Finalmente se levantó la reunión del consejo directivo. Tras los cruces del viernes, se esperaba que este lunes anuncien algún tipo de medida ante el atentado a Cristina Kirchner. Más allá de las diferencias, en algo coinciden todos: "paz social" y "unidad nacional" en medio del ajuste.

Lucho Aguilar @Lucho_Aguilar2
Lunes 5 de septiembre de 2022 13:30

"Frente a la respuesta contundente de los trabajadores a la convocatoria efectuada y por las razones expuestas en la última reunión, corresponde dar por superada la reunión del Consejo Directivo convocada para el día de hoy, seguir la evolución de los acontecimientos y mantener el estado de alerta".
Así termina el comunicado de la CGT que descarta cualquier medida de fuerza ante el atentado a Cristina Kirchner, como habían propuesto algunos integrantes de su conducción.
El viernes pasado fue un día intenso. El atentado contra la vicepresidenta abrió un debate nacional que, a su manera, llegó al edificio de la CGT. A pesar de que los sectores de Pablo Moyano y Sergio Palazzo habían adelantado la posibilidad de un paro, la iniciativa fue contenida por los que responden a Sergio Massa y otros sectores del PJ: gordos, independientes y barrionuevistas.
El debate se llevó varias horas de reunión y una conferencia de prensa donde “se colaron” las diferencias entre Héctor Daer y Pablo Moyano. El camionero ve la crisis como una oportunidad para diferenciarse de sus socios y, además, enviar un mensaje al poder judicial que le apunta con distintas causas.
Este lunes estaba previsto otro capítulo, con una nueva reunión del consejo convocada en el edificio de Azopardo. Pero la rosca y los mensajes a través de los medios siguieron todo el fin de semana. Desde los sectores mayoritarios insistieron que “la CGT ya hizo lo que tenía que hacer al adherir a la marcha el viernes, ahora es momento de bajar los decibeles” (Clarín, 5/9). Desde el Frente Sindical quisieron marcar la cancha. "Espero poder llegar al paro. Hoy el movimiento obrero es un barquito de papel. Ya me cansé", dijo Mario "Paco" Manrique del SMATA.
Mientras se esperaba la reunión no se descartó un acuerdo de conveniencia. Por ejemplo, una marcha donde cada gremio participara con la modalidad que prefiera.
Finalmente, pocas horas antes de la reunión se conoció la declaración que lleva la firma de los tres sectarios generales: Pablo Moyano, Héctor Daer y Carlos Acuña. La misma mantiene el estado de alerta "en defensa de la democracia, de condena al atentado y una justicia independiente".
Comunicado de la CGT | Reiteramos el estado de alerta. pic.twitter.com/ayNRQCtzc5
— UPCN Delegación Congreso (@UPCNCongreso) September 5, 2022
La decisión no debería sorprender. A las diferencias internas, ligadas a las que tiene el Frente de Todos, se suma una preocupación que comparten todas las alas cegetistas. Aunque en todos los gremios impactó el intento de magnicidio y hubo debates en los lugares de trabajo, el malestar por el ajuste no afloja. Todos saben que la convocatoria a un paro nacional con movilización puede abrir una caja de pandora. Recordemos que ante la marcha del 17 de agosto los dirigentes tuvieron que explicar por qué no convocaban una medida de fuerza contra la inflación.
Es que hay un punto de acuerdo clave entre todas las alas del sindicalismo peronista: sostener la “paz social” y la “unidad nacional” a la que convocó el Gobierno, incluidas reuniones con empresarios (“formadores de precios”), gobernadores ajustadores y la misma derecha. Como dijo Myriam Bregman este sábado en el Congreso, tras repudiar el atentado: “con la paz social que firmó Milei, que firmó el PRO, es la paz de los cementerios, la paz social que se utiliza contra los que luchan y salen a pelear contra el ajuste. Usted quiere la paz social de la CGT que deja que le roben el salario a los trabajadores y no dice nada. No, nos pidan unidad con los empresarios. Nuestra única unidad es con los que luchan”.
Tampoco es casual la forma en que fue tomada la decisión. Nadie sabe si fue en otra reunión "secreta" o por un grupo de whatsapp, lo que es seguro que a nadie se le ocurrió convocar asambleas en sus gremios para que los trabajadores y trabajadoras puedan discutir sobre el grave ataque, el envalentonamiento de la derecha y qué demandas quieren levantar.
La clase trabajadora tiene que repudiar el atentado y defender las libertades democráticas; no puede mirar al costado. Esos ataques siempre terminan siendo dirigidos contra quienes salen a luchar por trabajo, salario, vivienda. Junto a este repudio, es importante que intervenga en la crisis nacional con sus propias demandas, métodos y programa. Como vienen reclamando la izquierda, el sindicalismo combativo y las organizaciones piqueteras, hace falta un paro general por el salario, contra el tarifazo, por trabajo para todos y todas, en apoyo a los conflictos. Un plan de lucha contra el ajuste que pide el FMI, que lleva adelante el Gobierno y la derecha pide profundizar.
De eso nadie habla en Azopardo.

Lucho Aguilar
Nacido en Entre Ríos en 1975. Es periodista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001. Editor general de la sección Mundo Obrero de La Izquierda Diario.