Con nutrida asistencia, e interesantes discusiones, se realizó la charla “¿Qué hay detrás del Arco Minero?”. Se planteó articular con otras iniciativas y poner en pie un comité de acción.
La Izquierda Diario Venezuela @LaIzqDiario_VE
Sábado 14 de mayo de 2016
En un clima de mucho interés y participación, este viernes 13, unas sesenta personas acudieron a la convocatoria para discutir sobre el megaproyecto minero. A pesar de ser un tema con un casi nulo tratamiento mediático, y de ser un día de paro de profesores por reivindicaciones salariales, el aula 630 de la escuela de Sociología de la UCV se colmó de estudiantes, activistas y militantes con ganas de hacer algo ante tan escandaloso proyecto.
Como se había anunciado, la intervención principal estuvo a cargo del profesor Esteban Emilio Mosonyi, respetado antropólogo y lingüista, y actual rector de la Universidad Indígena de Venezuela.
Repudio al golpe institucional en Brasil y crítica a los gobiernos “progresistas”
El profesor Mosonyi inició su intervención con unas palabras previas sobre la situación en Brasil, planteando que le parecía necesario y pertinente manifestar su rechazo al proceso de destitución de Dilma Rousseff llevado a cabo por la derecha de ese país. Al tiempo que no dejó de cuestionar a los gobiernos llamados “progresistas” por el hecho de que, en materia ambiental y de respeto a los pueblos indígenas, no era precisamente positivo el balance de los gobiernos de los Kirchner, del PT y de Correa.
Como ningún país se ha atrevido
Ya directamente en el tema, planteó Mosonyi que no podía creer lo que estaba anunciando el presidente Maduro en cadena nacional, cuando informó al país sobre el proyecto del Arco Minero del Orinoco pues, según afirmó, se trata de un proyecto en una escala en la que ningún país se ha atrevido a hacerlo. Como se sabe, el proyecto abarca un área de más de 111 mil kilómetros, equivalente a un 12% del territorio nacional, donde se encuentra gran cantidad de biodiversidad, fuentes de agua y espacios donde hacen su vida variados pueblos indígenas.
Además del gran impacto ambiental que esto podría traer, refirió que a los pueblos indígenas los dejaría sin presente ni futuro, condenándolos a desplazarse para quedar en la condición de subproletarios suburbanos.
Manifestó desconcierto por la celeridad con que se busca atraer a las compañías transnacionales hacia el proyecto, recordando que estamos hablando de unas 150 empresas de 35 países. Con solo 15 que comiencen a operar, dijo, ya estaríamos ante un escenario terrible.
Las “víctimas” y el “interés general”
Con mucha entereza cuestionó el profesor que ahora, ante este escenario, la lógica desde funcionarios del alto gobierno sea prácticamente victimizar la explotación minera y cuestionar a los que se oponen a tales proyectos. Resulta que ahora nosotros somos los malos y las compañías mineras las víctimas, por nuestras críticas y cuestionamientos, dijo.
Leyendo partes de las disposiciones legales que dan soporte al proyecto, cuestionó con vehemencia que se hable de que cualquier reclamo ambiental, sindical, gremial o de algún sector afectado, sea considerado como un “interés particular” que atentaría contra el “interés general” representado por el Estado garante del desarrollo de la explotación minera.
Extractivismo y Plan de la Patria
Un punto central de la discusión fue el cuestionamiento al modelo extractivista. Ángel Arias, quien integraba panel como dirigente de la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS), cuestionó que el presidente del Banco Central, Nelson Merentes, afirme que esta política es una manera de diversificar la fuentes de obtención de divisas, planteando que es un chiste de mal gusto, pues sencillamente se sigue reafirmando el modelo extractivista, de exportación de materias primas y saqueo de los recursos naturales del país por parte del capital imperialista.
En variadas intervenciones de los asistentes se planteó esta discusión, señalando incluso cómo tales proyectos están contemplados en el llamado Plan de la Patria, el último programa de gobierno del presidente Chávez, y continuado por Maduro. Allí hay un objetivo “muy bueno y que es realmente lindo”, como es la preservación de la vida en el planeta, pero allí también está otro objetivo que lo niega, que es todo lo referido a “convertir a Venezuela en una potencia” a punta de desarrollar a gran escala la explotación de sus recursos mineros.
El negocio redondo de la Gold Reserve y otras mineras
Arias señaló la manera tan lesiva al interés nacional en que se llevan a cabo los primeros pasos de este proyecto, con el ejemplo de la Gold Reserve, empresa canadiense que demandó al país ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) por unos 750 millones US$, cuando hace varios años se le retiró la concesión que tenía. El organismo del Banco Mundial falló a favor de la transnacional y el gobierno, no solo acata el fallo, debiendo pagarle a la empresa lo que reclamaba, además de los gastos procesale, sino que además la trae de vuelta como socia del Estado en una empresa mixta, para un proyecto más grande que del que le fuera retirada entonces la concesión, y en condición de acreedora, pues le hace un préstamo al país por 5 mil millones US$. Un préstamo del cual 3 mil van a los ingresos del Estado, que serán usados muy probablemente para cumplir los pagos de deuda externa –pues el país está cerca de caer en default–, y los otros 2 mil serán el aporte del Estado a la empresa mixta, un aporte para poder pagarle a su vez el préstamo a la Gold pues, según señalaron voceros oficiales, el pago del préstamo está garantizado con… la producción de oro futura.
Miguel Denis, de la corriente Asamblea de Militantes, otro de los ponentes, señaló como otro ejemplo de la manera descarada en que las transnacionales mineras aprovechan estas concesiones, el caso de la también canadiense Crystallex, quien obtuvo una concesión en la que durante años nunca llegó a iniciar operaciones, sino que sencillamente se dedicó a aumentar sus ganancias especulando en el mercado de valores apoyada en esa concesión en la que nunca llegó a extraer un solo gramo de oro.
Las “zonas especiales”, paraísos neoliberales y estado de excepción
Fue un lugar común de los tres ponentes cuestionar la modalidad de las zonas especiales o “Zonas de desarrollo estratégico nacional”, zonas en las cuales, para hacerlas más atractivas al capital transnacional, se le exoneran impuestos a la compañías, se le exonera del cumplimiento de las leyes en materia laboral y, por si fuera poco, se penaliza el ejercicio de actividades de organización y protesta.
El profesor Mosonyi hizo lectura de las disposiciones legales en las que se establece que cualquier tipo de organización, protesta o acción que pueda impedir o alterar el “normal funcionamiento” de las actividades mineras, será objeto de sanción y de la actuación de las Fuerzas Armadas. Es decir, que de un solo plumazo, se suspenden allí las garantías democráticas referidas a los derechos de asociación, manifestación y huelga. Un verdadero estado excepción.
Mayor dependencia
En su intervención inicial, Arias hizo énfasis en cómo este tipo de proyectos implican mayor dependencia nacional, y no hacen sino continuar la espiral de endeudarse para pagar deuda. Señaló que se trata apenas de un ejemplo, pero que esta idea de zonas especiales y este tipo de acuerdos con el capital transnacional, forman parte de toda una política que se expresa en otros sectores y zonas del país.
El reafirmar el papel de productores de materias primas, cederle a las transnacionales el no pagar impuesto, flexibilizarles las leyes laborales, garantizarle un espacio libre de organizaciones y luchas, y endeudarse con estas empresas, no conlleva sino a hacer más fuerte la dependencia nacional.
Discutir la viabilidad de un proyecto minero alternativo
Se desarrolló una interesante discusión a partir del planteamiento de Denis, sobre la necesidad de pensar un proyecto de desarrollo minero distinto, partiendo de la base de que negar absolutamente la minería, en cualquier escala y modalidad, es una posición que no tendría mucho sentido, puesto que muchas de las cosas y tecnologías útiles y necesarias que usamos hoy, tienen componentes minerales. A manera de ilustración señaló: “Por ejemplo, las computadoras con las que escribimos los comunicados contra el Arco Minero, usan componentes minerales”. En este sentido, señaló la necesidad de pensar una explotación minera en manos de las propias comunidades y los miles de trabajadores que dependen de esa actividad, “una minería en manos del movimiento popular”.
Hubo quien desde el público planteara sus dudas al respecto, manifestado que bien fuera a gran escala industrial, o artesanalmente, la minería sería siempre fuente de contaminación.
Por su parte, el profesor Mosonyi manifestó acuerdo en que, efectivamente, en la vida moderna juegan un papel importante elementos de provenientes de la extracción de minerales y que, ciertamente, esta actividad existe desde que existen las sociedades humanas, pues buscar en la tierra recursos, es parte de lo que siempre ha hecho el ser humano.
Que traigan los dólares fugados
Ante la discusión sobre que esta política del gobierno nacional obedece a la necesidad de buscar a como dé lugar mayores recursos financieros, Mosonyi planteó que incluso desde ese punto de vista no tiene sentido, pues el capital que viene al país repatría sus ganancias, quedándole al país apenas una pequeña parte.
En ese sentido, dijo, si se encarara de frente la necesidad de devolver al país la enorme cantidad de dólares fugados, no habría necesidad de estar pensando en políticas tan desastrosas como esta.
Cuestionamiento a la cooptación del movimiento popular
Una muy pertinente discusión se hizo presente en la charla, a partir de las intervenciones de varios de los asistentes, sobre las dificultades actuales para desarrollar una discusión amplia y un movimiento capaz de hacerle frente a proyectos como este, dados los niveles de compromiso o cooptación de instancias del movimiento popular con el gobierno. Salió a luz el hecho de que, por ejemplo, existan muchas radios comunitarias que, al estar financiadas por entes del Estado, se limitan de abrir espacio para determinadas denuncias o luchas.
Como ejemplo del nivel de identificación que hay en amplias franjas del país entre los términos movimiento popular y gobierno, se señaló el caso de estudiantes universitarios con los que una de las asistentes, docente, abrió espacio para discutir el tema, y luego de leer uno de los documentos que están circulando cuestionando el Arco Minero, entre los estudiantes hubo quien dijera: “ahí dice movimiento popular , eso quiere decir que es del gobierno, y yo no estoy con el gobierno”.
En este sentido hubo planteamientos sobre la necesidad de hacer autocríticas por haber sido parte, desde el movimiento popular, del apoyo a un proyecto que ha decantado, por ejemplo, en políticas como esta. Planteamientos que, sin embargo, no expresaron pesimismo o resignación, sino al contrario la idea firme de “hay que empezar de nuevo”, en el camino de generar autonomía e iniciativa propias desde abajo. “¿Cuántas veces no nos ha tocado empezar de nuevo?”, se dijo.
Sobre esta cuestión, Ángel Arias señaló que, precisamente, por esa discusión, la Liga de Trabajadores por el Socialismo se ha mantenido bien a contracorriente todos estos años bregando por una alternativa de izquierda revolucionaria, independiente del gobierno, sin ser parte del chavismo. Señalando que otras corrientes les hacían la discusión sobre la necesidad de estar “con el proceso” y con el chavismo para acumular fuerzas, para fortalecer las posibilidades de una dinámica realmente revolucionaria, y cuestionando, “¿dónde está hoy esa acumulación fuerzas?”.
¿Cómo seguirla?
De conjunto, la charla resultó en un espacio de intercambio fructífero y, concretamente sobre el Arco Minero, entre los propios asistentes se planteó la necesidad de continuar las actividades y de definir cómo hacer para seguirla. Desde los organizadores de la charla –la agrupación juvenil anticapitalista Barricada y la Asamblea de Militantes– se tenía propuesta la idea de poner en pie un comité que permitiera dar expresión organizativa a las voluntades de hacer frente a este proyecto, que a su vez se articulara con las otras iniciativas que desde otros espacios se vienen teniendo al respecto.
Esta propuesta fue asumida como viable por los asistentes y se quedó en concretar una nueva convocatoria para echar a andar el comité.