Desde la vuelta a la presencialidad, los partidos de fútbol se vienen programando para realizarse los días de semana, afectando el funcionamiento de los colegios cercanos. Así lo sufre el histórico colegio técnico Albert Thomas junto a otra escuela privada que se encuentra a 50 metros del estadio de Estudiantes de La Plata.
Jueves 12 de mayo de 2022 17:18
Esquina del estadio de Estudiantes y el colegio Albert Thomas.
El desarrollo de cada evento deportivo genera que decenas de miles de personas se congreguen en el lugar, que la policía corte el tránsito y la dificultad de acceder al servicio de transporte público en un momento- que de por sí es difícil- que es el horario de salida de les estudiantes de las escuelas.
Desde la vuelta a la presencialidad, los espectáculos deportivos se vienen programando para realizarse los días de semana, afectando el funcionamiento del Albert Thomas, que se encuentra cruzando la calle y al que concurren más de 1800 estudiantes en los tres turnos. También afecta a otra escuela privada que se encuentra a 50 metros, y del barrio en general, que ve como el "operativo de seguridad” ocupa calles, veredas, ponen vallas, el corte el tránsito, del transporte público y la zona termina siendo literalmente tomada por el evento.
El barrio, los docentes y las familias de los estudiantes que concurren a ambas escuelas se vienen organizando para exigir que los espectáculos deportivos se realicen los fines de semana y no obliguen a suspender las clases de les estudiantes, quienes se ven afectados en acceder a los servicios de transporte que usualmente usan.
Es claro que desde el gobierno de Kicillof, las políticas están más enfocadas en darle prioridad al espectáculo deportivo que a garantizar el desarrollo de las clases en un contexto seguro; desde la Inspección de Técnica así como desde la Jefatura distrital ,a cargo de Nelson Herrera, se presiona a las autoridades del colegio (encabezada por la directora Graciela Villareal) para que la escuela permanezca abierta dando clases en forma habitual a solo ocho metros de un espectáculo deportivo que congrega a 35000 personas.
Hay trascendidos que aseguran que esta exigencia de mantener la escuela abierta en condiciones tan adversas para el alumnado y el cuerpo de trabajadores responde a una interna entre la Dirección de Técnica y la Inspección de Escuelas. Una tensión en el que la calidad educativa es totalmente irrelevante.
Los docentes ya presentaron una nota en apoyo a la dirección del establecimiento y para que se instrumenten medidas para prevenir y velar por la seguridad de los estudiantes a la salida del colegio. "Hay muchos policías, caballos, y perros. Y el ruido que se genera hace que sea imposible dar clase", dijo a este medio una trabajadora de la institución.
Por su parte, el jefe distrital declaró que el club Estudiantes se comprometía a hacer un "corredor seguro" para que les pibes y trabajadores de la educación puedan circular sin dificultades. Esta declaración no hace más confirmar, una vez más, cómo el Estado no se ocupa de garantizar escuelas seguras.
Porque mientras el gobierno permite y favorece que un espectáculo que genera millones de ganancias obstaculice el desarrollo de las clases, las escuelas siguen sin recursos para arreglar los baños rotos, los techos que se caen y el apiñamiento de alumnxs por falta de espacio. Y el servicio alimentario, vital para tantas familias, sigue dando una banana o una naranja, muchas veces podrida o en mal estado, en un país donde el 50% de las familias están bajo la linea de pobreza. Incluso, 60 escuelas en esta ciudad aún están sin gas a días del comienzo del invierno.
Un grupo de familias y vecinos están participando de la organización junto a les docentes para que la educación de les pibes esté primero que las ganancias de unos pocos. Esta es la salida para poder cambiar y detener políticas en donde la mira sigue puesta en seguir llenando los bolsillos de los dueños de todo.