Tras otro verano de calor sofocante e incendios, la crisis climática es más evidente que nunca. Frente a ella, no nos vale ni la derecha negacionista amiga de los empresarios que la producen ni el bloque “progresista” que en cinco años no ha tomado una sola medida efectiva. ¡Salgamos a luchar por un salida revolucionaria y socialista!
Jueves 14 de septiembre de 2023
Venimos de un verano donde la crisis climática se ha hecho notar más que nunca. Incendios en todo el hemisferio norte que tiñeron de rojo los cielos de Nueva York, alertas por calor que dejaron 45ºC en México, 52ºC en China y más de 53ºC en el Valle de la Muerte de California… unas temperaturas y desastres que rozan lo inhabitable y que amenazan la vida de millones de personas.
En el Estado español se han sufrido 4 olas de calor este verano: 20 días de temperaturas asfixiantes y el fallecimiento de más de 2.000 personas. Unas olas de calor que el año pasado dejaron un total de 61.000 muertos en todo Europa. Esta emergencia climática se suma a la guerra de Ucrania, con cuyos efectos los gobiernos de la Unión Europea han renunciado a sus modestos planes de reconversión ecológica: han aumentado el uso de combustibles fósiles y han pasado a considerar el gas y la nuclear como energías verdes e invierten millones en la industria armamentística (una de las más contaminantes) para llevarnos a nuevos escenarios de conflicto y guerras.
Además, los países europeos mantienen una dominación imperialista con aquellos donde se encuentran los recursos necesarios para la supuesta transición ecológica que quieren llevar a cabo. Solo un ejemplo: los lazos de explotación y extractivismo con países como Argentina, Bolivia y Chile, donde se encuentra la mayor parte del litio utilizado para hacer baterías de coches eléctricos. Oponernos a la crisis climática es hacerlo también a los supuestos planes de reconversión ecológica que empobrecen regiones enteras, desposeen a las comunidades originarias y dejan un desastre ambiental, como en el caso de las minas de litio.
Esta crisis ecológica se siente especialmente en la juventud, que somos quienes vamos a tener que lidiar con sus peores consecuencias. Una juventud a la que nos dicen que es más fácil el fin del mundo que el del capitalismo. Además, somos quienes sufrimos más precariedad laboral, problemas de salud mental, problemas económicos en nuestras familias que nos impiden estudiar lo que queremos, dificultad para independizarnos, persecución policial… y todo ello se suma a un sistema educativo que nos obliga a memorizar sin pensar y donde no se abordan los grandes problemas sociales como el machismo, el racismo, la LGTBifobia ni la crisis ecológica.
Lxs jóvenes estamos hartxs de ver cómo avanzan las ideas reaccionarias de la derecha en nuestras aulas y cómo se instala su discurso que nos persigue y que niega el cambio climático. Hartxs de discursos como el de Ayuso que dice que contra la crisis climática hay que poner plantas en los balcones o como el de Vox que dice que el cambio climático evitará muertes por frío. Pero también estamos cansadxs de que quienes dicen que van a parar a la derecha tampoco hagan nada. El gobierno “progresista” rescató con 1.350 millones de euros a las eléctricas, aumentó un 26% el gasto militar en 2023 y permitió infiltraciones policiales en grupos ecologistas. ¿Así se para a la derecha?
A la juventud se nos dijo que teníamos que votarles porque venía la derecha. Pero dos meses más tarde, los supuestos “progresistas” prefieren una España facha que rota. Prefieren poner por delante la sacrosanta unidad de España y avalar la represión al movimiento democrático catalán que aceptar la amnistía de los encausados por luchar en Catalunya para no repetir las elecciones. Prefieren declarar terroristas a los grupos ecologistas Extinction Rebellion y Futuro Vegetal antes que a las eléctricas que contaminan o a los bancos que desahucian.
En Catalunya, ERC aprobó los presupuestos de la mano de PSC y Comunes con megaproyectos a medida de la patronal catalana. Casinos y carreteras para continuar apostando por un modelo de turismo masivo, precario y contaminación mientras se busca una vía para la ampliación del aeropuerto.
Por eso, este 15 de septiembre, desde Contracorriente y Pan y Rosas salimos a la calle en una nueva Huelga Climática Global. Salimos para decir bien alto que frente a la extrema derecha negacionista, el bloque “progesista” no es una alternativa, que no estamos dispuestas a aceptar la represión estatal y que exigimos la amnistía de todos los represaliados por luchar: ecologistas, sindicales, del movimiento democrático catalán, trabajadores en huelgas y un largo etcétera. Salimos para pelear por el fin de este sistema asesino que nos deja sin futuro.
Porque hay una alternativa: la que va de la mano, no de las empresas, sino de los y las trabajadores, las mujeres, las migrantes, las personas LGTB y el resto de los sectores a los que este sistema asesino no tiene nada que ofrecer. Uno que con la fuerza de la clase trabajadora pueda poner en jaque este sistema y a sus gobiernos. Uno que siga el ejemplo de la lucha en Jujuy (Argentina) donde la clase trabajadora y el pueblo se levantaron para exigir el fin del saqueo del litio y la represión de la movilización. Para seguir el ejemplo de Francia, donde la clase trabajadora y los estudiantes salieron a pelear contra el aumento de la edad de jubilación de Macron. Para seguir el ejemplo de lxs grandes luchadores que han puesto en pie revoluciones como la Revolución rusa. Ese es nuestro ejemplo: hay una salida socialista y está en nuestras manos construirla.
¡Si el capitalismo destruye el planeta, destruyamos el capitalismo! Ni derecha negacionista, ni bloque “progresista”. ¡En lucha por una salida revolucionaria y socialista!