La cantautora realizó su presentación en el ND Teatro el pasado viernes 22 de abril. Un show intimo y emotivo, estilo unplugged, sin desperdicio alguno.
Domingo 24 de abril de 2016
Apenas pasadas las 21 h, en un teatro repleto, salieron a escena los músicos. Dando comienzo a la única función que realizaron en Buenos Aires, en el marco de la gira latinoamericana 11 de noviembre, nombre del primer disco de su discografía como solista, dedicado a su padre, y con el que se dio a conocer como autora y compositora en 2012.
Sobre un escenario “minimalista”, que contaba con sólo 4 sillas, una caja de sonido, micrófonos e instrumentos (4); la polifacética artista Sílvia Pérez Cruz, nacida en 1983 en el pueblo de Palafrugel -norte de Cataluña-, acompañada por un trío de cuerdas compuesto por Joan Antoni Pich en violoncelo, el contrabajista catalán Miquel Àngel Cordero y el violinista mexicano Carlos Montfort , realizó un show que duró más de dos horas y recorrió estilos que fueron desde el rock argentino hasta el fado portugués.
La presentación comenzó con Tonada de luna llena del compositor venezolano Simón Díaz, seguida por las primeras palabras que Pérez Cruz dirigió al público. Con un estilo descontracturado contó a los presentes la alegria que le generaba cantar por segunda vez en la Argentina. La vez anterior fue hace diez años, también en Buenos Aires, en el marco del ciclo Migraciones, espectáculo de música catalana y argentina. “Basta de palabras, vamos a cantar” concluyó Cruz, para deleitar con Mechita un vals peruano cuya autoría pertenece a Manuel Raigada Ballester. Seguido por la que sin dudas fue una de las sorpresas de la noche, una armoniosa versión de Carabelas nada del músico rosarino Fito Paez.
La interprete catalana, convertida en una de las artistas más importantes del Estado español, enamoró con canciones propias y ajenas, con una propuesta en la que conviven habaneras, flamenco, fado, rancheras y jazz, todo aunado por la penetrante voz de la joven, pero también por un elaborado trabajo en los arreglos dado que ninguna de las canciones, que no pertenecen a su autoría, fueron interpretadas en sus versiones originales. Así emocionó con su enérgica interpretación en portugués del fado Extraña forma de vida, conocido por Amalia Rodríguez.
A lo largo del show, la bella y espontanea artista catalana desplegó sobre el escenario su versatilidad artística a través de interpretaciones en diversos idiomas. La transparencia de la cantautora dejó en evidencia su profundo sentir, cuando interpretó en su lengua natal: el catalán, el tema compuesto por sus padres (Castor Pérez y Gloria Cruz) Vestida de nit. Seguido de Pare Meu, antes Cruz realizó un pequeño intervalo para derribar el “mito” que le adjudica la autoría del tema “es un poema que le escuche recitar a su autora, ella no me conocía y le pedí permiso para ponerle música (…) no cuenta la historia de mi padre, cuestión que muchos creen, no es mi padre pero a veces se lo pido prestado” contó al público emocionada. Misma emoción demostró al interpretar Corrandes d’exili (coplas de exilio) de Joan Oliver, tema que cuenta la historia de quienes durante la Guerra Civil española debieron exiliarse y cruzaban los Pirineos a pie rumbo a Francia. “Me gustaría dedicaserla a toda esa gente que sigue teniendo que marcharse andando de su país” sentenció Cruz, en referencia a los miles de inmigrantes y refugiados que llegan a Europa.
Hacia el final de la presentación, llegó el turno de algunas piezas de su autoría como Memoria de pez (escrita en homenaje a la poca memoria de su padre, para recordar nombres y demás cuestiones) y Diluvio universal,de su primer disco en solitario 11 de noviembre, combinadas con otras como Verde y No hay tanto pan, de su nuevo disco Domus -casa en latín-, compuesto e interpretado para “Cerca de tu casa”, un documental (donde Cruz interpreta a Sonia, la protagonista del film) sobre los primeros desahucios (2007/2008) en el Estado español, tras la explosión de la burbuja inmobiliaria.
Antes de los bises Cruz improviso un popurrí, que arrancó con Rehab de Amy Winehouse, en base a los temas que desde el público le pedían como tema final. Momento que conquistó un clima de conexión total entre los músicos y el público.
El momento de los bises estuvo repleto de sorpresas, subieron al escenario Juan Quintero, Mariano Cantero y Andrés Beeuwsaert, del grupo Aca Seca Trío, para cantar a cuatro voces Vidala del último día. Luego Cruz interpretó, por primera vez en su historia artística, un tango: Nostalgias, junto al bandoneonista Rodrigo Mercado, a quien conoció por estos días en el bar de Roberto, un clásico de la bohemia porteña.
Luego llegó el final con la interpretación del emblemático Gallo negro, gallo rojo, canción perteneciente a la resistencia española durante la Guerra Civil, en la cual Pérez Cruz fue acompañada por el trío de cuerdas, Mariano Cantero (percusión, bombo) y el bandoneonista Mercado.
“La música tiene que despertar, tiene que hacernos sentir vivos” dijo la interprete en un pasaje del show, no hay dudas que quienes fuimos parte de este maravilloso viaje musical, salimos sintiéndonos más vivos.