“El presidente de la gente” no se escucha entre “la gente”, salvo para pequeños escándalos como el copy-paste. Avanzando sin definiciones claras, la campaña de Guillier se conoce por las peleas de camarillas.
Lunes 11 de septiembre de 2017
El slogan de campaña quedó en un anuncio que no encarna. Y la candidatura de Guillier es tema por pequeños escándalos –transversales a todos los parlamentarios- como el reciente de los copy-paste, los informes truchos que pagan millonariamente. Habría más de 40 parlamentarios involucrados.
Sin slogan, sin una definición clara, sin subir en las encuestas, Guillier no prende.
Los partidos que lo apoyan, apenas lo apoyan: hasta el momento, se sabría que los fondos del PPD irían no para apoyar la candidatura presidencial, sino las candidaturas de su lista parlamentaria.
Será por todo esto, que es una candidatura que se desgarra por problemas de camarillas, que disputan no definiciones políticas, sino decisiones menores, espacios de poder, reclamos por ser escuchados.
Así, los partidos se quejan de que no son suficientemente tomados en cuenta.
Las figuras designadas por los partidos para el comando presidencial, amenazan con renunciar si no son escuchados. Y critican la existencia de un comité chico en el que se tomarían las definiciones. Aunque salvo un slogan inerte, no se sabe cuáles son. Y se critican sobre la experiencia que contarían o no en campañas, mientras la campaña no despega.
En un lado del ring, el comité pequeño en el que estarían el ex diplomático Enrique Soler; el publicista Juan Enrique Forch; uno de los hijos de Guillier, Andrés Almeida, y el ex G90 del PPD Harold Correa, el periodista Luis Conejeros. En el otro lado del ring, el comando con los designados por los partidos con Osvaldo Correa generalísimo de la campaña y secretario general del PR; la senadora PPD Adriana Muñoz, jefa del equipo estratégico; el socialista Arturo Barrios, encargado territorial; y el PC Juan Andrés Lagos, encargado comunicacional del comando. Un ring de pelea que parece no pelear por ningún título, salvo por defecto.
