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Red Internacional
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Brasil. Sergio Moro, la causa Lava Jato y sus profundas relaciones con EE. UU.

Los chats que desnudaron la complicidad entre jueces y fiscales reabrieron los cuestionamientos sobre la causa Lava Jato y su parcialidad a favor de los intereses del imperialismo estadounidense.

La Izquierda Diario

La Izquierda Diario @izquierdadiario

Martes 11 de junio de 2019 01:30

Este domingo se conocieron una serie de chats que demuestran la complicidad entre el ex juez Sergio Moro y los fiscales de la Lava Jato. El hecho pone en cuestión la mega causa que puso tras las rejas a grandes empresarios y políticos, entre ellos el ex presidente Lula da Silva, y podría tener consecuencias políticas y judiciales.

Moro, hoy ministro de Justicia del ultraderechista Jair Bolsonaro, siempre sostuvo una supuesta “imparcialidad” en la causa. Sin embargo, los hechos muestran su profunda relación con EE.UU. y sus intereses en la región.

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El sitio Wikileaks reveló hace tiempo el informe enviado al Departamento de Estado norteamericano sobre un seminario de cooperación, realizado en Río de Janeiro en octubre de 2009, con la presencia de miembros selectos de la Policía Federal (PF), el Poder Judicial, el Ministerio Público, autoridades norteamericanas y delegaciones de México, Costa Rica, Panamá, Argentina, Uruguay y Paraguay.

El seminario tenía como título de “PROYECTO PUENTES”: construyendo puentes para la aplicación de la ley en Brasil”, en el que se trataba de consolidar el entrenamiento bilateral para la aplicación de leyes y habilidades prácticas de “contraterrorismo”.

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El memorándum relata el “gran entusiasmo” con el que los fiscales y jueces federales brasileros disiparon los temores que el término “contraterrorismo” despierta en amplios sectores, nada menos que el discurso con el que George W. Bush buscó revestir el derecho inalienable del imperialismo norteamericano de actuar como “policía del mundo” luego de la caída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría.

En el informe aparecía el relato de nada menos que Sérgio Moro, hablando sobre los “cinco puntos más comunes del lavado de dinero en Brasil”. Sin dar cuenta de detalles específicos sobre la exposición del jefe de la “República de Curitiba” (residencia de Moro), el informe da cuenta que se dieron acalorados debates, en los que el equipo de entrenamiento yanqui, virtuosos en la falta de decoro, enseñan a los pupilos brasileros y extranjeros los secretos de la “investigación y castigo en los casos de lavado de dinero, incluyendo la cooperación formal e informal entre los países, confiscación de bienes, métodos para obtener pruebas, negociación de la delaciones, uso del examen como herramienta, y sugerencias sobre cómo lidiar con Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) sospechadas de ser usadas para el financiamiento ilícito”.

En otro pasaje se lee que “los participantes solicitaron entrenamiento adicional, sobre la recolección de evidencias, entrevistas e interrogatorio, habilidades usadas en los tribunales”. Este interés se explicaría por el hecho de que “la democracia brasilera no llega a los 20 años. Así, los jueces federales, fiscales y abogados brasileros son iniciados en el proceso democrático, no fueron entrenados en cómo lidiar con largos procesos judiciales [...] y se encuentran incapacitados para utilizar eficazmente el nuevo código criminal que fue alterado completamente”.

El informe concluía con la idea de que el “sector judicial brasilero claramente está muy interesado en la lucha contra el terrorismo, pero necesita de herramientas y entrenamiento para empeñar sus fuerzas eficazmente. Fiscales y jueces especializados dirigen en Brasil casos significativos involucrando corrupción de individuos de alto escalafón”.

De esta manera, la causa Lava Jato, encarceló algunos altos empresarios y directores de empresas basándose en un falso discurso "anticorrupción" con el objetivo de debilitar las posiciones de las empresas nacionales en beneficio de los monopolios imperialistas con los que compiten, como el caso emblemático de la petrolera Petrobras.

Más tarde, el juez Moro utilizó los métodos judiciales arbitrarios recomendados por EE.UU. con fines claramente políticos para impulsar el golpe institucional contra Dilma Rousseff e imponer un gobierno mucho más afín a los intereses imperialistas y de la derecha local.

Y los servicios de Moro no terminaron allí. Posteriormente consiguió encarcelar a Lula y proscribirlo en las elecciones presidenciales de 2018 bajo la acusación nunca probada de que había recibido un triplex a cambio de favorecer a la empresa OAS en contratos con Petrobras.

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Aprovechando la imbricación del PT y sus dirigentes con todo el sistema de corrupción brasilero que ya había saltado en 2005 con el escándalo del Mensalao, Moro fue una pieza clave en la consolidación del régimen golpista de Michel Temer y el triunfo del ultraderechista Bolsonaro quien rápidamente lo premió nombrándolo ministro de Justicia apenas asumió la presidencia.