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Red Internacional
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Demagogia No. Si las CTA, Moyano y Palazzo rechazan el ajuste, que convoquen ya asambleas y un plan de lucha

Referentes del moyanismo, de la Corriente Federal y de las CTA’s firman un documento reclamando que “la deuda no la paguen los de abajo”. ¿Por qué este reacomodamiento de los dirigentes sindicales sin los “gordos”, luego de dejar pasar el ajuste y la votación del FMI? ¿Qué fuerza necesitamos para que la crisis no sea a costa de las y los trabajadores?

Viernes 1ro de abril de 2022 19:58

En el marco de los 40 años de la histórica movilización por Paz, Pan y Trabajo, los principales referentes del moyanismo, de la Corriente Federal, de la CTA de los trabajadores y de la CTA Autónoma, firmaron un documento en el que reclaman «Que la deuda no la paguen los de abajo».

Entre los firmantes se encuentran dirigentes sindicales como Pablo Moyano dirigente camionero y cosecretario de la CGT -quien recientemente recibió a Máximo Kirchner- Hugo Yasky secretario general de la CTA, Sergio Palazzo de bancarios, Hugo Godoy Sec. General de ATE Nacional y Sec. Adjunto de la CTA Autónoma, Edgardo Llano Sec. General del sindicato aeronáutico de APA, Sonia Alesso de CTERA, Roberto Baradel de Suteba, Claudio Marín Secretario Adjunto de Foetra, Beto Pianelli de AGTSyP, Catalano de ATE capital, entre otros.

Pidieron que para cumplir con el FMI se prorrogue el impuesto a las grandes fortunas y que se ponga a tributar a los «100 agentes» que fugaron divisas. En el mismo critican el acuerdo firmado con el FMI y califican a las revisiones trimestrales como “pérdida de soberanía”. Además aseguran, como veremos luego, que “ante cualquier ajuste nos convocaremos nuevamente a las calles”.

La particularidad es que el texto no lo firma el sector de “los gordos”, fuertemente alineado con el presidente. Pero hagamos un recorrido de cómo actuaron hasta ahora…

“Recalculando”

La lectura de la carta tiene que partir de que se trata de una “reacomodamiento”, al menos discursivo, de su actuación hasta hoy mismo. Estos sindicatos han dejado pasar un ajuste que en los últimos años ha golpeado el salario real y hundido a millones en la pobreza y precarización, y ha tenido como corolario dejar pasar la aprobación el pacto con el FMI que ahora critican sin haber movido un pelo.

Recordemos que desde la conducción de la CTA de los trabajadores, el oficialista Hugo Yasky había defendido el acuerdo como “un mal necesario” y que se abstuvo en el Congreso como diputado del Frente de Todos. A modo de especulación había dicho “si dependía de mi voto, lo hubiéramos apoyado”. Pero no fue el único, la Corriente Federal, que es parte orgánica de la CGT también se abstuvo en el recinto. Incluso dejó sus lugares en las comisiones para “no obstaculizar” el dictamen previo a la votación.

En el caso de ATE, el dirigente de la seccional capital Daniel Catalano, de la lista Verde y Blanca, hizo críticas sobre aspectos parciales al acuerdo pero no existió un pronunciamiento de rechazo de ATE capital como gremio, ni tuvo política alguna que busque poner a jugar la fuerza del gremio que conduce para expresar un fuerte rechazo al acuerdo. Existió un plenario de delegados de la ciudad realizado en febrero, en el que a propuesta de la agrupación Marrón Clasista, se votó por absoluta mayoría participar de la movilización del 8 de Febrero en rechazo al acuerdo y el ajuste, sin embargo el día de la propia movilización, la conducción de ATE brilló por su ausencia, en línea con su orientación de “dejar correr” en los hechos la política ejecutada por Guzmán y Fernández.

En el caso de Hugo “Cachorro” Godoy, de la CTA autónoma y de ATE Nacional si bien expresó su rechazo al acuerdo, no parte de un desconocimiento soberano de la deuda sino de la crítica de que la negociación podría haber sido mejor, tratando de exculpar al gobierno de Frente de Todos. Frente a esta posición llamó a una movilización divisionista sin buscar confluir con la que fue convocada por el Frente de Izquierda junto a más de 200 organizaciones desde el espacio de Parque Lezama.

Previo a la votación del acuerdo con el FMI en el Senado, varios de los firmantes de este nuevo documento como Catalano y Claudio Marin, ya habían publicado una carta sin hacer mención aluna al FMI pidiendo “moderación del campo popular para mantener la unidad del Frente de Todos y enfrentar a la “derecha neoliberal”.

¿Por qué este reacomodamiento de los dirigentes sindicales sin los “gordos”?

El ajuste está en curso. 17 millones de pobres, 20 puntos de caída del salario real, la mitad de la clase trabajadora precarizada, jubilaciones de hambre. Como decíamos, los sindicatos que firman la carta no han enfrentado seriamente los ataques de Macri y han acompañado la política de este gobierno, que también ha ajustado.

Y el descontento por abajo lejos está de ser gratis para la dirigencia sindical y para el Gobierno. Este malestar se expresa en un sector importante de su propia base social y electoral, viniendo ya de la derrota de las legislativas en 2021. ¿Los motivos? Sobran. Empezando por la suba generalizada de los precios, la inflación que en febrero fue de 4,7 % y en especial los alimentos crecieron un 7,5 %; recientemente se conocieron los números de pobreza informados por el Indec, de un 37,3 %, es decir, 17 millones de personas son pobres, lo que da cuenta del trabajo precario, y del impacto de la inflación sobre los ingresos populares. A esto se le suman más exigencias del FMI con una “recalibración temprana” del acuerdo, lo que ya vimos en una primera revisión trimestral que se adelantó para el mes de mayo y algunas “recomendaciones” de este organismo como una mayor devaluación para cuidar las metas de acumulación de reservas, una mayor “eficiencia” del gasto con foco en las jubilaciones y el avance en “reformas estructurales que aborden las vulnerabilidades estructurales de larga data de la Argentina”. Este descontento se reflejó en estos días en la enorme movilización de los movimientos sociales frente al ministerio de Desarrollo Social, marcha que fue amenazada de represión por un fuerte operativo policial por parte del Gobierno nacional y de la ciudad, y después algunes se preguntan ¿por qué la derecha avanza?

Volviendo a este sector de dirigentes sindicales, su “estrategia” es de diferenciación discursiva y autopreservación, por un lado intentan –al igual que el kirchnerismo- no pagar el costo de las decisiones de Gobierno que traerán peores condiciones de vida para la inmensa mayoría de la población y contener con un discurso crítico como forma de preservarse a medida que avanza la crisis.

Si no es demagogia, pasemos de las palabras a los hechos

En el documento piden tributar a los «100 agentes» que fugaron divisas, pero con el objetivo de recaudar para pagarle la deuda al FMI. ¿Por qué habría que destinarlos a pagar la deuda fraudulenta de Macri y seguir legitimando la herencia macrista? Si el Estado pudiera recuperar los fondos, se podría usar para la emergencia social que significa tener 17 millones de pobres, para educación, vivienda, salud y trabajo.

Lo más llamativo de este nuevo reacomodamiento –por ahora en lo discursivo-, es que declaran que “ante cualquier ajuste nos convocaremos nuevamente a las calles” en reclamo de los salarios, jubilaciones y tarifas “razonablemente accesibles para el trabajador”. Para que no se quede en un discurso demagógico como el que nos tienen acostumbrados, deberían convocar asambleas en los lugares de trabajo, instancias abiertas de deliberación y participación de las y los trabajadores en donde podamos discutir democráticamente y votar un plan de lucha contra el ajuste que se profundizará con el FMI, peleando por recuperar el poder de compra perdido por los salarios y las jubilaciones, por trabajo con plenos derechos para todos y todas, luchando por el reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, para trabajar todos cinco días a la semana, seis horas, con un salario que como mínimo sea igual a la canasta familiar.

No hay que olvidar que todos estos referentes sindicales, dirigen sindicatos con poder de fuego. La CTA nuclea sindicatos muy poderosos como el de docentes (sólo la CTERA a nivel nacional tiene más de un millón de afiliados y afiliadas), el de los trabajadores del subte, aeronáuticos, estatales y decenas de gremios más, que todos juntos y mancomunados serían una fuerza enorme para enfrentar al FMI. En el caso del moyanismo, el Frente Sindical o la Corriente Federal tienen peso en el transporte, automotrices, bancarios y otros servicios e industrias.

¿Qué esperan para convocar a debatir medidas de acción al conjunto de las y los trabajadores? No hay alternativa de frenar las consecuencias del pacto con el Fondo y el ajuste si no es poniendo en juego la fuerza de la clase trabajadora y sus sindicatos. Si no es todo especulación política, como marca la frase del final: “impedir el retorno al poder de quienes nos han hundido en las penurias del neoliberalismo cada vez que accedieron al gobierno”.

Desde el PTS y sus agrupaciones clasistas seguimos apoyando las luchas y peleando junto al sindicalismo combativo y las organizaciones piqueteras independientes. Mientras le exigimos a los dirigentes que pasen de las palabras a los hechos, planteamos también a las y los trabajadores y luchadoras que se organicen con nosotros para ser cada vez más los que peleamos por esto.