Gobierno y oposición debaten sobre el dólar ahorro y el cepo cambiario a las importaciones. Ninguno habla del verdadero agujero negro de las divisas: el pago de la deuda externa y las remesas de utilidades al exterior.
Martes 14 de abril de 2015
Una vez más los verdaderos planes de los candidatos a la sucesión presidencial salen a la luz por la boca de sus asesores económicos. Esta vez el disparador fue la polémica en torno al “dólar ahorro”.
Miguel Bein, economista del Staff de Scioli, planteó la necesidad de eliminarlo ya que se trataría de “10 millones de tipos que se quieren llevar el BCRA a la casa”, para luego exponer los planes del candidato del FPV: “Acá no hay un cambio copernicano en 2 meses. Primero hay que normalizar; después, acceder al crédito; después, el criterio de administración de reservas tiene prioridades: insumos, materias primas y bienes de capital que son el abastecimiento del país (…) se debe negociar con las empresas el programa de giros al exterior, utilidades y dividendos”. Todo un manifiesto a favor de la liberación cambiaria y por un nuevo ciclo de endeudamiento externo.
Desde el gobienro el titular del BCRA, Alejandro Vanoli, salió a responder apenas matizando el argumento en favor de una política gradualista: “Las opiniones de Miguel Bein son muy respetables pero entiendo importante que siga el dólar ahorro. Hay que dar certidumbre y tranquilidad. Una menor brecha aumento los incentivos a cobrar exportaciones e invertir. Vamos en ese camino. Gradualismo. Hay que ver el contexto global”.
Inmediatamente desde el massismo salieron a terciar en la discusión: “El cepo en 100 días del próximo gobierno se puede eliminar. En 100 días, si querés en los primeros seis meses el cepo no tiene que existir. Cualquier traba que le pongas al dólar genera desconfianza”, sostuvo Marco Lavagna quien integra el equipo de asesores de Massa.
Es decir que entre el massismo (en contra de “cualquier traba que le pongas al dólar”), el sciolismo (en contra del cepo y a favor de liberar el drenaje de utilidades y pagos al exterior), y el gobierno que solo quiere llegar a octubre sin sobresaltos, hay una diferencia de “gradualismo”.
Para no decir que detrás de esta medida se esconde el ajuste al pueblo trabajador, los candidatos salieron a afirmar que les han prometido inversiones de hasta 150.000 millones de dólares.
Pero lo que está fuera de discusión para el gobierno y los candidatos de la oposición patronal es el verdadero agujero negro de las divisas en esta semicolonia cuya cúpula empresarial está altamente concentrada y extranjerizada: el drenaje de divisas por el pago de intereses, utilidades y dividendos de las empresas que para el año 2014 representaron una fuga de U$11.000 millones (con un acumulado de U$ 117.000 millones entre 2003 y 2014).
También está fuera de discusión el drenaje de recursos para el pago de la deuda externa, que en lo que va de la “década ganada” ha significado una merma superior a los U$ 180.000 millones. Con la contrapartida de un acelerado reendeudamiento al punto que la deuda pública pasó de 179.000 millones de dólares en 2003 a más de 250.000 millones de dólares en la actualidad.
Es decir una pesada herencia que los candidatos del gobierno y la oposición patronal prometen descargar sobre los hombros del pueblo trabajador para “generar confianza” a los capitalistas y “normalizar” las relaciones con los organismos internacionales y el capital financiero.
La polémica en torno al cepo cambiario entre los candidatos a la sucesión presidencial por el gobierno (Scioli) y la oposición patronal (Massa, Macri) no tiene otro fin que el de congraciarse con las cámaras empresarias en el marco de la campaña electoral, pero deja entrever a través de sus voceros los verdaderos planes que prepara la burguesía para el próximo gobierno.