La escasez de gasolina, las medidas adoptadas en la cuarentena y el deterioro de los servicios públicos se ha encontrado con la resistencia popular en varios puntos de Falcón. La respuesta del Estado, como de costumbre, es más represión.
La Izquierda Diario Venezuela @LaIzqDiario_VE
Martes 14 de abril de 2020
Foto: Protesta en Punta Cardón, 31 de marzo
Desde el 31 de marzo, el estado Falcón ha sido escenario de fuertes protestas. En Tucacas, La Vela, Carirubana, Zazárida, Cumarebo, Punta Cardón y otras localidades; el pueblo ha trancado las vías, protestando por el deterioro o la paralización completa de servicios tan vitales en una pandemia como el agua o el gas y el retardo en la entrega de las cajas CLAP, pero en su mayoría fueron protagonizadas por pescadores exigiendo gasolina para sus lanchas.
Si el pescador no sale a alta mar, no come. Es en estas poblaciones abandonadas donde es más crítico el impacto de la escasez de gasolina. Y aunque las actividades agropecuarias se encuentran dentro de los sectores “priorizados” que tienen permitido laborar en la cuarentena, lo cierto es que no se les ha garantizado el vital despacho de combustible para poder continuar las labores de pesca y los militares que manejan el abastecimiento de gasolina les han respondido que “no habrá pesca”, y que no están incluidos dentro de los sectores priorizados. Los pescadores denuncian no estar siendo atendidos y por tanto encontrarse paralizados desde que empezó la cuarentena el 16 de marzo.
En Falcón la situación es crítica, las colas son interminables y ya hay dificultades para reponer a tiempo los inventarios de alimentos en las ciudades.
El 30 y 31 de marzo, pescadores y pobladores de Colina, Carirubana y Zazárida trancaron las carreteras Falcón-Zulia y Morón-Coro, principales vías de comunicación del estado. El 1 de abril se dio otra manifestación a la altura de Puerto Cumarebo.
El 7 de abril se dio una fuerte protesta en la Falcón-Zulia, entre las poblaciones Cabecera y Río Seco. Alrededor de 100 manifestantes trancaron la vía. Exigían despacho de gasolina para sus lanchas, cajas CLAP, agua potable y gas doméstico. En la desesperación por el hambre, se presentó el intento de saqueo de una gandola. La GNB reprimió a los manifestantes, detuvo a seis personas y un hombre fue herido de bala en el pecho y trasladado a un hospital de Coro.
Foto: Protesta en la Falcón-Zulia, entre Río Seco y Cabeceras, 7 de abril
El mismo día, en la población de La Vela, a 20 minutos de Coro, también hubo una protesta por el agua, con semanas sin llegar por las tuberías.
Al día siguiente a los protestantes detenidos y a uno más procedente de la población de Cumarebo (en total 7), se les imputó el cargo de "terrorismo biológico" con lo cual Edward Ojeda, comandante de la ZODI declaró que "no se permitirá bajo ningún concepto manifestaciones públicas, ni cierres de vías, argumentando que va “contra las medidas de cuarentena social para prevenir el Covid-19”. Se prohíbe el derecho legítimo a la protesta, mientras que se fuerza al pueblo a recluirse en sus casas, sin poder percibir ningún ingreso, en un colapso total de los servicios básicos y con los precios por las nubes.
Foto: Protesta en la Falcón-Zulia, entre Río Seco y Cabeceras, 7 de abril
Al pueblo que protesta se le criminaliza severamente, acusándoles de algo tan grave y disparatado como “terrorismo biológico” por rebelarse frente al hambre y la precariedad que se le ha impuesto y que los jefes militares, burócratas y empresarios no padecen.
Hoy 14 de abril, volvió a presentarse una protesta en el Estado, en la que conductores que llevaban 8 días en cola por la gasolina trancaron la vía, reteniendo a una gandola que transitaba.
Es lamentable que en Falcón, donde se encuentra el Complejo Refinador Paraguaná, con una capacidad instalada de refinación de 955mil barriles por día, se presente esta dura situación. El consumo nacional actual se ubica en “tan solo” 150mil barriles. Es el resultado de la administración de la burocracia gerencial y el privilegio de los pagos de deuda externa por años por encima de las necesidades elementales de la clase trabajadora, incluso en desmedro del elemental abastecimiento de combustible, vital para toda la nación. Las criminales sanciones imperialistas han venido a darle la estocada final a una situación crítica.
Es necesario que la clase trabajadora imponga su propio programa contra la pandemia y la catástrofe nacional. Por condiciones básicas para que el pueblo pueda sobrevivir la cuarentena y que cese la represión a los que luchan. Que la crisis la paguen las grandes fortunas y no las mayorías populares. Que cesen las sanciones que solo castigan aún más al pueblo.