Aunque el Encuentro Sindical que se preparaba para el 5 de marzo se haya frustrado, merece una mención la negativa de los compañeros del Partido Obrero a que los referentes nacionales de la izquierda dirijan la palabra a las organizaciones combativas.
Jueves 3 de marzo de 2016 00:02
En pos de hacer todos los esfuerzos por la unidad y que el Encuentro se realizara, el PTS había aceptado este condicionamiento del PO y de Izquierda Socialista. Pero eso no significa acuerdo con ese veto.
En primer lugar, porque viene siendo una tradición en los últimos encuentros sindicales. En segundo lugar, porque sentaba un mal precedente para lo que, creemos, debe ser una estrecha relación entre la izquierda partidaria y las organizaciones combativas del movimiento obrero.
Los compañeros del PO argumentan que debían participar solo quienes tuvieran representación sindical porque de lo que se trataba era de votar medidas de lucha. Pero en el Encuentro Sindical Combativo realizado en Atlanta en marzo de 2014, habló como diputado Christian Castillo, sin que el encuentro estuviera identificado con el Frente de Izquierda ya que participó Carlos “Perro” Santillán y su corriente, a la vez que el PO se negó a ser parte. Eso no significó interferir en el debate de las comisiones realizadas por los referentes sindicales, ni impidió que allí se votaran medidas de acción concreta. Por el contrario, allí se resolvió impulsar los piquetes para el paro nacional del 10 de abril de ese año, inclusive, proponer un acto conjunto para el siguiente 1ro de Mayo, que terminó siendo de las organizaciones sindicales combativas y el Frente de Izquierda, que cerró el propio Jorge Altamira.
En el Encuentro de Atlanta, Castillo señaló cual es la clave de los revolucionarios en la tribuna parlamentaria y que hace indisociable esa tarea con la lucha extraparlamentaria y en los sindicatos: “estamos cumpliendo con el mandato que nos dieron los trabajadores, de estar en las calles, en las luchas y también en las legislaturas y los parlamentos, levantando todas y cada una de las causas de la clase obrera”.
Ese mismo mes de mayo, se realizó un encuentro regional (otra resolución práctica de Atlanta) de cientos de trabajadores alrededor de las luchas que se estaban protagonizando en las empresas de la zona Norte del Gran Buenos Aires. Volvió a dirigir la palabra Christian Castillo como diputado del PTS en el FIT: “No es que creamos que los políticos capitalistas porque presentemos buenos proyectos de ley los van a aprobar, sino porque estar en ese terreno permite amplificar las luchas de los trabajadores, llevar la solidaridad a los conflictos, y quienes mejor que los compañeros que están luchando, los de Calsa, los de Gestamp, los de VW, saben la importancia que tiene, en ese recinto lleno de políticos burgueses, tener una voz de la clase trabajadora y de la izquierda”.
No fueron solo palabras, esa fraternidad entre el activismo combativo de la zona norte y los diputados del PTS en el Frente de Izquierda será una de las claves para un año de resistencia contra los despidos en Lear y el papel jugado por Nicolás del Caño, en el Congreso Nacional y en los cortes de la Panamericana.
Por el contrario, el Partido Obrero, en 2015, convocó a un “congreso” en el Luna Park que no resolvió ninguna medida de lucha y proclamó la temprana candidatura presidencial de Jorge Altamira bajo el lema de “la fusión de la izquierda y el movimiento obrero”. Ahora el Partido Obrero abandona hasta una definición que, aunque no llevó a la práctica, era correcta.