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[Entrevista]. Sebastián Lacunza: “El algoritmo vuelve más conservador al periodismo”

Para analizar el sistema de medios actual, hablamos con el autor de “El Testigo Inglés, Luces y sombras del Buenos Aires Herald” y “Pensar el Periodismo”. También es coautor de “Wiki Media Leaks”. Todos los domingos podés leer sus columnas en elDiarioAr.

Rosa D'Alesio

Rosa D’Alesio @rosaquiara

Viernes 4 de octubre de 2024 08:50

Fotomontaje | Enfoque Rojo.

Fotomontaje | Enfoque Rojo.

Sebastián Lacunza* sostiene que el sistema de medios actual está atravesando una crisis que impacta en la profesión periodística y sus condiciones laborales. Para el exdirector del Buenos Aires Herald, “uno de los aspectos más evidentes de la crisis de los medios es la pérdida de oportunidades para el periodismo de autor y la investigación periodística de largo alcance, así como el deterioro de las condiciones necesarias para llevarlos a cabo”.

Sobre La Izquierda Diario sostiene que “Hay una mirada, una práctica, una rutina profesional, una forma de titular que navega a dos aguas entre la forma tradicional, por llamarlo de alguna manera, y la del compromiso militante”.

- ¿Cómo definirías el panorama actual del sistema mediático-periodístico en el país, incluyendo prensa escrita, medios online, televisión, radio y el exponencial crecimiento de las redes sociales como fuentes de información y, por qué no, también de desinformación?

  •  Estamos viviendo uno de los momentos más críticos del sistema de medios en las últimas décadas, con una pérdida de diversidad y de calidad en la producción informativa. Es evidente que el cambio de territorio y la modificación esencial del negocio de la comunicación y de los medios han afectado globalmente a la industria, proceso iniciado antes de fin del siglo XX. A eso se suma, en el caso de Argentina, una recesión que también lleva más de diez años, un empequeñecimiento de la economía, del poder adquisitivo de la población, de la sustentabilidad de los medios, y ello redunda en más concentración, precarización laboral y deterioro de las condiciones en que son leídos los medios. Entonces esta crisis multicausal afecta mucho el ecosistema de medios, el derecho a la información, la diversidad y la libertad de expresión.

    A este panorama económico se suma que rige un gobierno que promueve el borramiento del Estado, tanto en la función regulatoria y como en la de actor de la comunicación, hasta un nivel extremo, con negligencia planificada. Y esto también es producto de una victoria política y una derrota de la postura que se proponía a la comunicación y la información como un bien público, que requería un Estado presente que equilibrara diferencias de emisión, de acceso, etc. También, entre otras cosas, por una mala praxis a la hora de llevar a cabo determinadas consignas que eran valiosas por parte de los gobiernos peronistas de centroizquierda. Eso potenció el propio poder de la industria concentrada y su influencia en los tribunales y en la política. Así que esta combinación de crisis económica y retiro planificado del Estado está dibujando una crisis muy severa. Dicho esto, hay cuestiones intrínsecas de la vida en democracia que marcaron una mejora notable sobre ciertas formas arcaicas del periodismo. A ello se suman ya varias décadas de redacciones con formación universitaria, y si bien ello no es garantía de buen periodismo, es un dato estructural que tiene una consecuencia positiva.

    - Ante una realidad política y social muy agitada, ¿cómo se ve afectado y/o cómo se preserva el valor del periodismo de autor, de la investigación periodística y de la confianza en las noticias como insumo para la formación de la “opinión pública”?

  •  Quizás uno de los aspectos en los que la crisis de los medios es más palpable es el acotamiento de la posibilidad del periodismo de autor y de la investigación periodística de largo alcance. Por un lado, es paradójico, porque las nuevas formas de consumo de medios y la existencia de las redes sociales, que redimensionan el peso del individuo, de la persona, hace que haya periodistas o entretenedores que en sí mismos tienen más alcance que muchos medios, por sus millones de seguidores en redes sociales. Entonces eso podría dar la idea de que crece la posibilidad del periodismo de autor. En los hechos, pasa más bien lo contrario.

    Crece la posibilidad de la voz individual, que no es lo mismo que el periodismo de autor. El escenario que describía antes y el abusivo algoritmo llevan a uno de los peores defectos de esta era, que es la homogeneización de la agenda, de la forma de escritura, titulación, fuentes y edición. Existe un parámetro sobre lo que se supone exitoso, que lleva a una edición muy conservadora, en la que cuesta sacar los pies del plato por el ranking de lo más visto. El algoritmo vuelve más conservador al periodismo. Junto a la precarización que impide que un periodista con avidez dedique todo el tiempo que necesita una investigación, o se conmueva por un tema fuera de la norma, se pierde uno de los valores primordiales del periodismo, que es tomar riesgos.

    Esa exaltación de la voz individual, que sería lo contrario de la investigación de autor, se ve complementada con un acortamiento de los plazos del desarrollo de la carrera periodística. Prematuramente se queman etapas. Asignar funciones antes de lo que corresponde según la experiencia es a veces una forma de compensar el mal pago. No soy nostálgico, no tengo una visión idealizada del periodismo de antes, creo que en muchos aspectos hoy es mejor y en otros peor, pero en ese punto, el que implicaba un recorrido hasta llegar a la firma en tapa, era claramente sano para la profesión y para el medio. Y es entendible, porque ante salarios bajos y empleos precarizados, la circulación del nombre significa la posibilidad de pluriemplearse, por ejemplo, para poder llegar a un sueldo razonable.

    Este imperio del algoritmo como editor universal, que homogeniza las formas de titular, temáticas y palabras, privilegia un lector masivo, tiene consecuencias fundamentales como borrar especificidades que antes los medios se permitían y, con ello, diversificaban a su púbico. Quizás ésa fue una gran fortaleza que tuvo en su momento Clarín, que era el gran diario argentino para el amplio “carril del medio”, pero atendía lectores por acá y por allá, con más o menos elaboración y más o menos años de educación formal, más progresista, o más conservador, con intereses muy específicos o con interés al fútbol o los chistes.. Esto internet lo borra dentro del contenido de un mismo medio en virtud del motor homogeneizador que ordena la página. ¿Qué espacio tiene hoy en un portal generalista un crítico de poesía o de jazz?

    - Que redefine o impacta en el medio periodístico propiamente…

  •  El medio se vuelve endogámico, se dedican más notas a un mismo tema que “rinde” con palabras-gancho, con ángulos redundantes, el famoso “uno por uno, las claves de…”. La propia lógica de navegación obstaculiza el acceso a contenidos. Supongo que podrá ser estudiado, pero mi intuición me dice que antes, el lector del suplemento “Soy” de Página|12 o el de la columna de basket en Clarín o el suplemento literario de La Nación tenía una rutina familiarizada de encontrarse con el contenido, y eso en la web se pierde, entre otras cosas, porque el puesto del periodista especializado está muy acosado, si no dejó de existir. En algunas redacciones hay anécdotas brutales de decisión de contenidos por parte de decisores incultos que saben leer un ranking de clicks pero no saben dirigir un diario.

    Por el contrario, se habilitan recursos humanos y técnicos para lo viral y el último momento. Entonces, a veces, cuando el navegante va a buscar especificidades se encuentra con que están abandonadas. Se podría decir que el diario generalista se vuelve demasiado generalista, y aspira al diario de nicho hacia la misma agenda. Medios financieros se desperfilan por completo. Se podrá decir que Clarín tiene espalda para sacar su propia página web de ajedrez, o un grupo de amigos ajedrecistas podrán hacer su propio portal. Sí y no, porque la sustentación de ese periodismo comunitario o de nicho no es nada fácil. El margen económico, los costos que implica hacer una página medianamente atractiva, navegable, que se indexe en Google, etc, es una tarea nada despejada, por lo cual hay una tendencia al empobrecimiento de la variedad. Sé que existen medios digitales interesantes de notas largas, de periodismo lento. La historia no está cerrada, pero una crónica de 13 páginas sobre la Isla del Cerrito, con semanas de producción, como escribió Rodolfo Walsh creo que en Panorama, no parece algo factible hoy.

    Sebastián Lacunza
    Sebastián Lacunza

    - A su vez el Gobierno viene tomando medidas que fortalecen el mercado ya concentrado de medios de comunicación. ¿Qué consecuencias pueden esperarse en el corto y mediano plazo en ese terreno?

  •  Una de las victorias de la narrativa desregulatoria es el descrédito, para una parte muy importante de la población, de las políticas públicas. Milei hoy es Presidente y las propuestas que hace y grita, de exacerbación del individualismo, se presentan como profundización de una cosmovisión que navegó y forjó el macrismo. Hay ruidos en las cenas con milanesas en Olivos, pero los votos en el Congreso y la integración del gabinete explican bastante la continuidad. Uno intentó cerrar Télam y el otro lo hizo en dos días: una ejecutividad dañina de la que se jacta Milei ante Macri, que incluso es admirada por los estamentos más autoritarios del PRO.

    Ya son palpables las consecuencias en un aumento de la desigualdad comunicacional, en una disparidad sobre el acceso a la información, la prevalencia de determinados tipos de discursos y la eliminación de agendas. El cuadro se monta sobre ejes globales, como la homogeneización de contenidos por el algoritmo, la exaltación de la ley de la selva, el temor al prójimo, la incidencia de las grandes corporaciones sobre el contenido. Vivimos una era particular. Hace ya década y media que las principales potencias de Occidente acometieron acciones vandálicas para acallar a Julian Assange, por ejemplo. Qué decir de los más de ciento veinte periodistas y reporteros gráficos, víctimas del Ejército israelí en Gaza, en el marco de una acción premeditada para que no haya registro de lo que ocurre.

    En Argentina, se está resquebrajando mucho la posibilidad de la comunicación alternativa y comunitaria. La democracia argentina, el pueblo, tienen una tradición de no resignación, de resistencia y de resurgir de las profundidades. No está dicha la última palabra sobre el proyecto Milei en su conjunto, ni mucho menos.

    - Una de las llamadas “batallas culturales” del Gobierno de Milei se presenta contra “el periodismo” tal como lo conocemos, incluso con mucha virulencia contra quienes podrían ser considerados más aliados suyos que enemigos. ¿Qué objetivo se puede vislumbrar en esa campaña permanente?

  •  Si bien existen ejes en común muy nítidos, hay una diferencia entre Macri y Milei. El fundador del PRO trazó una línea entre lo que él consideraba el periodismo republicano y profesional, y el militante, al que le dio trato de no-periodismo. Los grandes medios y el macrismo jugaron, si no en el mismo equipo, el mismo partido. Hubo elogios exacerbados, trasiego de información entre servicios, medios y Comodoro Py, y también espacios de tensión en general muy administrados por ambas partes. En sus primeros dos años, Macri se abrió a conferencias de prensa y hasta dio alguna entrevista a algún medio extranjero crítico. A los enemigos, algunos de ellos creados y financiados por el kirchnerismo, Macri los ignoró o los persiguió, a veces incluso a través de la pantalla de medios con los que congeniaba. Hay registros hallables en Youtube sobre mensajes amenazantes del Gobierno proferidos desde el programa de Fantino. Ello se tradujo en que organizaciones empresariales como ADEPA o muy allegadas como FOPEA, con una conducción distinta a la actual, se sintieran consustanciadas con el marco que se les ofrecía. Entre otras cosas, por los negocios a una escala mucho mayor que Cambiemos le habilitó a Clarín.

    - Y en el caso de Milei, del gobierno actual…

  •  Milei, en ese punto, es algo distinto. Está claro que fomenta el libertinaje de las grandes corporaciones y desmantela todo organismo de regulación o de participación ciudadana, pero no parece, hasta ahora, ir a la ofensiva para rediseñar el mercado. Convive con el reparto del mercado que le tocó cuando llegó, excepto —no menor— en cuanto a los medios públicos, que los cierra o los asfixia, y deja que “el mercado” sancione por su cuenta a los medios no vinculados a alguna corporación o poder fáctico. Por un lado, su voz en las redes es tan o más importante que en los medios, algo medular en el mileísmo. Hay espacios de acuerdo con los grandes grupos, no hace falta más que ver el prime time de los canales de Clarín y La Nación, donde el contenido insultante se volvió la norma, pero también instancias de choque que son explícitas. En eso encuentra eco en otros gobernantes y movimientos de la alt right y la ultraderecha, como Trump, Bolsonaro y Alternativa para Alemania, que apuntaron fuerte contra los medios tradicionales. Sospecho que la conflictividad de Milei con la prensa más establecida irá in crescendo. Se inscribe en una lógica confrontativa con modos y agravios que Macri no se habría permitido. Es cierto que algunas peleas con periodistas y medios con los que comparte causas de fondo parecen un artificio. Veremos.

    - Con sus particularidades, medios como La Izquierda Diario, que está cumpliendo diez años, también forman parte de ese universo nacional. ¿Cómo ves a nuestro medio en este contexto de transformaciones?

  •  Creo que el valor de La Izquierda Diario es la calidad profesional que eligió tener, a la par de una postura partidaria, o militante, que es evidente desde el nombre. Medios partidarios hubo, hay y habrá, muchos de ellos son y fueron valiosos. La Izquierda Diario identificó un espacio que estaba presente, y a su vez eligió hacerlo apegado a las formas periodísticas. Hay una mirada, una práctica, una rutina profesional, una forma de titular que navega a dos aguas entre la forma tradicional, por llamarlo de alguna manera, y la del compromiso militante. Habría tenido un costo si hubiera omitido uno de los dos abordajes, ya sea simular objetividad u olvidarse de formas que permiten incidir en la agenda pública. Hay una tradición interesante en ese sentido, por ejemplo, en las décadas de 1960 y 1970.

    Acerca del entrevistado

    *Sebastián Lacunza es columnista en DiarioAR y corresponsal de medios extranjeros. Dirigió el Buenos Aires Herald entre 2013 y 2017 y fue editor en Ámbito Financiero. Escribió para The Washington Post, Il Manifesto, La Diaria, Anfibia y Página|12. Es autor de “El Testigo Inglés, Luces y sombras del Buenos Aires Herald” y “Pensar el Periodismo”, y coautor de “Wiki Media Leaks”. Licenciado en Comunicación de la UBA con posgrados en Flacso y la Universidad del País Vasco.


  • Rosa D’Alesio

    Militante del PTS, columnista de la sección Libertades Democráticas de La Izquierda Diario; se especializa en temas de narcotráfico y Fuerzas Armadas.

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