Desde finales del año pasado, miles de refugiados haitianos y en menor medida africanos quedaron varados en la ciudad fronteriza de Tijuana, situación que podría empeorar con las nuevas políticas migratorias de Trump.
Camilo Cruz México
Jueves 2 de febrero de 2017
La ciudad fronteriza Tijuana, parte del estado de Baja California es una ciudad icónica por ser una de las principales ciudades en recibir migrantes que buscan cruzar la frontera, sin embargo en los últimos años bajo la administración del ex presidente Barack Obama, se registraron cifras históricas en la deportación, donde Tijuana se ubicó como una de las ciudad que fueron puntos de deportación masiva.
Miles de centroamericanos migrantes comenzaron a hacer de Tijuana una “ciudad albergue”. Los más afortunados han conseguido todo tipo de trabajo con salarios sumamente precarios: los contratan de manera temporal en fábricas, en call centers aprovechando que llega un porcentaje de personas bilingües; los menos afortunados se establecen en el canal fronterizo en refugios sobrepoblados que mantienen las autoridades de manera improvisada con madera y lonas.
A esta situación, se agregó la masiva migración de haitianos en busca de recibir refugio en Estados Unidos; por lo menos cuatro mil haitianos sobreviven en albergues improvisados en iglesias y centros de rehabilitación, ante la imposibilidad de conseguir trabajo en suelo mexicano por lo que enfrentan una doble discriminación.
A la situación crítica que viven los migrantes se la agrega la política desplegada en los últimos meses de la presidencia de Obama: reducir las citas migratorias por día, la cancelación de las medidas que protegían a los caribeños de la deportación y el avance en las expulsiones de migrantes haitianos a la isla y las nuevas políticas migratorias impulsadas por Trump que, según activistas de la ciudad fronteriza, podrían agudizar aún más la enorme crisis migratoria.
La “migra” estadounidense se llama INM
El Instituto Nacional de Migración (INM) ha mantenido un rol clave en la situación crítica que hoy pasan los migrantes haitianos y centroamericanos.
El INM ha minimizado la crisis migratoria y está lejos de aceptar la crisis humanitaria que se vive en los refugios improvisados que no cuentan ni con agua suficiente para todos los albergados.
Es sabido por el gobierno estatal, federal y el propio INM que cientos de los migrantes haitianos tienen cita para ser atendidos en Estados Unidos hasta mayo de este año y aun así poco hace para mínimamente regularizar su situación u ofrecer visas de trabajo a migrantes que viven de la solidaridad de la población tijuanense.
El INM explica a los migrantes haitianos que si quisieran regularizar su situación migratoria en México ya no podrían solicitar refugio en Estados Unidos.
El verdugo de migrantes que intentan cruzar la frontera no es ni siquiera la “migra” estadounidense, es el propio INM que no solo hace eco de la política criminalizadora y persecutoria a los migrantes, sino que niega y frustra toda posibilidad para atender la brutal crisis humanitaria en la que miles de haitianos se encuentran.