En el marco de la FILVEN capítulo Falcón 2019 se realizó charla-debate en torno a la vigencia de la dialéctica marxista y sobre cuánto de ella encontramos en el “Antimanual”. Reseñamos parte de la exposición.
La Izquierda Diario Venezuela @LaIzqDiario_VE
Domingo 3 de marzo de 2019
El pasado jueves 14 de febrero, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN) Capítulo Falcón 2019, se realizó la Charla-Debate «Actualidad de la concepción ludoviqueana de la dialéctica marxista en el Antimanual». En el marco de los 30 años del fallecimiento del poeta, filósofo y ensayista Ludovico Silva, y próximos a los 201 años del natalicio de Karl Marx, la charla estuvo a cargo del docente, columnista de La Izquierda Diario Venezuela y militante de la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS), Humberto Zavala, con la presencia de docentes, investigadores/as, estudiantes universitarios/as y de educación media, escritores, teniendo como un interlocutor al poeta falconiano César Seco, que avivaba el debate frecuentemente.
I. HIC RODAS: Desde aquí pensamos la dialéctica
El punto de partida fue el señalamiento del marco en el cual reflexionar sobre dialéctica marxista: “nos encontramos en tiempos de crisis capitalista mundial, donde nuestro país entra en un nuevo ciclo de ‘crisis orgánica’ que abre ‘salidas de fuerza’ entre un imperialismo que amenaza con una intervención golpista y militar, y un Estado de excepción permanente al interior de la nación, tutelado por las FFA, bajo el cual se preservan los privilegios capitalistas, el pago de la deuda y los negocios redondos de las trasnacionales, el pueblo trabajador es quien la paga y la derecha golpista no pierde chance de hablar de ‘fracaso del marxismo’, por lo que la izquierda revolucionaria no puede hacerse los ‘yo no fui’ ni ‘yo no vi’ con las tradiciones de la izquierda en el país”.
II. ECCE HOMO: ¿Por qué Ludovico?
La última oleada internacional ascendente de la lucha radicalizada de clases abierta 50 años atrás con las revueltas en París (Francia 68’), Tlatelolco (México 68’), la “Primavera de Praga” (Checoslovaquia), el Cordobazo (Argentina 69’), entre otros, encuentra a Venezuela cruzada por la consolidación del nuevo régimen burgués y represivo, tras el apaciguamiento del ascenso post-dictadura y la derrota de la lucha armada como gran apuesta de la izquierda de entonces, el espíritu de “Renovación” que cuestiona el régimen universitario, y la dependencia cultural en el Congreso Cultural de Cabimas (1971).
Dentro de este contexto emergen tres vertientes del “pensamiento crítico”: la Teoría de la dependencia en economía; la “Nueva Izquierda” o “Izquierda Nacional” (variante del eurocomunismo, pero a la venezolana) en política; y finalmente en el terreno de la teoría del conocimiento predomina la “escuela crítica” o “heterodoxa”. “¿Hay dudas de que sea Ludovico Silva su máximo referente? A la vuelta de 30 años de su fallecimiento, y a 45 años del Antimanual, ¿cuántos de sus preceptos quedan en pie dentro del debate académico marxista nacional?”
Es indudable que “el Antimanual” es una referencia importante en amplios sectores de la izquierda y la juventud universitaria del país, que buscaban –y aún hoy– un marxismo alejado de los “dogmas” y la “religión secular” en que se mostraba el marxismo en la expresión de los partidos comunistas (“soviéticos” o “chinos”), que durante muchas décadas fueron la izquierda “realmente existente” en nuestro país.
III. DE OMNIBUS DUBITANDUM EST: De cómo Ludovico nos conmina a debatirlo
Al Antimanual para uso de marxistas, marxólogos y marxianos (1975) le cabe el mérito de sacudir las certezas filosóficas que albergaban generaciones de militantes de izquierda en los catecismos de la estalinizada Academia de Ciencias de la URSS, bautizados como “manuales”, pero también, otras concepciones muy en boga entre los académicos marxistas de la época de corte althusseriano.
Se recordó a los ludoviqueanos que su maestro no quiso nunca fundar una secta, citando un pasaje de sus Ensayos temporales: “Si alguna virtud tienen mis escritos en este sentido es que los he propuesto como discusiones, no como dogmas en los que hay que creer. Probablemente todo cuanto he escrito sea un puro error; pero siempre habrá tenido la virtud de excitar a la controversia” (1983). El ensayo de Ludovico apuntó contra categorías clave como “materialismo-dialéctico”, “marxismo-leninismo”, “lógica-dialéctica”, “ideología-revolucionaria”, etc., planteando a las siguientes generaciones la incógnita: ¿con qué bases sustituirlas?
IV. DE VITA ET MORIBUS: De cómo Ludovico llega a su concepción de la dialéctica
Durante la charla se abordó cómo fue el pasaje del niño Luis José Silva Michelena que vivió entre CEO’s gringos en campamentos petroleros, al joven poeta y profesor universitario Ludovico Silva que al volver de una amplia formación humanística y literaria en La Sorbona, Madrid y Brisburgo, se iniciaba en sus lecturas de marxismo a partir de las charlas de su maestro Federico Riu sobre Sartre en su Caracas natal.
Fue subrayado el hecho de que las primeras incursiones en su ensayística sobre marxismo: Sobre el socialismo y los intelectuales (1970), La Plusvalía Ideológica (1970), El estilo literario de Marx (1971) y Teoría y práctica de la Ideología (1971), antecedentes inmediatos de los presupuestos teóricos del Antimanual, fueron esbozados como aproximaciones al tema de un estudioso advenedizo del marxismo: “Algunos han asegurado que yo estudio los libros de Marx y los libros sobre marxismo desde que tenía diecisiete años. Tendré que desencantar a toda esa gente amable. Yo soy un recién llegado al marxismo. La pura verdad es que yo no había leído ningún libro de Marx hasta el año de 1969... Mi sinceridad consiste en decir que yo no sé nada, o muy poco, de marxismo”, del mismo modo su asimilación ortodoxa de la tradición “heterodoxa” del llamado por Perry Anderson “marxismo occidental” (Lukács, Korsch, Adorno, Horkheimer, Marcuse, Sartre, Lefebvre, Colleti, Baran, Rubel, entre otros).
V. AD FONTES: “Volver a Marx”, ¿a cuál Marx y desde dónde?
Uno de los puntos nodales del debate fue en torno a la genealogía de los manuales. Ludovico se aproxima desde un punto de vista “interno” (lectura de los textos de Marx y de Engels), y desde un punto de vista “externo” (lectura de los marxistas desde Engels hasta la actualidad). Desde el supuesto marcusiano de “crítica inmanente” (en El marxismo soviético, 1969) Ludovico buscará las causas de la degeneración de la teoría marxista menos en las propias condiciones históricas y políticas (materiales) en que se desarrolló, que en los “errores filosóficos” de cuño “engelsiano-leninista”.
Sin embargo, la “crítica genética” que desde la Segunda Internacional siempre estuvo presente en la tradición del marxismo antes de la estalinización (Labriola, Luxemburgo, Lenin) y después de ella (Trotsky, Gramsci, Mariátegui), y que “se rompe” tras las lecturas de las Teorías Críticas, cobrará vigencia un año después del Antimanual. Con el debate abierto desde la New Left Review con la publicación de Consideraciones acerca del marxismo occidental de Perry Anderson, propicia nuevas lecturas donde la degeneración ideológica del pensamiento de Marx cobra sentido solo en las derrotas del movimiento obrero y socialista internacional, donde es posible el paradigma genealógico visto, por ejemplo, en Marx en su (Tercer) mundo de Kohan.
De manera que una versión purista (e irreal) de Marx enfrentado al último Engels de la II Internacional, o el Marx enfrentado al bolchevismo de Lenin y la III Internacional, o el Marx “científico” opuesto al Marx “ideólogo-político” o a un Marx “crítico”, que Ludovico intenta recrear, no solo es cuestionado por intelectuales contemporáneos a Ludovico (Gouldner, 1952) sino por teóricos decoloniales posteriores, como Edgardo Lander, quien ve en ello un modo de limpiar a Marx de sus tensiones internas, de no ver realmente a Marx.
El principal problema genealógico del Antimanual es que no puede darnos cuenta de: a) la realidad del marxismo clásico (ortodoxo) entendido como la tradición crítica de las luchas teórico fraccionales o como lo llamaría Labriola “comunismo crítico”, y b) la peculiaridad filosófica del estalinismo, ausente en la tradición anterior, donde los conceptos clave del marxismo vaciados de contenido serán sometidos a un tipo de pensamiento que mora en la pseudo concreción (Kosik), una ontología acrítica de las leyes de la naturaleza, la sociedad y la conciencia, que restaura la vieja “teoría de los factores inconexos” y que necesita siempre la sistematización de un cerebro providencial e infalible, tesis que Trotsky retoma de Labriola en “Las raíces filosóficas del burocratismo”.
La charla, a 201 años del natalicio de Marx, intentó restaurar un Marx que apostó por una teoría revolucionaria vinculada a su actividad político militante al frente de la Liga de los Comunistas y la Asociación Internacional de los Trabajadores (I Internacional) y dejó sentadas las bases de una crítica radical de la sociedad capitalista y las vías políticas de subvertirla.
VI. DE TE FABULA NARRATUR: Sobre método y dialéctica en Ludovico Silva
La principal deuda de la intervención fue un abordaje más minucioso sobre cada uno de los conceptos problemáticos criticados por Ludovico en el Antimanual, ciertamente la amplitud del tema en cuestión para el formato de charla-debate de 30 minutos dificultó la faena, que al menos pudo alzar vuelo entre la exposición ofrecida y las interrogantes o réplicas de la audiencia.
Sin embargo, no culminó sin hacer mención que en el Antimanual: “Ludovico ubica el método de Marx en el uso de categorías ‘abstractas’ (p. 176) que revisten ‘carácter histórico’, ¿qué significa esta aparente contradicción? Lo sabremos cuando entendamos por qué consideraba El Capital de Marx menos como un análisis del metabolismo concreto del capitalismo contemporáneo (a sus días), que como un ‘modelo teórico’ ideal”. El Apéndice II (al Antimanual) Sobre Rosa Luxemburgo y el mundo subdesarrollado a cargo del economista Armando Córdoba catalogaba el método de Marx como “un modelo teórico abstracto, homogéneo y cerrado del modo capitalista de producción”, punto en que coincidía Ludovico.
De este modo se aproximaría a las diferentes categorías como: materialismo dialéctico, filosofía materialista, lógica-dialéctica y sus controversiales “tres leyes generales”, totalidad, ideología, alienación, cultura y contracultura, entre otras.
De ahí que Ludovico: a) no repare en el contenido concreto de donde las toma, por ejemplo, la “ideología alemana” en Marx y Engels no era la de los neohegelianos sino –según él– la Ideología en general; b) tampoco en los actores concretos que las enuncian, da igual si “materialismo dialéctico” lo dice Engels o Trotsky, o… Kussinen; c) tampoco repara en las circunstancias e intereses concretos por las que se le citan, ¿la “ortodoxia marxista” que entienden Lukács o Sartre sería idéntica a la que entendieron Kautsky, Daniel De León, Luxemburgo, Lenin o incluso su contendiente Bernstein?; Ludovico sustrae intelectualmente las categorías concretas para una crítica conceptual, una vez aisladas del mundo sensible no entenderá estas abstracciones como categorías muertas, sino que requerirán una reelaboración, una nueva “expresión”, ya que al no ser “reflejos de la realidad”, puede perfectamente acudirse a la “imaginación teórica” que aludiera en El estilo literario de Marx.
Por tanto, para Ludovico, toda lógica “hasta nuevo aviso” será lógica-formal, y el materialismo que no quiera contradecir sus fundamentos tendrá que ser el sensualista mecánico superado por Marx, las leyes de la dialéctica no tendrán contacto con el mundo natural, el único modo de inmanencia será el de la metafísica idealista (¡pobres Labriola y Gramsci!), la única noción admisible para Ideologíaserá “falsa conciencia”, y la filosofía será el ejercicio especulativo que obstaculice el desarrollo de la ciencia positiva (un guiño al Marx científico de Althusser). De donde concluye que la salvación del marxismo estribaría en la creación de “nuevos conceptos”, y serán los científicos sociales que no teman ser “heterodoxos”, así como artistas y creadores de la Contracultura (intelectuales), quienes serán el instrumento vanguardista por excelencia, puntos que fueron ampliamente controvertidos por el sociólogo venezolano Rafael Ramírez Camilo en su libro La intelectualidad impotente (1979).
La última ola ascendente de revueltas obreras y estudiantiles en el mundo nacida al calor de 1968 trajo como efecto colateral la renovación de la inteligencia marxista: la revaloración de los aportes de Friedrich Engels al marxismo y el redescubrimiento de los alcances en los debates soviéticos de la década del 20’, con el enjuiciamiento de los nudos críticos del “marxismo occidental” en cuanto a filosofía de la ciencia (Perry Anderson, Helena Sheehan); se reavivan los debates en torno a la dialéctica y sus leyes (Karel Kosik, Markovik, John Rees); sobre la terrenalidad de la dialéctica en las ciencias naturales (Lewontin, Levins, Gould, Harvey, Bellamy Foster); la dialéctica en la psicología (Vygotsky, Piaget, Castorina y Baquero) y en la filosofía del lenguaje (Bajtín, Medvedev y Volóshinov); de la problematización del esencialismo en el pensamiento de Marx (Scott Meikle, Steiner); ampliación de las nociones de Ideología (Raymond Williams, Birnbaum, Thompson, Eagleton); resurgimiento de los debates en torno a las vanguardias soviéticas versus los primeros intentos de fundar mecánicamente el mal llamado “realismo socialista” (debate de Lenin y Trotsky versus el Proletkult).
“Hallazgos” que hacen patente la necesidad de rediscutir muchas de las afirmaciones sostenidas por Ludovico en el Antimanual y textos posteriores, sin que signifique ninguna confirmación o reparación de los Manuales de la ACURSS criticados por Ludovico Silva.
VII. FUNCTUS OFFICIO: 30 años después, tomar el espíritu, y no la letra, de Ludovico
A modo de cierre, la Charla-Debate presentada quiso destacar del Antimanual de Ludovico Silva su importancia dentro de la ensayística venezolana como documento que pondrá a discutir desde los cimientos las tradiciones teóricas del marxismo realmente existente en el país, sacudiendo la relativa estabilidad de que gozaban los propagandistas de la falsificación estalinista por décadas.
En medio del drama actual que amenaza con intervencionismo golpista y fortalecimiento militar, el rearme teórico para la reconstrucción del marxismo no es tarea secundaria para los socialistas revolucionarios, debe en cambio ir de la mano con las luchas de la clase obrera y la juventud como su guía para la acción. Bien lejos de querer restaurar “viejos dogmas” –está claro que un solo encuentro de este tipo no bastaría para agotar las discusiones sobre el tema–, al menos fue posible despertar el espíritu de “excitar a la controversia”.