Las secciones 8 (nómina federal) y 42 (nómina estatal) de Chihuahua, celebraron este martes 5 de abril sus respectivas elecciones, tras la reactivación de las clases presenciales en los planteles del Estado.
Jueves 7 de abril de 2022
Aparentando cumplir con las disposiciones del T-MEC, en el sentido de garantizar la democracia sindical, el CEN-SNTE, en tiempos de la llamada 4T, publicó el reglamento de elecciones sindicales para renovar a los representantes seccionales de los estados, “adecuando” los estatutos a las nuevas disposiciones en materia laboral del actual gobierno. A dos años de este hecho, las secciones 8 (nómina federal) y 42 (nómina estatal) de Chihuahua, celebraron este martes 5 de abril sus respectivas elecciones, tras la reactivación de las clases presenciales en los planteles del Estado.
La actual contienda por la Sección 8 (magisterio federal) la disputan Carlos Guillermo Rico de la Planilla AFIRMA, vinculado al ya conocido Alejandro Villarreal Aldaz, sinónimo de continuismo; Eduardo Zendejas Amparán, Planilla Naranja, actual secretario de Finanzas de la Sección 8, alfil de los denominados institucionales; y Julio Cesar Ortiz Villanueva, de la Planilla 8, actual Secretario de Negociación Laboral, ex regidor del PANAL en la Ciudad de Chihuahua y en quién algunos verían un actor disidente desde la misma burocracia. Por la sección 42 compiten la planilla Sinergia Magisterial encabezada por Fernando Pacheco Ríos. Otra planilla es Nueva Era que encabeza Edgar Ramos Ávila. Gabriel Faudoa Villegas de la planilla Eco 42. Wendy Luján Torres de la planilla Súmate y por último MQC encabezada por Manuel Quiroz Carbajal. Al momento de escribir esta nota aún no tenemos resultados.
Los tiempos para informarse de manera libre y consciente de los candidatos, propuestas y de la elección en sí fueron, por decir lo menos, muy reducidos (no siendo ingenuos, entendemos que esto responde a la intención de favorecer a las planillas oficialistas y cerrar la posibilidad de participación a los disidentes); y el reglamento para participar ha sido una franca tomadura de pelo para aquellos que esperaban que con la implementación de un siempre pospuesto voto universal, directo y secreto de la base se abriría una ranura para disputar formalmente el sindicato a la burocracia sindical.
El reglamento establece que los cargos directivos en los Comités Estatales seccionales (CES) solo pueden ser ocupados por personas que llevan más de 5 años en el sindicato y que ya hayan tenido un cargo sindical. Estas restricciones no tienen fundamento legal, y deja a la mayoría de los trabajadores agremiados sin el derecho a poder ser votados, violando el art. 368 de la Ley Federal del Trabajo y atentando contra la razón de ser de un sindicato.
El Comité Nacional Electoral carece de autonomía e independencia no emanando de un proceso democrático, es un órgano sindical subordinado al Secretario General del CEN del SNTE, que, mediante este mecanismo, tiene en última instancia la decisión final de quién sí o quién no llegará a las dirigencias Seccionales.
Lo anterior expuesto termina por favorecer a la actual burocracia sindical y le posibilita mantener el control de la mayoría de las secciones rumbo a la próxima elección del Secretario General de nuestro Sindicato, esto con una amplia mayoría de la base magisterial que repudia este proceder de las direcciones actuales. Se entiende que esta engañifa apunta a que los dirigentes del SNTE seguirán siendo cómplice de los ataques contra los derechos laborales de los trabajadores de la educación y contra la educación pública, ayer con gobiernos panistas y priístas, ahora bajo el gobierno de la llamada 4T.
Está claro que los gobiernos federal y estatal pretenden evitar que surjan en el magisterio nuevas dirigencias democráticas, independientes y que luchen decididamente por nuestros derechos, con respaldo de las bases y cuestionando sus planes entreguistas.
Este gatopartismo, que cambia algunas cosas para que nada cambie, nos demuestra una vez más que los cambios, al ser impuestos “desde arriba” y a espaldas de la base, significaran una mayor intromisión del Estado en la vida interna de nuestra organización sindical y un continuismo de cara lavada de quienes no han sabido defender los intereses históricos de los trabajadores de la educación.
Estamos ante la ilusión de que, el voto universal como mecanismo fundamental de la democracia, en sí mismo garantizaría un funcionamiento democrático, mientras que, en la realidad, por los perversos mecanismo impuestos para estos procesos amañados, solo podremos elegir entre algunas variantes de la actual burocracia sindical que nos recuerdan el cuento “La tierra de los ratones” donde estos tenían la opción de votar entre un gato blanco, uno negro o bien alguno pinto o moteado.
Para rescatar al SNTE, organización desde la base
Con la negociación de miserables aumentos salariales cada año; la falta de promociones horizontales, la desaparición de miles de plazas de maestros por parte de la SHCP, el silencio ante políticas del gobierno de la 4T que continúan precarizando a los trabajadores de la educación y degradando la educación pública; y el silencio ante la mano dura del gobierno frente el normalismo rural, se pone de manifiesto el papel entreguista de las actuales dirigencias sindicales.
Sin embargo, no todo está dicho. Las y los docentes de la Agrupación Nuestra Clase opinamos que los sindicatos pueden y deben ser recuperadas por los trabajadores, para convertirlos en verdaderas herramientas de luchar por nuestros derechos.
Lo anterior a partir del impulso de asambleas por escuela para definir delegados democráticos, hasta encuentros seccionales y nacionales, con delegados de base y con todas las corrientes sindicales que se reclaman democráticas, para definir qué tipo de sindicato necesitamos y cómo arrebatárselo a los charros.
Consideramos que la dirigencia de la CNTE, que se reivindica democrática, debería poner sus fuerzas al servicio de esta lucha y llamar a todo el magisterio nacional a organizarnos, unirnos y movilizarnos por una verdadera democratización del SNTE y por todos nuestros derechos.