Mientras que gran parte de la población mundial no recibió siquiera una dosis de la vacuna anticovid, Estados Unidos, Israel y otros países aprobaron la aplicación de una tercera dosis a su población. La OMS alerta que es "una burla a la equidad" pero sigue sin cuestionar las patentes que son el principal escollo para la fabricación masiva de vacunas.
Jueves 19 de agosto de 2021 13:34
La decisión de los países ricos de aplicar dosis de refuerzo de vacunas del coronavirus mientras millones de personas en África permanecen sin vacunar es una burla al principio de equidad y "amenaza la promesa de un mañana más brillante" para el continente, denunció hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"Justo cuando nuestros esfuerzos parecen estar despegando, África se enfrenta a vientos en contra. Los movimientos de algunos países a nivel global para introducir dosis de refuerzo se burlan de la equidad de las vacunas", dijo en rueda de prensa virtual la directora regional de la OMS para África, Matshidiso Moeti.
Las declaraciones de Moeti se producen un día después de que Estados Unidos anunciara que ofrecerá una tercera dosis anticovid a toda su población desde septiembre bajo el argumento de que su protección disminuye "con el tiempo" y ante el avance de la variante Delta, más contagiosa y predominante en ese país.
La directora regional y otros funcionarios de salud africanos, incluidos los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África, habían advertido contra las inyecciones de refuerzo en las últimas semanas, ya que menos del 2% de la población del continente de 1.300 millones de personas está completamente vacunada.
La situación en África sigue "muy frágil", ya que la variante Delta es ahora dominante en la mayoría de los 54 países del continente, dijo Moeti, y recordó que se confirmaron más de 7,3 millones de casos y más de 186.000 muertes en el continente, donde los sistemas de salud se esfuerzan por proporcionar oxígeno médico y otros cuidados.
La funcionaria de la ONU recordó la situación "ya muy desigual" a nivel mundial en el suministro de vacunas e instó a que, en cambio, se haga hincapié en avanzar en la vacunación de personas en África, cuyos países están muy por detrás de gran parte del mundo en acceso y cobertura, informó la cadena CNN.
A principios de esta semana, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, calificó de "inconcebible" que algunos países ahora estén ofreciendo dosis de refuerzo "mientras tantas personas permanecen desprotegidas".
Moeti dijo que la organización insiste en la necesidad de que "los países más ricos que tienen suministros incluso superiores a su población aumenten sus donaciones a los condados africanos desfavorecidos".
Estas advertencias de la OMS y la ONU, que ya vienen haciendo hace unos meses en relación a la desigualdad, si bien son correctas, están plagadas de cinismo. No apuntan a la única medida que puede acabar con la falta de vacunas en el mundo, como sería la liberación de las patentes de las vacunas.
Por el contrario, la defensa de las ganancias de un puñado de empresas farmacéuticas y laboratorios, dueñas de las patentes de las vacunas contra el coronavirus, está poniendo a toda la humanidad en peligro.
Ya es sabido que la circulación comunitaria del virus en forma extensiva y sobre todo en poblaciones en las que tiene una baja tasa de vacunación (aunque no solo) aumenta el peligro de mutaciones sobre la variante original del Covid-19, abriendo la posibilidad a otras nuevas más contagiosas o letales. Esto podría hacer incluso que las vacunas actuales se vuelvan ineficaces llevando a la ruina el esfuerzo de vacunación actual.
Es lo que pasa parcialmente con la variante Delta que ya es la predominante en todo el mundo y que baja el nivel de eficacia de todas la vacunas existentes en relación a la variante original del covid. La Delta surgió en India por la combinación de alto nivel de circulación y baja vacunación. A pesar de ser el país que más vacunas fabricaba en el mundo, India se vio obligada a exportar casi toda su producción sin poder inocular a su población dando lugar a la mutación de la variante original.
Esta irracionalidad capitalista, que pone en riesgo a toda la humanidad, ahora da un salto al anunciar países como Estados Unidos e Israel que comenzarán a aplicar una tercera dosis de refuerzo, dejando de esa manera a las regiones más pobres con menos vacunas aún y permitiendo que una circulación comunitaria masiva en regiones como África pueda dar lugar a nuevas mutaciones.
Las empresas farmacéuticas y laboratorios por su parte festejan, anuncian ganancias extraordinarias e, increíblemente, hasta aumentos en los precios de las vacunas. La industria del llamado Big Pharma se beneficia de esta situación y si fuera por ellos la solución debería ser seguir dando vacunas de refuerzo de manera indefinada a medida que surgen nuevas variantes.
Es claro que no existe forma de conciliar los intereses de estas empresas con las necesidades sanitarias y vitales de todo el mundo. Solo la liberación de las patentes permitirá que todas los países con capacidad para producir la vacuna (que son muchos) puedan hacerlo en forma masiva y al costo, avanzando en un plan racional y coordinado de vacunación de toda la población.