La condena de la Corte de Apelaciones en Roma a cadena perpetua a varios represores del Plan Cóndor, entre ellos varios uruguayos, es un triunfo para los militantes y organizaciones de DD.HH. que durante décadas lucharon contra la impunidad, pero todavía quedan pendientes muchas injusticias sostenidas por el régimen del Club Naval.
Lunes 15 de julio de 2019 15:48
Hace una semana la Corte de Apelaciones de Asis en Roma condenó a cadena perpetua a varios represores participantes del Plan Cóndor por los delitos de desaparición forzada y homicidio. Son 13 los represores uruguayos condenados, entre ellos Jorge Troccoli (residente en Italia luego de ser ayudado a escapar por las autoridades uruguayas) y Pedro Mato Narbondo que permanece fugado en Brasil, los restantes (José Gavazzo, Luis Maurente, Ricardo Medina, José Sande Lima, Ernesto Soca, Ernesto Ramas, Jorge Silveira, Gilberto Vázquez, Juan Carlos Larcebeau y el civil Juan Carlos Blanco) tienen condena en Uruguay aunque en su mayoría con privilegios varios como la prisión domiciliaria y las cárceles vip, el fallecido Ricardo Arab completa la lista.
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Los que cumplen condena en Uruguay podrán ser extraditados a Italia una vez cumplan con la misma, Jorge Troccoli sería el represor uruguayo que podría ser encarcelado en lo inmediato y Mato Narbondo debería ser apresado por la INTERPOL para ser extraditado.
Un triunfo en un mar de impunidad
Sin dudas la condena de estos represores del Plan Cóndor es un triunfo del movimiento de derechos humanos en el marco de un panorama de impunidad de décadas, donde en Uruguay por ejemplo solo han sido juzgados un puñado de represores del conjunto mucho más amplio de represores y cómplices que participaron de la tortura, desaparición forzada y múltiples delitos de lesa humanidad. Entre este puñado hay varios de los también condenados en Italia y que gozan de diversos privilegios, viviendo varios de ellos actualmente casi en libertad (son reiteradas las denuncias de la violación a la prisión domiciliaria). Otros todavía gozan de su impunidad e incluso algunos en condición de prófugos como Eduardo Ferro y Mato Narbondo.
Uno de los condenados es Jorge Troccoli que se había logrado escapar a Italia gracias a la vista gorda y la ayuda prestada por funcionarios que no cumplieron debidamente su trabajo al igual que pasó más recientemente con Eduardo Ferro, pero a no confundirse, la responsabilidad o complicidad individual de determinados jerarcas responde en última instancia a la omisión e irresponsabilidad política de los jefes políticos, en estas dos oportunidades las fugas se dieron bajo los gobiernos del Frente Amplio y en particular las presidencias de Tabaré Vázquez.
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También es alarmante lo denunciado en el Semanario Brecha este último viernes donde se informa que personal de la Armada Nacional estuvo destruyendo archivos que tenían que ver con el accionar genocida de Jorge Troccoli en los setentas y de sus jefes de la época como el Almirante Tabaré Daners (que incluso posteriormente fue jefe de la Armada durante la primer presidencia de Vázquez) entre otros militares ¿Cómo es posible que suceda tal hecho y no hayan caído los actuales jefes de la Armada Nacional ante tal atropello? ¿Cuáles son las excusas “razonables” que dijo recibir el ministro de Defensa Bayardi cuando pidió explicaciones? ¿No debería el Ministro ante tales hechos graves dar una información más detallada y seria de lo sucedido incluidos los mandos responsables de tales acciones?
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Luego de más de treinta años del fin de la dictadura sigue apareciendo como natural el descubrimiento de información hasta ahora reservada u oculta, e incluso su destrucción. Las autoridades deben dejar de dar excusas y permitir la apertura irrestricta de todos los archivos de la dictadura todavía escondidos en unidades militares, para que de una buena vez se ponga al descubierto la verdad sobre el accionar criminal de todos los represores y sus cómplices.
Para la foto
Si algo faltaba era el bochorno para la foto que protagonizaron el Secretario de la OEA y cipayo de Trump Luis Almagro y el Secretario de la Presidencia Miguel Ángel Toma que hace unos meses quedó expuesto por ser uno de los principales encubridores junto con el presidente Vázquez y Manini Ríos de lo destapado con el informe del llamado “Tribunal de Honor” del Ejército. En sendas entrevistas y declaraciones públicas los funcionarios intercambiaron acusaciones acerca de los trapos sucios en la intervención del Estado uruguayo ante el tribunal de Roma y achacándose mutuamente las responsabilidades por la absolución que habían logrado los represores en la primera instancia. En aquella oportunidad otro figurón como Rául Sendic había viajado para la foto y como los figurones de ahora eludiendo las responsabilidades que le cabían, lo que provocó la indignación de algunos familiares de desaparecidos.
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Esta patética reacción de bandos en el pasado “amigos” (Almagro fue Canciller bajo un gobierno del Frente Amplio) es una falta de respeto a la memoria de los compañeros desaparecidos o ex presos/as y sus familiares, que sufrieron la represión del Plan Cóndor.
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Porque el triunfo logrado en Roma o cualquier otro lugar contra la impunidad no se debe ni al accionar de ningún figurón, ni a las acciones puntuales de determinado gobierno que durante años y hasta ahora continua siendo uno de los principales pilares de la impunidad como lo demuestran hechos muy recientes. Las batallas ganadas a la impunidad se debe a la lucha y la militancia activa que por décadas han sostenido el movimiento de DDHH, las incansables peleas de las madres de desaparecidos como Tota Quinteros, Luz Ibarburu, Luisa Cuesta, María Bellizi, Blanca Nilo y tantas otras ¡Cómo es posible caer tan bajo y tener tanta arrogancia para ponerse por encima de las verdaderas luchadoras!
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La independencia y la movilización es el camino
No es posible derrotar a la impunidad sin la militancia y la movilización de miles, no hubiera sido posible arrancarle al régimen de impunidad del Club Naval y la impunidad general de los que sostienen los Estados participantes del Plan Cóndor, si año a año decenas de miles de personas jóvenes (muchos) y no tanto no salieran a las calles en la Marcha del Silencio, si constantemente hay personas dispuestas a denunciar la prisión domiciliaria de los represores y la impunidad que garantiza la “justicia” y el régimen político para los mismos.
La movilización y la militancia independiente es el camino para derrotar completamente la impunidad del Plan Cóndor y el régimen de injusticias (no solo del pasado) que la sostiene.