Con una actuación discreta del equipo pero sobresaliente de Messi, el seleccionado de Martino goleó por 5-0 a Panamá, que jugó 60 minutos con uno menos. Otamendi, Agüero y Messi por 3, los goleadores.
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Sábado 11 de junio de 2016
Foto: sitio trome.pe
El combinado nacional logró la clasificación a cuartos de final con una goleada resonante. Un 5 a 0 inobjetable ante un equipo panameño que se encontró en la adversidad desde los 7 minutos, con un gol tempranero de Otamendi tras tiro libre de Di María, y que profundizó su deriva con la expulsión de Godoy a los 30 minutos. Argentina pasó el examen pero la calificación todavía no es la mejor: faltó el juego que se esperaba de este plantel, uno de los más poderosos del torneo. Pero Messi hace la diferencia y con sólo media hora inclinó la balanza a favor de la celeste y blanca.
El trámite del partido le facilitó las cosas a la selección del Tata: la tranquilidad del marcador favorable antes de los 10 minutos y tener la ventaja de un jugador más por la doble amarilla (que suma como resultado una roja) a Godoy. Una muestra del “talón de Aquiles” de Panamá, de su gran debilidad: la inocencia para manejar el partido, ya que el jugador fue expulsado por una falta innecesaria (un manotazo a Gaitán) en la mitad de la cancha, que no servía para cortar ninguna jugada de peligro ni avance potencialmente profundo.
Hacia los 25 minutos del primer tiempo Argentina no lo pasaba muy bien y en la estadística de la primera etapa, fue Panamá el que buscó más el arco rival, aunque le cedió la pelota al seleccionado nacional. Pero esa expulsión allanó el camino a la victoria.
Sin embargo el funcionamiento no aparecía y la lesión de Di María desarmaba el esquema. Así se fueron a los vestuarios.
En el segundo tiempo, Argentina tenía más iniciativa pero poca claridad. Pero a los 15 minutos, Martino dispuso la entrada de “la Pulga” y cambió todo. Con 10 minutos en cancha, ya había aportado cambios de frente, habilitaciones y un gol que capitalizó con su olfato de cañonero tras un error de la defensa de Panamá (un despeje defectuoso y rebote casual en la cara de Higuaín , de lo poco que aportó el delantero que se mostró errático). Messi evaporó todas las especulaciones con fútbol.
Y por si eso fuera poco, Lio demostró uno de sus puntos fuertes: la contundencia en el área, la frialdad y calidad para definir. Como en el golazo de tiro libre, de “Play Station”, al primer palo del arquero Penedo que no pudo hacer nada con su estirada. Y redondeó el triplete (o “hat trick” como se conoce en este fútbol globalizado) con una jugada “a lo Barcelona”, sacándose defensores de encima en una baldosa.
La Selección se ponía 4-0.
Con esa inyección de juego, se animó Marcos Rojo a trepar por la punta (muy buena actuación del lateral) y le sirvió la pelota al Kun Agüero (que reemplazó al Pipita Higuaín) para cerrar en 5-0.
Otro punto fuerte estuvo en Mascherano, que respondió en los pocos momentos en que “las papas quemaban” como un contraataque en el que quedó sólo frente a tres atacantes y ganó la pelota. Un león.
Argentina no fue mucho más que eso y el resultado termina siendo un poco exagerado en relación al trámite del partido. Pero esta selección tiene a Messi, un genio sin demasiada personalidad –como opina Maradona- que no habla en la cancha ni dice nada muy interesante en las declaraciones previas o posteriores.
Pero se comunica con los pies, con la vista y su agilidad mental; le alcanza y sobra para cambiar el resultado y ponerle condimentos sabrosos a un partido desabrido como el que transcurría sin pena ni mucha gloria en Chicago. Y con su juego clasificó al equipo argentino y dijo todo lo que tenía para decir.