Macri lloró dos veces durante el G20 y ya están haciendo encuestas a ver si con eso repunta en votos para 2019. Lágrimas de cocodrilo en tiempos de ajuste.
Cecilia Rodríguez @cecilia.laura.r
Lunes 3 de diciembre de 2018 13:29
Mauricio lloró dos veces durante el G20. La primera fue trasmitida a todo el país por la TV pública. Al finalizar el show Argentum que se realizó en el teatro Colón, el mandatario un sufrió rapto de emoción al mejor estilo Estevanez (según dicen los memes más difundidos).
A los trabajadores del Colón la cosa no los conmovió tanto. Más bien salieron a denunciar que la parafernalia para agasajar a los líderes más odiados del mundo se organizó sin la participación de un solo miembro del elenco estable del teatro. Tampoco se usaron los avanzados equipos qué hay disponibles en el establecimiento. Todo se contrató por fuera -gastando guita al pedo, para decirlo mal y pronto- y se organizó de forma prácticamente clandestina con el objetivo de que ningún laburante del Colón se enterara de la movida. Una celebración de la “flexibilización laboral, la quita de derechos y de salarios”, denunció Federico Fernández, primer bailarín de la institución, en un video que se viralizó en Instagram.
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Igual el presidente se lanzó a llorar a moco tendido, con una compunjez rara que le hizo ganar varias jodas en las redes sociales. Ángela Merkel fue la encargada de consolar al incontrolable mandatario y le dio un abrazo de oso o, digamos mejor, de témpano de hielo. La verdad que la mandataria alemana no parece ser una persona que derroche calidez.
La segunda vez que lloró, según nos enteramos hoy en La Nación, fue antes de comenzar la cena posterior al espectáculo. El diario informa que el presidente tenía que hablar y dar un discurso pero pidió 5 minutos porque seguía en cualquiera. Aparentemente allí habría habido otro abrazo de Merkel y uno de Macron, al menos eso da a entender la nota citada.
Vaya a saber una en qué manual de Durán Barba dice que llorar en frente de los principales líderes mundiales es una buena táctica para ubicar a la Argentina en el escenario internacional. ¿Pensara que así, por lastima, van a lloviznar un par de inversiones? ¿Le venderemos tres caballos más a los chinos? ¿Aceptará Trump unas toneladas más de limones como acto de compasión con el quebrado titular de la Casa Rosada? Ni idea.
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Pero parece que el oficialismo está entusiasmado con las lágrimas de cocodrilo de Macri y ya lanzó encuestas. Eso dice, al menos, el Clarín de hoy. Ya están preguntando a la población si el pucherito que se lanzó el presi les remonta un toque las perspectivas para las elecciones de 2019.
Veremos. Desde estas páginas dudamos que el berrinche presidencial llegue a compensar las penas que viven millones con el ajuste en curso. Le recomendamos a Macri que por lo menos, la próxima que quiera llorar en cámara, se dé bien fuerte el dedo chiquito del pie contra una mesa ratona, a ver si es más convincente.
En otro orden de cosas, aparecieron por provincia de Buenos Aires camionetas ploteadas con el lema Scioli 2019. ¿Será un chiste adelantado del día de los inocentes o es Daniel, el prudente, que quiere volver a las pistas?
Un revival de 2015 que suma patetismo: después de casi tres años de scilencio ante el ajuste macrista o liso y llano acompañamiento del peronismo a las medidas más antipopulares del gobierno, está posible candidatura sciolista es una invitación a que -sea de bronca o de risa- lloremos el resto.
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Cecilia Rodríguez
Militante del PTS-Frente de Izquierda. Escritora y parte del staff de La Izquierda Diario desde su fundación. Es autora de la novela "El triángulo" (El salmón, 2018) y de Los cuentos de la abuela loba (Hexágono, 2020)