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Red Internacional
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COVID-19. "Si no nos mata el virus, nos matará el hambre": Vivir al día en la pandemia

“Si no nos mata el virus este, nos mata el hambre” dice José, cargador de la central de abasto. Él, como millones de personas en el país, “vive al día”. José es padre soltero de dos niñas en primaria y un joven de secundaria. “El día que no trabajo no comen mis hijos” dice el hombre de 38 años con las manos sucias y maltratadas.

Soledad Farfalla Maestra de secundaria, Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase

Jueves 26 de marzo de 2020

Uno de los factores más importantes para enfrentar esta epidemia es el acceso a una alimentación nutritiva y suficiente, pues esta disminuye enormemente la posibilidad de muerte ante el contagio.

De acuerdo con la UNICEF, la falta de una dieta suficiente, variada y nutritiva está asociada con más de la mitad de las muertes de niñas y niños en todo el mundo. Cuando padecen desnutrición, son más propensos a morir por enfermedades.

La carencia alimentaria es una realidad cotidiana, en un país en el que el 49.3% de la población vive en pobreza o pobreza extrema.

Más de 25 millones de personas en el país que carecen del acceso a la alimentación, de acuerdo al CONEVAL.

Esta situación se verá agravada si tomamos en cuenta que cerca del 60% de las y los trabajadores laboran en la informalidad, como los comerciantes al por menor, los trabajadores de la construcción, los trabajadores del transporte, etcétera. Los ingresos de esta población disminuirán considerablemente o dejarán de percibirse ante esta crisis sanitaria.

30 millones de trabajadores informales en riesgo por pandemia

Igual de preocupante es la situación de las personas que trabajan de manera precaria (subcontratada o en outsourcing), quienes al no tener reconocida la relación laboral, se vuelven presas fáciles del despido en estos tiempos.

La historia de José es la historia de millones de trabajadores informales. Ese trabajo que no cuenta con derechos mínimos como la seguridad social, genera el 23% del PIB (producto interno bruto).

¡Que se garantice el alimento para toda la población!

Para garantizar el alimento de José, sus tres hijos y los millones que viven en la misma situación, se vuelve urgente que el estado instale cocinas comunitarias en las que se pueda elaborar y distribuir alimentos nutritivos y suficientes para toda la población que lo necesite.

Dichas cocinas deben ser operadas por trabajadores con plenos derechos laborales, además de garantizar tanto a trabajadores como usuarios las condiciones mínimas de seguridad e higiene para evitar el contagio y la propagación.

Al mismo tiempo, es necesario un subsidio para todos los trabajadores precarios e informales que no puedan ganarse su sustento por la contingencia, equivalente al costo de la canasta básica como mínimo.

Ante la emergencia sanitaria, medidas urgentes para enfrentar el covid-19