó este diario en mayo, la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia apartó al juez federal Gustavo Lleral de la causa por la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado. Lo hizo atendiendo al pedido de las querellas y la Fiscalía. Tras siete años de garantizar impunidad, el magistrado de Rawson fue obligado a entregarle el expediente a su par de Ushuaia, Federico Calvete.
La Cámara exhortó al nuevo juez que actúe con “máxima diligencia y premura” para lograr “un significativo avance procesal en tiempo breve”. Eso significaba que Calvete hiciera lo que la misma Cámara comodorense le había ordenado a Lleral en 2019 y éste nunca hizo: obtener las pruebas solicitadas por las querellas a fin de poder determinar sin margen de dudas en qué circunstancias murió Santiago.
La familia Maldonado tenía razón hace siete años al denunciar que el informe de la autopsia realizada por el Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia tenía imprecisiones y contradicciones. Por eso la Cámara aceptó el pedido de ampliaciones de algunas pericias. Entre ellas, un exhaustivo análisis del polen encontrado en las ropas que vestían el cuerpo de Santiago al momento de ser hallado en las aguas del Río Chubut (a la altura de la comunidad mapuche Pu Lof en Resistencia de Cushamen).
El análisis del polen de las plantas y otros elementos, como las diatomeas del agua, hallados en cadáveres u objetos puede ser fundamental para echar luz sobre los tiempos y espacios en los que se cometió un crimen. La palinología es la disciplina que estudia el polen.
En 2017, en el marco de los estudios complementarios de la autopsia, se convocó a la doctora Leticia Povilauskas, de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata, para analizar las muestras del abundante polen existente en el pantalón, el pullover, la chalina, las medias y la ropa interior del joven.
Povilauskas realizó aquel informe en dos tramos, uno geológico (terminado en 2017) y otro palinológico (entregado en 2018). La pericia fue incorporada al informe general por el Cuerpo Médico Forense y sus conclusiones nunca fueron cuestionadas ni impugnadas por las partes que intervienen en la causa. Allí la especialista afirmaba que el cuerpo de Maldonado no puede haber estado más de treinta días en el lugar donde fue hallado, ya que de haber sido así no se hubieran encontrado abundantes granos de polen en sus ropas. La corriente del río (más aún en esa época de deshielo) los hubiera arrastrado.
Se confirma la hipótesis
Cuando en 2017 la familia Maldonado y su abogada Verónica Heredia vieron el informe palinológico le solicitaron al juez Lleral que le pidiera a Povilauskas más precisiones. Por ejemplo, si el 1° de agosto, día de la desaparición, podía haber en el aire polen de Ciprés de la Cordillera (el que se halló 78 días después en sus ropas). Lleral nunca pidió nada.
En julio último Sergio Maldonado y la doctora Heredia viajaron a Ushuaia para entrevistarse por primera vez con el juez Calvete. Él les dijo que, ante todo, quería tener toda la causa en sus manos, digitalizada, para definir cómo seguir. El expediente tiene más de cien cuerpos (cada uno de 200 fojas), distribuidos entre el Juzgado de Ushuaia, el de Rawson (Lleral aún no mandó todo a Tierra del Fuego) y otra parte en la Corte Suprema. Una dispersión nada inocente. Y encima hay cuerpos que están sólo en papel.
Mientras tanto Calvete le pidió a la doctora Povilauskas que amplíe su informe pericial sobre el polen. El 27 de septiembre la palinóloga de La Plata le respondió con un escrito de 12 páginas titulado Ampliación informe pericial de geología y palinología forense en el marco de la causa 8232/2017 Echazu Emanuel y Otros S/Desaparición Forzada de Persona.
El texto, al que tuvo acceso este diario, responde a preguntas específicas del juez y de la familia Maldonado. Allí la palinóloga no modifica ni altera las definiciones que hizo hace siete años. Por el contrario, al responder consultas sobre su método de investigación y las terminologías científicas que utiliza, reafirma sus conclusiones. Para ello se basa en reconocidos estudios y estadísticas científicas.
Sus conclusiones son cruciales en dos aspectos: por un lado, cuánto puede durar adherido el polen como el encontrado en las ropas de Santiago, sumergido en aguas como las del Río Chubut; por otro lado, en qué época del año florecen las plantas cuyo polen fue hallado entre esas prendas.
En cuanto al tiempo, Povilauskas asegura que “los granos de polen encontrados en las muestras periciadas no pudieron permanecer adheridos a las prendas sumergidas en el lugar del hecho por un período prolongado”. Y agrega: “Las prendas de Santiago Maldonado estuvieron sumergidas en un período de tiempo no mayor a 30 días”.
Sobre el segundo aspecto, la conclusión es también relevante. En las ropas se hallaron abundantes granos de polen de Ciprés de la Cordillera, un árbol de la familia Cupressaceae cuyo nombre científico es Austrocedrus chilensis. Es una planta típica de la Patagonia. Povilauskas afirma que “el momento de floración es a partir de mediados de septiembre hasta noviembre” con un “pico máximo de concentración de polen en el aire” en octubre. Ergo, sería imposible que Maldonado hubiera tenido ese polen en sus ropas el 1° de agosto, ya que recién aparece en el aire un mes y medio después.
“No bajamos los brazos”
“Este informe de la palinóloga confirma lo que dijimos desde el principio, que el cuerpo de Santiago no quedó en el río el 1° de agosto. Confirma, en definitiva, lo que el mismo Estado reconoció a través de la Prefectura, fuerza de la entonces ministra Patricia Bullrich, cuando dijo en tres ocasiones revisó el lugar y el cuerpo no estaba. Claramente, el cuerpo ahí no estaba”, dice Verónica Heredia en diálogo con La Izquierda Diario.
La abogada afirma que esta novedad se da “por no haber bajado los brazos, por la lucha perseverante de Sergio y la familia. Siempre dijimos que el informe de autopsia de noviembre de 2017 no tenía conclusiones sobre cómo, dónde y cuándo murió Santiago. Todo lo que se dijo en su momento fueron conclusiones arbitrarias de Lleral, lo de los 55 peritos, lo de que Santiago se murió solo y sin que nadie lo viera. Esas ‘verdades’ se fueron con el juez”.
Combatiendo el relato alimentado durante años por Bullrich y sus empresas periodísticas aliadas, Heredia reitera que “nunca fueron 55 los peritos que firmaron ese informe del 24 de noviembre de 2017. Pero además ese informe generó muchas preguntas, que nosotros hicimos en su momento y Lleral no quiso responder. En términos de la investigación estamos como el 17 de octubre en que se encontró el cuerpo. Recién ahora se están develando algunas respuestas”.
El juez Calvete ya envió el informe de Povilauskas al Cuerpo Médico Forense de la Corte, encargado de las pericias oficiales en el caso. Es de suponer que se convoque próximamente a los peritos de las partes para la realización de un ateneo en el que se analice ese informe y se emitan las conclusiones.
La familia Maldonado ofreció como peritas de parte a las especialistas del Centro Forense Integral Equitas de Colombia, un colectivo reconocido por la ONU que desarrolla tareas similares a las del Equipo Argentino de Antropología Forense . En el caso Maldonado el EAAF trabaja para el Estado. Es incompatible que también lo haga para la víctima. Por eso la querella pide que intervenga Equitas.
Las conclusiones ratificadas del informe palinológico revalorizan los testimonios que aseguran que Gendarmería se llevó a Santiago al momento de la represión. Cuanto menos, no se los puede seguir desechando fácilmente.
Entre ellos está el relato del joven mapuche Lucas Pilquimán. Cuando Gendarmería ingresó a la Pu Lof, él y Santiago corrieron juntos hacia el río. Pilquimán cruzó el cauce pero Maldonado se metió unos metros y enseguida volvió a la orilla. Hasta allí llegó una docena de gendarmes que disparaban sus escopetas, arrojaban piedras e intentaban atrapar a los jóvenes. Qué hicieron frente a Santiago es algo que el Poder Judicial debe esclarecer.
Además, Calvete espera resultados de otras medidas que no tomó Lleral. Como un informe sobre el teléfono de Santiago (que siguió activado tras su desaparición). También falta saber las causas de las lesiones en el rostro, que si fueran de animales carroñeros terrestres confirmarían también que el cuerpo no estuvo siempre en el agua. Y tampoco fueron peritadas la ropa y las pertenencias halladas en los bolsillos, como los billetes en perfecto estado de conservación. Además de las dilaciones de Lleral, hasta el momento instituciones como el Conicet y la UBA no aceptaron realizar esos análisis.
También está pendiente la reconstrucción de los hechos del 1° de agosto, con presencia de testigos en el lugar que puedan recordar y relatar lo que vivieron, especialmente quienes vieron por última vez a Maldonado.
Si el polen no pudo aparecer en las ropas de Santiago antes de septiembre y si Pilquimán reafirma que la última vez que vio al joven fue río abajo de donde finalmente el cuerpo fue hallado, es obvio que la línea de investigación deberá descartar que Maldonado murió en ese instante y en ese lugar, atrapado por las frías aguas del Río Chubut. Todo ello, a su vez, está sustentado en otras tantas pruebas e indicios que figuran en el expediente.
Para que su reputación como juez federal no termine en el mismo basurero que las de sus antecesores en la causa, Calvete debería aceptar que la familia Maldonado (y la sociedad en general) merece respuestas indubitables sobre lo que le pasó y quiénes fueron los responsables del trágico destino de Santiago.
Guido Otranto, el juez federal de Esquel, ejecutó la primera etapa del plan de impunidad. Lleral cumplió la tarea de intentar cerrar el caso. Calvete tiene la oportunidad de hacer aquello para lo que, al menos formalmente, fue ungido: encontrar la verdad y hacer justicia.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).