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Red Internacional
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Escenario Bonaerense. Saqueados

Mientras la megadevaluación y el nuevo acuerdo con el FMI potencian a grados infinitos las calamidades que viene sufriendo la población trabajadora, el gobierno y sus medios de comunicación apuntan contra los pobres.

Walter "Pata" Moretti

Walter "Pata" Moretti @patamoretti

Miércoles 12 de septiembre de 2018

Quieren mostrar intentos desesperados de personas que buscan un poco de comida como robos organizados y parte de una conspiración destituyente, para de esa forma justificar el accionar represivo. La ministra Bullrich, creativa ella, hasta inventó una nueva modalidad que se denominaría “saqueos exprés” milimétricamente preparados.

La gobernadora María Eugenia Vidal hace malabares para separarse de esa visión y para mostrarse como una funcionaria con mayor sensibilidad social. Pero su puesta en escena ha sido rápidamente desbaratada por su propio ministro de Desarrollo Social, Santiago López Medrano. Este viejo asesor de las 62 Organizaciones Peronistas ha declarado durante el último semana que “no hay saqueos por hambre, sino robos” (¡!)

El saqueo es contra los trabajadores y los pobres

Desde su inicio en abril y mayo, la feroz corrida cambiaria viene golpeando de lleno en tierras del conurbano. Distintos estudios realizados en los meses de junio y julio establecían que aquí la inflación y la desocupación ya se ubicaban dos puntos por arriba de los índices nacionales. Esto no es casual. El consumo de los habitantes pobres del GBA se basa casi exclusivamente en los alimentos básicos que sufrieron aumentos colosales, como es el ejemplo de la harina. Además, el aumento de la desocupación se viene nutriendo del retroceso que viene golpeando a la construcción (siendo que la mayoría de estos obreros reside en el conurbano) y de la crisis existente en las Pymes y que se traduce en mayores despidos o directamente en el cierre de distintos establecimientos.

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Como si todo esto fuera poco, la situación empeoró con la megadevaluación ocurrida el mes pasado y el leonino nuevo acuerdo con el FMI; el dólar ronda los $40 (y en lo que va del año subió más del 100%) y evidentemente la devaluación no solo se hace más profunda sino que vino para quedarse por un largo tiempo. La inflación se acelera y apunta al 42%; la pobreza superaría el 35% (en la actualidad la mitad de los niños son pobres) y la desocupación seguiría aumentando notoriamente. Todo este combo impuesto por el FMI e impulsado por el gobierno de Cambiemos alimenta aún mucho más los sufrimientos y las penurias de las masas laboriosas que habitan las barriadas pobres del conurbano. Las clases medias que lo habitan tampoco salen indemnes de la aceleración inflacionaria y del ajuste.

A su vez, los 500 mil millones de ajuste que exige el FMI y la promesa gubernamental de imponer su “déficit cero” le ha impuesto a las provincias el traspaso de los subsidios al transporte y la liquidación del Fondo Sojero que venían recibiendo también los municipios. Ambas medidas también recaerán sobre los trabajadores y los pobres. Para la Provincia de Buenos Aires el traspaso de los subsidios al transporte suma unos $17 mil millones que muy posiblemente tendrán que ser cubiertos con nuevos aumentos del boleto. La liquidación del Fondo Sojero significó ya una pérdida de más de $580 millones para los municipios de la provincia. Estos recortes también serán pagados por los trabajadores, que no verán ni por las tapas alguna posibilidad de mínima mejora de los acuciantes déficits en infraestructura, salud y educación.

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Propinas

En el primer acuerdo, el FMI -muy consciente de la catástrofe que se avecina y que propicia- dispuso de $13.500 millones para cubrir el gasto de los programas sociales para este año y un 0,2% del PBI para los próximos años. Una verdadera propina, cuando la deuda externa representa el 82% del mismo PBI.

El FMI quiere emular al Banco Mundial, cuando este financió los planes sociales que Duhalde intentó utilizar como un amortiguador durante la crisis abierta en el 2001. Pero el éxito de las propinas actuales está por verse, cuando la economía mundial pega de frente y se consolida una perspectiva de larga recesión totalmente opuesta a los vientos de cola de crecimiento que comenzaron a soplar luego de la devaluación duhaldista.

Hablando de propinas, la gobernadora no quiso ser menos. Ante la crisis y sus consecuencias, el gobierno provincial resignó partidas por un valor de $1000 millones. Su audaz plan consistiría principalmente en el otorgamiento de mil tarjetas con un aporte de $5 mil para atender los comedores comunitarios.

Absolutamente denigrante.

Para llevar adelante semejante plan social Vidal acudiría a la colaboración de los pastores evangelistas. Son del palo: ya estuvieron juntos en la avanzada para que el Senado Nacional votara contra de la Ley de Interrupción del Embarazo (IVE).

Otra estafa viene a través de los Precios Cuidados, cuando un 40% de la suba del dólar se reflejará en el aumento de precios inmediatamente. Es como salir con un paraguas para cubrirse de un tsunami. El propio ministro de Producción nacional Dante Sica se sinceró cuando reconoció que “cuidar el consumo popular no será un obstáculo para las ganancias de los empresarios”.

Otra mentira. Vidal dice haber resuelto que su gestión se transforme en un gran Ministerio de Desarrollo Social, mientras que en la actualidad el verdadero ministerio provincial se encuentra totalmente vaciado y sus trabajadoras y trabajadores cobramos salarios miserables que apenas superan los $15 mil.

Las sombras de Mariú

La crisis económica y la propia crisis política del gobierno de Macri, han opacado sus brillos de antaño y hoy la gobernadora se encuentra en medio de una oscura sombra.

Además de la caída en las encuestas, Vidal ha visto como se desflecaron las dos banderas que levantaba en su momento de gloria. Primero con los aportes truchos a la campaña electoral de su partido (más allá que los cuadernos de Centeno sirvieron para tapar un poco esa cuestión, un estudio reciente señala que el 69% de los encuestados conocían el tema) quedó sepultada su supuesta lucha contra las mafias. Ahora el ajuste se lleva puesta la obra pública, incluyendo muchas de las que ya están iniciadas y que son paralizadas por las propias empresas, que se retiran por el aumento del dólar como sucede con las “licitaciones” del sistema hidráulico.

Como plantea un analista, Vidal puede “asomarse a un último año y medio de cartografía sciolista” en un conurbano donde la crisis pega antes y más duro.

Intendentes colaboracionistas

Más allá de los fuegos de artificio y sus parloteos contra el ajuste, los intendentes kirchneristas que ganaron sus distritos como parte de las listas del Frente para la Victoria y que hoy gobiernan en una significativa parte del GBA (particularmente la Tercera Sección) no se cansan de ofrecerle a Vidal su colaboración ante la difícil situación que se vive en el conurbano. Con el mismo objetivo también reapareció Sergio Massa.

Nada de esto casual. Tanto los intendentes K como Insaurralde, Cascallares, Gray, Zabaleta (ahora enrolados en el bloque del PJ “Unidad y Renovación) ordenaron a sus legisladores -entre ellos Pereyra, el viejo Barón de Florencio Varela- que sigan garantizando la gobernabilidad a Cambiemos en la PBA, como hacen también los del Frente Renovador. Todos ellos votaron el presupuesto anterior que incluía un endeudamiento fenomenal, y apoyaron o dieron quorum para la aprobación de leyes antiobreras como fue la modificación del sistema jubilatorio de los trabajadores del Banco Provincia, entre otros gestos.

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Ahora se prestarían a colaborar con el presupuesto 2019. Los intendentes K no quieren hacer muchas olas. Algunos de ellos también aparecen en los cuadernos; tal es el caso de Martín Insaurralde, que no solo habría sido nombrado por José López por los fondos de su campaña del 2013, sino también por su ligazón con Néstor Otero en la faraónica construcción de la terminal de ómnibus del Puente La Noria.

Hace unos días los intendentes peronistas se reunieron con funcionarios del gobierno de Vidal y una vez más ofrecieron su colaboración a cambio de que se declare la “emergencia social y alimentaria” y de ser ellos los encargados de distribuir la ayuda social. Es decir que toda la estrategia de los intendentes K es distribuir las propinas de Vidal, a la vez que esperan la definición de Cristina para el 2019.

Mientras hoy millones sufren el aumento de la pobreza, la desocupación y condiciones de vida miserables, los intendentes dicen que hay que esperar hasta 2019. Contra esta estrategia miserable hay que impulsar la lucha hoy para derrotar los planes del FMI, Macri y Vidal y que los trabajadores impongan una salida propia y a favor de los pobres, que hoy son las principales víctimas del saqueo que ya se ha iniciado y que pega con mayor dureza en el conurbano bonaerense.

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Walter "Pata" Moretti

Junta Interna de ATE - Ministerio de Desarrollo Social PBA

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